“Recuérdalo tú y recuérdaselo a otros”. Ese es el título de la obra inmortal de Ronald Fraser, y hoy día tal vez sería el mejor lema para no dejarnos perder en la bruma que nos rodea, bruma perfectamente orquestada por las élites de este país con el fin de desviar nuestra atención de lo que de verdad importa y con el objetivo de que la centremos en lo vacuo y lo inútil. Por eso, centrémonos en recordar, en no olvidar.
En primer lugar, según Caritas, en la Comunidad Valenciana un tercio de los hogares ha dejado de seguir tratamientos médicos especializados por no poder permitírselo. Y dos de cada diez personas se encuentran en situación de exclusión sanitaria, bien por no poder permitirse pagar los medicamentos para la conservación de su salud, bien por no poder seguir una alimentación conveniente. Esas son las consecuencias de los hachazos sanitarios que ha perpetrado el Gobierno del PP, hachazos que han supuesto que España invierta hoy en día en Sanidad un 10 % menos de la media por habitante que la OCDE, y que han supuesto un deterioro notable, con consecuencias gravísimas, de nuestro Sistema de Salud.
En segundo término, UNICEF ha advertido que cuatro de cada diez niños de la Comunidad Valenciana, sí, cuatro de cada diez, están en riesgo extremo de pobreza y de exclusión social, un porcentaje superior en cuatro puntos a la media estatal. UNICEF señala además en su informe de la Comunidad Valenciana como los recortes han supuesto un retroceso notable en la igualdad de oportunidades de acceso al derecho a la educación y ha criticado, para mayor escarnio de la señora Català, la peor Consellera de Educación de España, el tremendo descenso en el importe y el número de becas.
¿Y qué podemos decir del drama del paro, de un drama con nombres y apellidos? Pues resulta que estamos con 750.000 hogares en nuestro país donde no entra ningún ingreso, un número de desempleados que no baja de los seis millones de personas, dos millones de las cuales tienen más de 45 años. Y el fracaso del Gobierno es evidente, es tremendo, sobre todo teniendo en cuenta que la reforma laboral sólo ha servido para facilitar el despido, para bajar salarios, y para maquillar las cifras al sustituirse el empleo a tiempo completo por el empleo a tiempo parcial y precario. Nada ejemplifica mejor este fracaso que la principal opción de encontrar empleo de los jóvenes de este país sea la emigración según se ha publicado recientemente.
Por eso, hay que recordar. Por eso, hay que evitar que los árboles interesados no nos dejen ver el bosque. Y es que la importancia de recordar, de no olvidar es algo obvio. Y temido por los políticos, muy temido. De hecho, la mayor parte de sus actuaciones van en el sentido de intentar ocultar, y todavía más cuando se acerca el periodo electoral, su acción de gobierno y de apelar a emociones primarias que anulen el raciocinio.
Y sin duda, una de las cosas que intentará ocultar el PP, dejando al margen su desastrosa gestión económica, sus hachazos a nuestro Estado de Bienestar, su política fuerte con los débiles y débil con los fuertes, es el recorte en las libertades civiles que ha protagonizado el gobierno del señor Rajoy. Así, la Ley Mordaza entronca con lo más rancio de la tradición de la Derecha española e intenta impedir, a través del miedo, que el Pueblo pueda hablar. Y temen que el Pueblo español pueda hablar porque el hartazgo por la corrupción que demuestran los españoles ha llegado a un punto máximo y de no retorno. El caso Noos, el caso Gurtel, el de los sobres, el caso Pujol, el de los Eres en Andalucía, el Pokemon o el de las Black Cards, el de Rodrigo Rato, el de Rus, por poner algunos ejemplos, dibujan un panorama de un país anegado por la corrupción, de una país que iguala e inclusa supera a la Tangentópolis italiana de principios de los noventa, de una cloaca inmunda que hay que limpiar como sea si queremos que se pueda respirar en nuestro país.
Entroncando con lo anterior sin duda también debemos recordar el escandaloso fraude fiscal que padecemos, un fraude fiscal que los voceros de sus amos intentan desviar hacía el españolito de a pie pero que posee la tozudez de los datos de señalar que es protagonizado en un 72 % por las grandes empresas y grandes patrimonios. Así, debemos recordarnos y recordar que 9 de cada 10 empresas del IBEX 35 operan en paraísos fiscales y practican la elusión fiscal y que si el fraude se redujera hasta alcanzar límites medios europeos el Estado recaudaría 40.000 millones de euros más al año.
Podríamos señalar muchas más cosas, pero tal vez lo más sangrante es que mientras se ejecutan a diario desahucios, mientras se recorta a dependientes, el Estado ha empleado decenas de miles de millones de euros en rescatar a entidades bancarias. Entidades bancarias que fueron llevadas a sabiendas en muchos casos a la ruina por sus directivos. Y que nadie ha pagado por ello. Cosas de la impunidad, de la impunidad de los poderosos. Porque no nos engañemos; siguen y se siguen sintiendo impunes. Aunque ahora tal vez un poco menos. De ahí su histerismo y su empeño en lanzar cortinas de humo. De ahí la importancia de recordar. Y mucho más ahora.