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El Orgullo incómodo

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El movimiento rechaza dejarse condicionar en sus reivindicaciones

El colectivo LGTBI no está para fiestas con las “políticas del retroceso” del PP y Vox

A mediados de mayo, ya advirtieron los grupos integrantes del movimiento LGTBI valenciano, como el veterano colectivo Lambda, Avegal (Asociación de Empresas y Profesionales para Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de la Comunidad Valenciana) o FELGTBI+, de que suprimirían la fiesta posterior a la manifestación del Orgullo para evitar cualquier confusión o apariencia de blanqueamiento de las políticas de las administraciones en manos del bipartito del PP y Vox.“La noche del 28 julio nos refugiaremos en los locales LGTBIQ+ como hemos hecho históricamente cuando no teníamos el apoyo social que hay actualmente”, manifestó entonces Fran Fernández, coordinador general de Lambda.

El colectivo decidió sacar a la calle el malestar ante las “injerencias” y las políticas regresivas en materia de derechos, lo que calificaron como “políticas del retroceso”. Fran Fernández fue muy explícito al apuntar que, desde la entrada del Gobierno del PP y Vox  “se censuran libros infantiles como si fuesen pornografía”; “se pone a dedo a un político a representar a las personas trans, cuando lo único que tiene de trans es ser un tránsfuga de Ciudadanos”; “se están cancelando servicios fundamentales para la juventud”, “se nos arrincona cuando se organizan los Gay Games para que quedemos como un anuncio de Benetton, para dar diversidad”...

El efecto de esa ruptura con la derecha gubernamental se hizo evidente en la fiesta que el 21 de junio organizó en la plaza del Ayuntamiento de Valencia el equipo de la alcaldesa María José Catalá, dentro del programa municipal por el Orgullo. Una asistencia que apenas superó el millar de personas reveló el “fracaso” de una convocatoria que los colectivos LGTBI y la oposición del PSPV y Compromís criticaron como un intento del PP de “apropiarse” de la celebración.

Intentar mantener la apariencia de estar al lado de quienes reivindican la diversidad y no enfrentarse a los socios de extrema derecha, tan hostiles a la visibilización multicolor de sus reivindicaciones por parte de gays, lesbianas, transexuales o bisexuales, es el equilibrismo que intenta, sin demasiado éxito, el PP. Eso le lleva, por ejemplo, en las Corts Valencianes a apoyar con el PSPV y Compromís que se exhiba la bandera del arcoiris en la fachada del edificio, a la que se oponen la mismísima presidenta de la Cámara, la ultracatólica Llanos Massó, y su partido, Vox. O propicia declaraciones poco afortunadas, como las de María José Catalá al justificar que no se cuelgue en el Ayuntamiento de València la bandera LGTBI porque tampoco se hace en el día del ELA, del cáncer o del Alzheimer.

La presión política de la derecha sobre el movimiento LGTBI no es cosa de estos días. Lo evidencian episodios como el que refleja una exclusiva de elDiario.es en la que hemos publicado el audio de un fragmento de conversación del director general de Diversidad, Stephane Soriano, grabado hace varias semanas en el que el alto cargo se refiere al principal colectivo LGTBI valenciano en estos términos: “Que hagan su vida y ya está pero que no nos pidan nada a las administraciones, que no vamos a dar nada... Lambda que se busque la vida a partir de ahora, pero ya”.

Ante las críticas de la oposición en las Corts Valencianes por estas amenazas intempestivas, la vicepresidenta segunda y consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Susana Camarero, centró su defensa del director general puesto en cuestión en calificar de “celebración del insulto” la manifestación convocada este viernes por las entidades LGTBI, elogió el descafeinado acto institucional del 21 de junio y acusó de nuevo a las entidades organizadoras de “haber vivido con privilegios”. 

Como explica en la entrevista publicada por este diario un histórico dirigente del movimiento LGTBI valenciano como Ximo Cádiz: “El PP es el partido que votó, durante los gobiernos de Aznar, hasta cinco veces contra la legalización de las parejas homosexuales; en 2005 se opuso a la reforma del Código Civil que reconoció el matrimonio para parejas del mismo sexo; en 2007 votó no a la Ley reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas (que permitía a las personas trans ajustar su documentación a su identidad de género), es el partido que presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional contra el matrimonio igualitario (que no se resolvió hasta 2012). Es el partido cuyo líder, Alberto Núñez Feijóo, prometió derogar la Ley trans estatal si ganaba las últimas elecciones generales, sus gobiernos son los que han cerrado servicios de información sexual para jóvenes, censuran y esconden libros y películas de temática LGTBI o feminista y anuncian una revisión de las leyes valencianas LGTBI y trans. Deben pensar que no tenemos memoria o que somos imbéciles”. He aquí el fondo de la cuestión. “Todo lo que se recorte en educación sexual es una inversión en agresiones”, advierte.

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