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Demonios del fútbol y de la sociedad

Adolf Beltran

València —

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Detenciones y sanciones por los insultos a Vinicius en Mestalla

Contra el racismo en todas las gradas y todas las calles

Las gradas de animación no son una buena idea. Se convierten con facilidad en el caldo de cultivo imprescindible para que el fanatismo ultra asome su feo rostro. En el caso del estadio de Mestalla, ya lo advirtió hace unos meses Carlos Navarro Castelló en este diario: las gradas de animación del Valencia CF y del Levante UD son objetivo de grupos de extrema derecha. Los mismos grupos de extrema derecha de lamentable historial, como los Yomus, que el club había sacado hace un tiempo del estadio.

En un partido de máxima tensión como el del domingo 21 de mayo, en el que el Valencia CF luchaba por salvarse del descenso como consecuencia de una temporada horrible jalonada por las protestas de la afición contra el propietario del club, Peter Lim, los gritos racistas contra el jugador del Real Madrid Vinicius Junior incendiaron su desarrollo precisamente desde la grada en la que han vuelto a infiltrarse los agitadores del fascismo local, bien conocidos de la policía, de los medios y de los ambientes políticos. Lo explicó con claridad la Colla Blanc-i-Negra, una peña antirracista del equipo valenciano: “Son los ultras de siempre, los denunciamos y ahí siguen”. Del papel agitador de conocidos fascistas en lo ocurrido dan testimonio imágenes grabadas antes del partido, cuando se produjo la llegada del autobús de los jugadores del Real Madrid, en las que se les puede ver coordinando los cánticos racistas contra Vinicius Júnior.

El jugador afectado, una estrella de fútbol rutilante y temperamental, que ha sufrido situaciones similares en otros estadios españoles, señaló a uno de los autores de los insultos racistas en la grada y amagó con abandonar el partido, lo que generó un escándalo que ha alcanzado repercusión internacional y ha desencadenado la detención policial de tres de los señalados por haber gritado “mono” y otros insultos a Vinicius, tras la apertura por la Fiscalía de una investigación por delitos de odio. Acto seguido se produjo la expulsión de los implicados de Mestalla por parte del club y el cierre de la grada durante cinco partidos por parte del Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol, además de la imposición de 45.000 euros de multa.

Es comprensible que el asunto trascendiera lo meramente deportivo. En los estadios reverbera en forma de máxima excitación lo que ocurre en la sociedad, lo que pasa en las calles. Lo explicaba Moha Gerehou en un artículo titulado Por qué Vinícius tiene razón cuando dice que España es racista. Y es también evidente la ausencia de medidas eficaces para frenar el racismo en el fútbol español. ¿Pero puede ser lo sucedido en Mestalla un punto de inflexión?

Coincidiendo con el escándalo ha habido en Madrid cuatro detenidos, tres de ellos miembros del grupo ultra Frente Atlético, por haber colgado de un puente un muñeco con la camiseta de Vinicius. Pero el problema es si todo queda en un episodio de repulsa ejemplarizante y un estigma inmerecido sobre el conjunto de la afición del Valencia CF, a la que se ha apuntado desde ámbitos del madridismo de manera injusta (el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, dio marcha atrás en su acusación inicial generalizada a todo el estadio).

El fútbol, como espectáculo de masas altamente competitivo, es un espejo deformado, pero sintomático, de lo que ocurre en la sociedad. Refleja también por ello sus demonios. Y nadie puede dar lecciones cuando en las redes sociales emergen episodios de insultos de odio a entrenadores y jugadores en campos de fútbol de toda la península o se pueden encontrar en las hemerotecas noticias que evidencian, por ejemplo, el machismo de algunos de los que ahora denuncian el racismo. Lo que no tiene justificación, en todo caso, y vuelvo con ello a referirme a las denominadas gradas de animación, es que los clubes faciliten a extremistas, racistas, fascistas y ultras de cualquier pelaje, el acceso al megáfono y al caladero donde reclutar jóvenes seguidores y, si se tercia, contagiar, aunque sea eventualmente, en el ambiente caldeado de un partido, sus despreciables consignas a la masa.

El alcalde de València, Joan Ribó, quien criticó que “no se puede pretender una sanción ejemplar cuando pasa en València y mirar a otro lado cuando pasa, como hace nada, en Madrid”, expresó con toda claridad lo que hay que hacer con los ultras: “Todos sabemos quiénes son y el club sabe que deberían estar fuera”.

La Fiscalía pide tres años de prisión para Emilio Bascuñana

Cerco judicial al exalcalde del PP que cobró de la Sanidad valenciana sin ir a trabajar

Fue una información exclusiva que Sergi Pitarch desveló en mayo de 2018 en elDiario.es: “El alcalde de Orihuela, del PP, cobró durante seis años sin acudir a su trabajo en la dirección territorial de Sanidad”. Pese a la situación en que le dejaba esta noticia y las investigaciones derivadas de ella, el PP volvió a presentar a Emilio Bascuñana en las elecciones de 2019, tras las que revalidó la alcaldía con apoyo de Ciudadanos.

Como suele ocurrir, la situación del “zombi” Bascuñana en relación con unas irregularidades tan flagrantes solo empeoró. Una jueza inició una investigación. En abril de 2022, una moción de censura en la que se pasó de puntillas sobre el caso, apoyada por unos concejales de Ciudadanos, a su vez desautorizados por la dirección de su partido, lo descabalgó. Y ahora se ha sabido que la Fiscalía Anticorrupción solicita para él una condena de tres años de prisión y seis de inhabilitación por supuestos delitos de prevaricación y malversación.

La novedad es que Bascuñana no se vuelve a presentar con el PP a las elecciones. Lo hace en su lugar José Vegara, que aspira a ser alcalde de Orihuela pese a estar procesado por dos delitos contra la Hacienda pública por la gestión de las ITV en la comarca de la Vega Baja, donde parece que la historia se repite una y otra vez.

28M | Elecciones autonómicas y locales

Acaba la campaña, llega la hora de abrir las urnas

En la última semana de la campaña electoral pasaron por la Comunidad Valenciana el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que participó en actos con los socialistas y acudió con la candidata a la alcaldía de València, Sandra Gómez, a un acto en el barrio de El Cabanyal, que se salvó de la piqueta gracias a la actuación del Ejecutivo que él presidía. 

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo volvió a pasar por València, entre otros municipios, para reforzar las opciones de su partido. Y la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, líder de la plataforma Sumar, estuvo en Alicante para pedir el apoyo a  Unides Podemos y su candidato Héctor Illueca a la Generalitat Valenciana, y en València para solicitar el voto a Joan Ribó, de Compromís, para la alcaldía

Aquestes informacions, així com diverses columnes d'opinió i articles de temàtica cultural, es publiquen en la versió en valencià d'elDiario.es. La pots llegir ací.

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