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El Gobierno solo ha invertido tres millones de euros en las playas del sur de València desde que se hicieron los diques del Puerto en 2012

Playa del Saler a la altura del antiguo polideportivo.

Carlos Navarro Castelló

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València es una de las pocas grandes ciudades que puede presumir de tener una amplia línea de costa enclavada en un parque natural como es la Albufera.

Sin embargo, esta franja litoral en la que se encuentran las playas de Pinedo, El Saler, Arbre del Gos o el Perellonet, junto a sus ecosistemas dunares que ejercen de barrera entre el mar y el lago, está cada vez más amenazada y en constante regresión, principalmente como consecuencia de las diferentes ampliaciones del Puerto de València.

De hecho, según el 'Estudio sobre de los cambios del frente dunar y las playas del sur como consecuencia del temporal Gloria. Actualización de las líneas de costa' coordinado por el doctor de la Universidad Politécnica de València Josep Pardo Pascual, entre los años 2015 y 2020 se han perdido 427.498 metros cúbicos de arena en todo este frente marino, de los que 168.744 metros cúbicos corresponden a las dunas, provocando un retroceso en muchos sectores de El Saler y una fuerte bajada a la cota de la playa, por lo que la capacidad de defensa de la playa se ha reducido sustancialmente.

En cuanto a la anchura de las playas, la que más metros de arena ha perdido es la de Pinedo (entre espigones) con una reducción de 10,10 metros, seguida de la del Recatí (centro), con un retroceso de 7,3 metros, y de la del Saler, que ha perdido 6,6 metros en los últimos cinco años.

Pese a esta situación, desde que finalizaron las obras de los diques de abrigo de la polémica ampliación norte del Puerto de València en el año 2012, momento en que se acelera la regresión de las playas por el efecto sombra de la infraestructura, la Demarcación de Costas dependiente al Ministerio de Transición Ecológica tan solo ha invertido 3,2 millones de euros en la mejora de estas playas.

Tal y como han informado fuentes ministeriales, en el mismo periodo se han movido 193.696 toneladas de arena para regenerar dunas y playas, unos trabajos que suelen tener un efecto muy temporal por el impacto de las tormentas y el aumento del nivel del mar.

La cuantía económica destinada a las playas incluye demoliciones de edificaciones que se han ido haciendo a lo largo de los años, tales como el colegio Sebastián Burgos o del antiguo polideportivo. Para el presente año está pendiente de ejecutar una inversión valorada en 550.000 euros consistente en un trasvase de 61.000 toneladas de arena de la playa del Cabanyal a la de la Garrofera para regeneración dunar.

Con el objeto de paliar el proceso de erosión que sufren las playas situadas al sur del puerto, la Demarcación de Costas de València, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, redactó y sacó a información pública en julio de 2019 el proyecto 'Regeneración de las playas del Saler y Garrofera (Valencia)', el cual prevé una inversión de 28,5 millones de euros. Sin embargo, ha pasado ya casi un año y medio y nada más se ha vuelto a saber de una actuación que el alcalde de València, Joan Ribó, ha reclamado en repetidas ocasiones.

El objetivo del plan es la “restitución de la línea de orilla actual a su posición en el año 1965 mediante el vertido de 2,4 millones de metros cúbicos de arena procedente de un yacimiento submarino ubicado frente al litoral valenciano y la prolongación de la Gola de Pujol que permitirá el apoyo del material vertido”.

De esta forma, “el ancho de playa seca se verá incrementada hasta en 70 metros en las secciones más comprometidas y por consiguiente supondrá la protección del Parque Natural de la Albufera situado en el trasdós de las playas objeto de la actuación”, en concreto, las del Arbre del Gos, el Saler y la Garrofera.

Según reza el propio proyecto, “el tramo que discurre desde el sur del puerto de València hasta el cabo de Cullera se encuentra en un estado de regresión grave debido principalmente a la falta de aportes sedimentarios del río Turia y de la costa al norte del puerto, al efecto sombra y de difracción que provocan las obras de abrigo de este puerto y al transporte de sedimentos longitudinal continuo neto hacia el sur que provocan los temporales más energéticos”.

La principal consecuencia de todos estos factores es que “en la actualidad el proceso regresivo amenaza, de forma especial, a los ecosistemas de la Dehesa, por el estrechamiento de la restinga que cierra la Albufera, por lo que se hace necesario intervenir para evitar que continúe su desgaste, suponiendo un riesgo inminente para la conservación de los hábitats que constituyen el ecosistema del Parque Natural de la Albufera”.

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