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Nuevos partidos, viejas costumbres: radiografía de los tránsfugas alicantinos

En todo rebaño hay alguna oveja negra. También en los rebaños cuyos pastores predicaron que no llegaban al terreno a seguir con los vicios del resto de manadas. Hay también rebaños especiales en los que, incluso cuando el órgano ejecutivo del rebaño decide expulsar al miembro cuestionado, esa ovejita no abandona la majada.

En política, a estas reses rebeldes se les llama tránsfugas. En la Comunidad Valenciana, desde las pasadas elecciones municipales y autonómicas, encontramos tres casos, en tres instituciones diferentes, pero con nexos comunes: los tres provienen de nuevos partidos -que no novatos- y los tres, de Alicante.

El primer caso ocurrió en les Corts en enero de 2016 en el seno de la formación morada. Covadonga Peremarch, la diputada autonómica más joven, era expulsada del grupo parlamentario Podemos tras ser sancionada con un año de suspensión de militancia y otro de inhabilitación. El motivo de la sanción fue inflar el censo y concertar acciones de desprestigio contra otros candidatos a las primarias del partido en Alicante. La dirección autonómica de la formación de los círculos instó a la parlamentaria a que abandonara su escaño, pero esta hizo oídos sordos y se convirtió así en la primera diputada no adscrita de esta legislatura. Meses después, ya en mayo, la dirección efectuó su expulsión definitiva del partido. Peremarch, de 25 años y licenciada en sociología, sin pasos previos en política, se defendió de las acusaciones de “pucherazo” en un comunicado, en el que consideraba que el informe de su expulsión “carece de base jurídica y de hechos verificables”. Desde entonces, la diputada ha quedado relegada al grupo de no-adscritos y participación es escasa en les Corts.

Siguiendo con Podemos, esta vez en el ayuntamiento de Alicante, se dio el segundo caso. Si bien la formación morada no se presentó como tal a los comicios, sino bajo la marca Guanyar Alacant, esta regidora provenía de dicha formación. Nerea Belmonte, concejal en el consistorio de Alicante, fue expulsada primero de Guanyar Alacant porque concedió varios contratos menores a la empresa de comunicación de dos compañeros de Podemos. Según la formación“incumplió” el código ético de la coalición en cuatro de sus artículos, por lo que procedieron a su expulsión. También solicitaron al alcalde, Gabriel Echevarri, la retirada de competencias y de sueldo, de los dos asesores con los que contaba y que fuera sustituida en la Junta de Gobierno local. El pasado julio, el Comité de Garantías de Podemos en la Comunitat Valenciana procedió a la expulsión de la edil de la formación. Además, sus excompañeros de Guanyar Alicant han denunciado por redes que la ahora concejal no adscrita haya votado varias veces junto al PP y Ciudadanos para boicotear proyectos del tripartito, que ha perdido la mayoría en el pleno del Ayuntamiento.

Por último, pero no menos llamativo, resulta el caso de Fernando Sepulcre, procedente de Ciudadanos. Sepulcre abandonó de forma voluntaria su partido político, pero no dejó ni el acta de concejal en el ayuntamiento de Alicante, ni renunció a su representación en la Diputación de la misma provincia. El ex de Ciudadanos tomó esta decisión dada la “absoluta persecución” que decía sufrir tras conocerse que intentó que el grupo municipal costeara la reparación de su coche. Sepulcre explicó que, como había venido a política para trabajar “por y para” Alicante, abandonaba la militancia de Ciudadanos, pero no su puesto en el Ayuntamiento ni en Diputación. Así, el edil ha dejado sin representación a la formación de Albert Rivera en la corporación provincial. La Diputación, por contra, le ha reducido un 25% su sueldo, al retirarle la exclusividad y ha cesado a sus dos asesores.