La llamada de Carmen Montón para dirigir el ministerio de Sanidad fuerza una crisis en el Gobierno valenciano que se sustanciará en el nombramiento de una nueva inquilina en el departamento con más presupuesto de la Generalitat. El Ejecutivo autonómico se enfrentará a una situación que se ha evitado durante los tres años de legislatura: una remodelación del organigrama del primer escalón del Consell.
Desde que el viernes Pedro Sánchez se convirtiera gracias al éxito de la moción de censura en el nuevo presidente del Gobierno, han sido varios los nombres valencianos que han sonado para los ministerios. Entre ellos, el de la responsable de Sanitat Universal con Ximo Puig. Para seguir manteniendo la paridad en el Ejecutivo valenciano, la persona que sustituya a la desde hoy ministra de Sanidad y Consumo será una mujer con la intención de mantener la paridad en el Ejecutivo bipartito.
Ha habido, hasta hoy, dos remodelaciones de gran importancia en el Botànic, ambas del segundo escalón: la del pasado marzo, donde se tocaron siete direcciones generales que afectaron principalmente a Sanidad y Hacienda, y la de agosto de 2016, con cambios en las secretarías autonómicas dependientes de Presidencia, Vicepresidencia, Hacienda, Sanidad y Economía, tras las elecciones generales. Aquí entraron en el Consell Joan Calabuig y María Such al Instituto de la Mujer, mientras que Maria José Mira cambió a la consellería de Hacienda.
En un Gobierno de coalición y mestizaje, las diferencias de posicionamiento y la tensión en los cambios resulta bastante lógica. Más cuando se trata de una conselleria de tanto peso como Sanidad, la que más dotación presupuestaria tiene (más de 4.000 millones este año). Desde el Ejecutivo de Zapatero en el que coincidieron Bernat Soria y Maria Teresa Fernández de la Vega, un Ejecutivo español no ha tenido dos ministros valencianos. Para Rajoy, los valencianos no sirvieron ni para secretarios de estado.