Este sábado conoceremos definitivamente cuál va a ser el calendario de las primarias del PSPV, para ver quién encabeza la candidatura a las próximas elecciones autonómicas de 2015. A falta de que Francesc Romeu se decida a lanzarse por su cuenta o apoye a otro candidato, la disputa estará entre dos: Ximo Puig y Toni Gaspar.
Los socialistas valencianos llegan, por primera vez en su historia, a este proceso de primarias con una encuesta en la mano que señala que, a pesar del desplome que podría sufrir el PPCV, tan sólo han conseguido aminorar su caída y perderían dos diputados, empeorando el que ya fue el resultado más negativo de su historia. El PSPV no convence ni siquiera cuando lo tiene todo de cara: nunca como ahora los populares valencianos han estado tan contra las cuerdas, con una Generalitat contestada socialmente y en una asfixiante situación económica, con un gobierno de España que, día sí y día también, hace oídos sordos a sus exigencias de una mejor financiación. Por desgracia, pocas cosas simbolizan mejor esa situación que el vergonzoso estado en el que ha quedado el Palau de les Arts tras la caída de parte de su trencadís.
Aunque, hasta ahora, a los socialistas valencianos les han venido lastrando también otros factores externos, queda claro que no han sabido capitalizar el descontento frente a las medidas adoptadas por el Consell y la multiplicación de casos de corrupción en las filas del PPCV. Mientras el PSOE recupera un mínimo terreno aunque sea sólo por el reparto de escaños, el PSPV no saca beneficio de esta inercia.
Frente a esto ¿Qué proponen los candidatos? Ximo Puig es un viejo conocido de la política valenciana. Tras toda una vida en la alcaldía de Morella y una paciente espera, contemplando como sus adversarios de las diferentes familias socialistas se desgastaban entre sí y al partido con ellos, accedió a la secretaría general en 2012. Al haber integrado a uno de sus potenciales rivales (Romeu), ya que éste no consiguió los avales necesarios, y ante el fuerte varapalo que se llevó su virtual oposición interna, Puig ha podido disfrutar de un periodo de bastante tranquilidad para lo que es habitual dentro del socialismo valenciano.
¿Su problema? el mismo al que se enfrentó Jorge Alarte en su momento: su proyección pública en la Comunidad Valenciana es mucho más complicada al no ser diputado en les Corts, a pesar de su escaño en el Congreso de los Diputados. Menos mal que él no ha optado por poner un anuncio en el cine. A su vez, le atenazan los mismo fantasmas que han tenido otros líderes del PSPV: el desconocimiento de cuál es su proyecto real para la Comunidad Valenciana, en el caso de que lo haya, más allá de las reiteradas denuncias de corrupción y despilfarro. Denuncias ciertas pero que nos han resultado suficientes. Estas primarias serán su oportunidad de exponerlo.
Toni Gaspar proviene de una generación totalmente distinta, gente que, si se me permite, sólo ha conocido al PSPV en la oposición y para los que la época de Joan Lerma está demasiado lejos. Un alcalde consolidado en Faura, el candidato que el PSOE de Sagunto soñaría con tener. Comparte con Puig el activo de proceder del mundo de la política municipal, prácticamente el único en el que los socialistas valencianos conservan algunos galones. Señala, acertadamente, que mientras el PSPV siga dividido en familias, no tendrá nada que hacer. Gaspar ya ha intentado ascender dentro del partido y, aunque ha perdido en el proceso la portavocía del grupo socialista en la Diputación de Valencia, se ha recorrido prácticamente todas las agrupaciones y ha logrado reunir una tropa lo bastante grande como para plantearse dar este paso. Compitió por la secretaría general del PSPV en Valencia con otro histórico, José Luis Ábalos, y la perdió por muy poco.
Ahora bien, Gaspar también representa lo que en su momento fue su padrino político: Jorge Alarte. Un alcalde joven, con un discurso renovador, consolidado en la política municipal que venía a disputarle la supremacía del partido a las viejas glorias del lermismo. Su lema era “De una vez por todas, cambio”. Al final, en su breve paso por el liderazgo del PSPV, consiguió lo que pocos líderes socialistas han logrado: unificar a todas las familias para un mismo proyecto. Eso sí, el proyecto era defenestrarle. En el camino dejó la suspensión de militancia de Antonio Asunción o la desbandada de casi 8.000 militantes. Gaspar no tiene prisa y sabe que si quiere presidir la Generalitat o liderar a su partido, esto es una carrera de fondo. Además, Puig controla el aparato del PSPV, está más consolidado y eso le hace partir con ventaja. Curiosamente, el propio Puig tuvo que esperar pacientemente para alcanzar la secretaría general. Pero más vale que tome nota el alcalde de Faura de los errores cometidos por su padrino.
En definitiva, ambos candidatos deben urgentemente armar un discurso de propuestas que no se limite a las fórmulas que ha utilizado el PSPV hasta ahora. Porque cada encuesta que conocemos pone a prueba dónde está el “suelo” electoral de los socialistas valencianos. Y esas encuestas hay otras formaciones, probablemente compañeros de viaje a partir de 2015, que las celebran mucho más que el PP.