El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha defendido que la “gran lección” de una figura “clave para la historia de la socialdemocracia” como Willy Brandt fue apostar “siempre” por la “vía del diálogo” para lograr “afianzar la convivencia, aun sabiendo que podía no tener resultados a corto plazo”, y “conseguir así fortalecer la democracia desde una sociedad de respeto”.
“Esa es la diferencia entre el gestor y el estadista: hay que luchar en muchos casos a contracorriente”, ha señalado Puig durante su participación en una nueva edición de 'Diàlegs al Palau', donde ha conversado con el director adjunto de la Fundación Willy Brandt y biógrafo del que fuera canciller federal, Bernd Rother, según ha informado la Generalitat.
En está línea, se ha referido en el acto a la vigencia del legado político de Willy Brandt, del que ha recordado que “ya en los años ochenta defendía que el futuro pasaba por el empleo, la justicia social y la sostenibilidad medioambiental”, unos postulados que, como ha indicado, pueden ser “plenamente asumidos en la agenda actual de prioridades políticas”.
Puig ha defendido que “el reformismo socialdemócrata es el que ha hecho avanzar a la sociedad y el que ha conquistado grandes derechos”, como la universalización de la sanidad, el sistema de pensiones o la gratuidad de la educación, con lo que ha demostrado “tanto históricamente como en la actualidad” que “es el espacio político más confortable para la mayoría social”.
El president ha reivindicado también como herencia de Willy Brandt su “lucha contra la resignación”, y ha señalado en este sentido que “la socialdemocracia debe reencarnar una nueva esperanza”.
Además, ha pedido que Europa “no vuelva a caer en los errores de la primera década del siglo XXI, porque sin una respuesta conjunta potente no será posible reforzar el estado de bienestar”.
Justicia social
Por su parte, Bernd Rother ha subrayado que “la socialdemocracia tiene que recuperar su papel de primera defensora de la libertad, la solidaridad y la justicia social” y ha subrayado que, tal y como propugnó Willy Brandt, la lucha por la libertad y por la democracia “no se puede separar de las políticas sociales”.
Además, ha manifestado que los partidos conservadores tradicionales tienen una responsabilidad “clara” a la hora de blindar la democracia ante el avance de la ultraderecha, porque cada apoyo dado “supone legitimarla como participante normal en el juego político”.