La trituradora de Podem saca de la pista a su vicepresidente en el Gobierno valenciano y prepara a Héctor Illueca como nueva figura institucional

Lucas Marco

31 de agosto de 2021 22:09 h

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La inesperada crisis de Podem, que ha estallado al borde del inicio del curso político y se ha saldado con la salida del vicepresidente segundo del Ejecutivo valenciano, Rubén Martínez Dalmau, ya tiene visos de encauzarse sin demasiado coste para el Pacte del Botànic, el acuerdo entre los morados, PSPV-PSOE y Compromís que sostiene desde 2015 un gobierno autonómico progresista tras dos décadas de hegemonía de la derecha. Las indisimuladas desavenencias internas entre Martínez Dalmau, responsable de las políticas de vivienda, y la secretaria general y portavoz parlamentaria Pilar Lima han acabado con la paciencia del hasta ahora vicepresidente, que ha optado por volver a su puesto de profesor universitario. 

Martínez Dalmau ha confirmado este martes que su sucesor será Héctor Illueca, actual director de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. “El partido no tendrá ningún problema, al contrario estarán muy satisfechos”, ha dicho en referencia a un sustituto que ha propuesto él mismo y que siempre ha formado parte del sector pablista de Pilar Lima. El vicepresidente ha cedido al presidente Ximo Puig la gestión “de los tiempos” aunque ha asegurado que su salida “no es una decisión urgente pero es firme”.

Puig, quien se ha topado una crisis propiciada por batallas internas de sus socios de Podemos justo en la vuelta al curso político y con el trasfondo de la gestión de los fondos europeos de la recuperación económica, ha dicho en declaraciones a Onda Cero que mantendrá reuniones con Martínez Dalmau y con Lima, con quien encara un encuentro con “la mejor voluntad para cooperar y consolidar la cohesión y la estabilidad política”.

El presidente valenciano estaba cómodo con Martínez Dalmau en contraste con el tono más agresivo del sector limista, que apostaba por marcar un perfil más radical por parte de Podem en el Gobierno valenciano. No en vano, los morados disputan el espacio político a la izquierda de los socialistas con Compromís, la formación que lidera Mónica Oltra y que se ha consolidado como referente valencianista en una alianza con otras opciones federalizantes como el errejonismo. Si bien la vida interna de Compromís tampoco ha sido un paseo en barca, sus batallas han sido mucho más pacificas en comparación con las de sus aliados morados.   

Además, Martínez Dalmau nunca consideró la posibilidad de entrar en la vida interna del partido, que se ha escorado hacia el pablismo de tintes madrileños tras vencer la candidata Pilar Lima en el último proceso de primarias. Consecuencia directa fue la purga de la portavoz parlamentaria Naiara Davó y los constantes enfrentamientos entre los limistas y el vicepresidente de Podemos. De hecho, en la cuenta de Twitter de Pilar Lima resulta harto complicado encontrar una foto en la que aparezca con Martínez Dalmau (la imagen que ilustra esta información es una de las pocas, colgada hace meses). 

La inopinada crisis de Podem ha salpicado la ya de por si complicada convivencia entre socios (especialmente entre el PSPV-PSOE y Compromís) con una sensación generalizada entre las tres fuerzas de la izquierda valenciana de “espectáculo lamentable”, una expresión que han repetido varios dirigentes estos días. La dirección de Lima ha optado por guardar silencio y tratar la salida del vicepresidente en una reunión de la ejecutiva autonómica. El Consejo Ciudadano Valenciano del partido avalará, según coinciden varias fuentes, el nombramiento de Illueca, que abandona un puesto en el Gobierno central que le venía como anillo al dedo al ser inspector de trabajo y experto en la materia.

Su aterrizaje en el departamento de Vivienda supondrá una inevitable transición respecto al equipo de Martínez Dalmau. El presidente Ximo Puig ha despejado, tras varios días de especulaciones de unos y otros, la posibilidad de una remodelación más profunda de su gobierno e incluso del papel de Podem en el Pacte del Botànic.

“Las condiciones son las mismas, mi voluntad y creo que la de Compromís también es mantener este equipo lo más cohesionado posible pensando en el interés general de la ciudadanía”, ha declarado Puig, quien estaba informado desde hace semanas de la intención de su vicepresidente segundo de tirar la toalla. El presidente valenciano ha reivindicado la “máxima lealtad” entre los socios aunque ha especificado que debe ser “de ida y vuelta”. Martínez Dalmau, por su parte, ha asegurado que su repentina marcha responde a la necesidad de “abrir una nueva etapa y consolidar las políticas de vivienda después de haber consolidado un ciclo en esta primera parte de la legislatura”. La calma, pues, parece volver al Botànic.

Sucesión de batallas internas

La inestabilidad congénita de la formación morada valenciana se ha cobrado la última cabeza tras una larga retahíla de dimisiones, abandonos y broncas. Pocos dirigentes de primera línea han sobrevivido a la ajetreada vida interna del partido que pretendía asaltar los cielos.

Antonio Montiel, primer portavoz parlamentario en las Corts Valencianes y secretario general (cuando Podem daba apoyo externo al primer Pacte del Botànic desde el Parlamento), volvió a su plaza de secretario de ayuntamiento. Sandra Mínguez, secretaria de organización de la formación, volvió a su puesto de profesora de la educación secundaria. Antonio Estañ, portavoz parlamentario y secretario general tras disputar unas primarias con Pilar Lima y Fabiola Meco (aliada de Montiel y representante del sector más vinculado a Íñigo Errejón), está desligado de la política institucional de primera línea. Naiara Davó, la anterior portavoz parlamentaria fue destituida por el sector de Pilar Lima en un polémico proceso interno. Àngela Ballester, dirigente de la primera etapa y exdiputada en el Congreso, también salió de la conselleria de Martínez Dalmau y se mantiene como afiliada de base en Podem.

“Lo que ha ocurrido es que ha habido desde el principio dos o más culturas y tradiciones políticas, incluso generacionales”, apunta uno de los dirigentes que se ha quedado por el camino. “Ha habido un grupo de gente muy joven con mucha prisa que carecía de experiencia política previa, y mucho menos de gestión, que no ha ido madurando con la organización”, agrega. Otra dirigente destaca la interlocución doble de Podem: el vicepresidente, con una relación más fluida con Puig, y Pilar Lima, más crítica y apretando desde la izquierda. Ambas versiones de los morados casi nunca coincidían. “Cada uno tenía una línea diferente”, concluye una de las víctimas de las batallas internas.

“Lo que aprendí es que las batallas internas son así, es como cuando juegas al fútbol, tienes que saber chutar”, agrega una de las fuentes consultadas.