El secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha asegurado que espera cerrar antes del martes el acuerdo con el Gobierno y el resto de agentes sociales para prolongar los ERTE hasta finales de enero, aunque ha insistido en su rechazo a vincularlos de momento con planes de formación. También se ha mostrado “razonablemente optimista” en la negociación de la segunda pata de la reforma de las pensiones, sin negar que será complicada.
“Estamos más cerca de garantizar que se mantiene el cuadro de derechos laborales”, ha declarado en València un día después de que finalizara sin acuerdo la reunión entre Gobierno, sindicatos y patronal para prorrogar los ERTE. Las partes siguen negociando este viernes a pocos días de que finalice el plazo actual el 30 de septiembre, con la intención de aprobar los cambios en el Consejo de Ministros del martes 28.
La nueva prórroga, según fuentes del diálogo social, se estructura en dos fases de vigencia: la primera extenderá los ERTE en las mismas condiciones que las actuales hasta el 31 de octubre, mientras que la segunda introducirá nuevas condiciones y estará vigente entre el 1 de noviembre y el 31 de enero.
Sordo, antes de una reunión con la Generalitat Valenciana, ha destacado que la negociación avanza después de que en la primera reunión hubiera “unas posiciones un tanto alejadas”. Ahora cree que se podrán mantener los derechos laborales marcados desde la primera fase de los ERTE, como la reposición de prestaciones de desempleo o las prestaciones para los trabajadores fijos discontinuos.
Aunque ha confiado en avanzar a lo largo de este viernes en estos flecos, ha hecho hincapié en que es necesario resolver la medida “precipitada” de vincular necesariamente la permanencia de los ERTE y las exoneraciones de la Seguridad Social con planes de formación. “Es una buena idea planteada en un momento inoportuno”, ha avisado.
A su juicio, pensar que España está actualmente en condiciones de ofrecer planes de formación “coherentes” con las necesidades de los afectados por ERTE es “poner piedras en el camino” a esta propuesta que comparten en su sindicato, pero no a corto plazo.
De cara al futuro sí ha defendido que las empresas que acometan cambios estructurales, en lugar de recurrir a los despidos, adapten la jornada laboral e impulsen los planes de formación. “Pero es bastante más difícil hacerlo que decirlo”, ha constatado, ya que cree que es una medida que llega antes de tiempo aunque “no está mal pensada”.
En cualquier caso, el secretario general de Comisiones ha insistido en que esperan cerrar antes del próximo martes el acuerdo de los expediente de regulación temporal de empleo, resaltando su papel este año y medio como “una palanca que ha salvado miles de puestos de trabajo”.
El acuerdo sobre pensiones “puede ser posible”
Sobre la segunda parte de la reforma de las pensiones se ha mostrado “razonablemente optimista” tras una primera que fue “un gran acuerdo que ha cambiado la lógica de cómo enfrentarlas en los próximos 27 años: del recorte a la mejora de la estructura de ingresos de la Seguridad Social”.
“En la medida que sigamos así, creo que la segunda parte del acuerdo, que va a ser complicada, puede ser posible”, ha augurado. Este jueves, tanto CCOO como UGT propusieron que se garantice de manera estructural la suficiencia de las pensiones más bajas, para lo que pidieron que en los Presupuestos de 2022 se incluya la subida de las mínimas y no contributivas por encima de lo que se revalorizarán con carácter general.
Pero Sordo ha reiterado que el índice de equidad intergeneracional “no puede ser el factor de sostenibilidad con otro nombre” ni puede tener como objetivo la rebaja de las pensiones. En cambio, ha reclamado que permita ayudar a incrementar las pensiones, dado que aumentarán un 50% en los próximos 25 años, desde la mejora de los ingresos.
Y este objetivo, en su opinión, se puede conseguir con muchas medidas como la inclusión de las partes máximas de cotización, la subida del salario mínimo o las cotizaciones sociales. “Hay muchos elementos para ser optimistas”, ha reiterado sin mostrarse “particularmente pesimista” aunque sea una negociación difícil.