Socio fundador y presidente de APP informática. Empresario vocacional, es un apasionado de los avances de la tecnología digital. Completó los estudios de Informática en la Universidad Politécnica de Valencia y muy pronto, sin acabar el proyecto fin de carrera, tiene las primeras experiencias laborales. En Enero de 1994, con 25 años, consigue ilusionado crear su propia empresa, “APP informática”, junto con sus dos socios y amigos. En verano de 1999, gracias al éxito de las cinco primeras tiendas de informática y las posibilidades de Internet, comienza la expansión de la empresa utilizando el modelo de franquicia. Actualmente APP informática lidera el sector con más de 650 Tiendas distribuidas por todo el territorio nacional.
¡PELIGRO! Internet y la “mochila digital”
Retrasar las manecillas del reloj no es suficiente para detener el tiempo. Qué pocas veces conseguimos la tranquilidad necesaria para observar. Ocurre cuando nuestros hijos duermen o cuando miran absortos la tele. En ese momento, que la ciencia diga lo que quiera, el tiempo se detiene.
Tener un hijo es algo tan maravilloso que resulta imposible describir. Tener dos hijos es estupendo, así juegan entre ellos. ¡Tener tres hijos, o más, es estar loco!
Tengo tres hijos, dos princesas y un campeón. También tengo la perra más buena del mundo y tres tortugas. El hámster se quedó dormido boca arriba y aún no sé que hizo mi mujer con los gusanos de seda, ya no están.
Paula es mi hija mayor y Alejandro el pequeño futbolista. Silvia, la mediana, tiene 10 años y el otro día me dijo con su alegría de costumbre: “El año que viene no llevaré libros, solo un iPad”. Ningún padre hace las horas suficientes en el gimnasio para levantar las mochilas del colegio.
La Mochila Digital es una plataforma online, que permite acceder a toda la oferta digital educativa y adquirir los libros que necesitan los estudiantes. El coste en libros es menor pero hay que contar con el coste de la tablet, dependiendo del centro educativo.
En mi opinión, las tablets que se comercializan en la actualidad les sobra precio y les falta algo de evolución para poder sustituir a los libros actuales. Pero aplaudo la iniciativa, el futuro es de los niños.
La revolución digital nos ha pasado por encima. Nadie podía imaginar que afectara tanto a nuestras vidas, a la forma en la que trabajamos, nos divertimos, nos comunicamos. Todo se transforma en una serie de ceros y unos combinándose de la mejor manera para dibujar un mundo nuevo con ordenadores, consolas, tablets, teléfonos móviles, monitores y televisores. Texto, sonido, fotos y vídeos, en formato digital, fácil de procesar y comunicar. ¡0010101110010101!
Los avances de la tecnología no solo nos maravillan. Algunas veces nos abruman y nos dejan fuera de juego. Que nadie se sienta acomplejado por ello.
Además, educar a los niños no es una tarea sencilla. Vienen sin instrucciones. Necesitan jugar y todo lo curiosean con una energía envidiable. Son tremendos negociadores. Cuando se trata de tecnología, quieren jugar y experimentar con las teclas, los mandos y esas pantallas con colores brillantes. ¡No paran!
Aunque no soy la persona más indicada, lo cierto es que muchos amigos y conocidos me han consultado por este tema. Los padres quieren saber cómo educar a sus hijos en la tecnología.
¿Es bueno que tengan el ordenador en su habitación? ¿Le castigo sin consola? ¿Deben jugar a juegos de guerra? ¿Cuántas horas a la semana debe utilizar la tablet? ¿A qué edad le compro un móvil? ¿Le dejo entrar en redes sociales? Y en definitiva ¿Qué límites “digitales” debemos poner a los niños?
Son preguntas concretas que esperan respuestas concretas. Como tantas cuestiones en la vida, lo primero es tratar el tema con naturalidad. Los principios que deben dirigir a los niños en el mundo “virtual” son exactamente los mismos que utilizamos en el mundo “real”.
Prohibir no es el mejor camino y pensar que no existe no hace que este nuevo mundo desaparezca. Debemos dejar que los niños se familiaricen con la tecnología. En el futuro su mundo va ser así, tecnológico. Los cambios están siendo vertiginosos y su capacidad de adaptación depende de esas experiencias. Encerrarlos en una cúpula de cristal solo los hará débiles.
Cuando yo era pequeño me gustaba jugar o ver películas de indios y vaqueros. Disparos, flechas y alguna cabellera. Me acuso de cazar moscas y de haber matado marcianos sin compasión. No soy ejemplo de nada pero nunca he tenido ningún instinto violento en la vida real.
Los niños no pueden estar todo el día metidos en la pantalla. Deben jugar y hacer ejercicio al aire libre. Estudiar, hacer los deberes y ayudar un poco en casa. Los límites no son malos. No es fácil ser padres y algunas veces nos complicamos la existencia, pasando a formar parte del problema.
¡Pero si hay peligros! Y algunos importantes. Debemos cuidar las amistades que nuestros hijos hacen por internet y la información que difunden. La educación es la única defensa.
La edad no nos libra. Somos todos muy inmaduros con la información que llega de Internet. Hacemos barbaridades, en ocasiones nos creemos lo que leemos sin preguntarnos la fuente. ¿Quien dice ser el autor? Somos muy inconscientes ¡Consultamos hasta problemas de salud sin ninguna precaución! Si los padres hacemos esto ¿Cómo vamos a preparar a nuestros hijos?
El anonimato no es un síntoma de libertad sino todo lo contrario. En demasiadas ocasiones es un encapuchado con las peores intenciones. Y aún más graves son las falsas identidades.
¿Con quién contactan nuestros hijos en las redes sociales? Perdonen si me pongo demasiado serio, pero es la peor enfermedad de Internet. Perjudica a las personas, a las empresas y sobre todo a los niños y adolescentes. El daño pasa del mundo virtual al real especialmente en las etapas de la vida más sensibles a la imagen social.
Para evitar estos peligros no queda otro remedio que informar, educar y acompañar a media distancia. En este tema todo cuidado es poco.
No existen sistemas perfectos. Los cortafuegos, antivirus y antiespías ayudan pero no nos libran de todos los peligros. Es necesario actuar en consecuencia. Nunca guarden en su ordenador información que no quieren que se conozca. No guarden ni suban una imagen o vídeo que no quieran que se vea.
De la misma forma, tampoco nos volvamos paranoicos con la información habitual e imágenes cotidianas. Tengamos la misma prevención y el mismo sentido común que necesitamos cuando salimos de casa. ¿Pasea usted por la calle escondiéndose?
Con información y un poquito de cuidado el miedo desaparece.
¡A disfrutar!
Retrasar las manecillas del reloj no es suficiente para detener el tiempo. Qué pocas veces conseguimos la tranquilidad necesaria para observar. Ocurre cuando nuestros hijos duermen o cuando miran absortos la tele. En ese momento, que la ciencia diga lo que quiera, el tiempo se detiene.
Tener un hijo es algo tan maravilloso que resulta imposible describir. Tener dos hijos es estupendo, así juegan entre ellos. ¡Tener tres hijos, o más, es estar loco!