El Valencia Club de Fútbol ha anunciado “que expulsará de Mestalla a cualquier persona que exhiba o aliente cualquier ideología racista, fascista, xenófoba o radical” después de las proclamas nazis que se escucharon en su estadio y, de paso, ha atacado al PSPV-PSOE, el partido que denunció públicamente el “Sieg Heil” entonado por una parte muy residual de su afición.
Concretamente, el club ha salido al paso de las afirmaciones de un dirigente del PSPV en Valencia provincia, que criticó en su cuenta personal de Twitter la tardanza del club en reaccionar. El socialista llegó a insinuar que de no haber una reacción del club, se podría interpretar que éste y su presidente, Amadeo Salvo, compartían las consignas fascistas.
El Valencia, envuelto en un inacabable y tortuoso proceso de venta, sólo condenó los cánticos el jueves, cuatro días después de que se produjeran. En su comunicado, además de advertir con mano dura a aquellos que violen la ley o las normas de decoro, le atiza al PSPV. Queda a “la espera de una rectificación” del militante socialistas y de “conocer si estas manifestaciones son respaldadas por el PSPV-PSOE”.
Además, en una alusión poco velada a los socialistas, el club “expresa su rechazo al intento de politizar sistemáticamente cualquier tema de actualidad del Club con fines electoralistas”. En el PSPV se han quedado de piedra ante la reacción furibunda del club ante la manifestación a título personal de un militante que es, además, seguidor del Valencia. Fuentes del partido la justifican por la situación interna del club –a la espera de ser vendido a un magnate de Singapur- y su falta de reflejos a la hora de condenar los cánticos ofensivos en la grada de animación del club.
El presidente del Valencia, Amadeo Salvo, fue aupado al cargo por la Generalitat, propietaria de hecho de la entidad al controlar la Fundación del club, que controla el 70% de sus acciones. El gobierno valenciano ha enterrado más de 350 millones de euros en sus clubs de fútbol más representativos.