Una marea humana reclama en València la limitación de los precios del alquiler: “¡Mazón atiende, València no se vende!”

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Miles de personas (unas 4.000 según la Delegación del Gobierno) llegadas desde todos los barrios de València se han manifestado este sábado para exigir medidas que permitan el acceso a la vivienda, lo que actualmente es prácticamente inviable por el incremento desmesurado de los precios, especialmente en el mercado del alquiler.
Bajo el lema 'Acabem amb el negoci de l'habitatge i el territori' (acabemos con el negocio de la vivienda y el territorio), la marcha se ha convocado en otras 20 ciudades españolas y en la capital valenciana ha sido coordinada por la plataforma 'València no està en venda' (València no está en venta).
La protesta ha arrancado a las 18.30 h desde la plaza del Ayuntamiento y ha finalizado en la Plaza América. Al grito de “Mazón, atiende, València no se vende”, “queremos vecinas y no rentistas” o “le dicen solución a la especulación” diferentes columnas llegadas desde zonas como el Marítimo o Benicalap han protestado especialmente por el desmesurado aumento de los alquileres.

La portavoz de la organización, Sara Cerón, ha explicado que han convocado esta segunda manifestación porque quieren “una ciudad que sea para quien la habita, donde las personas puedan vivir, donde el turismo no sea un problema para las clases trabajadoras y donde el territorio no se vea afectado por las políticas de expansión urbanística y turística que están poniendo peligro tanto las zonas periurbanas, como las zonas de huerta o del Puerto”.
Cerón ha exigido “la desmercantilización de la vivienda y de regular los precios de los alquileres”, por lo que ha advertido que “las medidas que está adoptando ”tanto la Generalitat como el Gobierno son insuficientes para frenar la situación que se está viviendo“.
Además, ha lamentado la derogación de la tasa turística y ha calificado de “insostenible” la situación del turismo en el centro de la ciudad, que “está matando el comercio local y desplazando al vecindario a zonas periurbanas, donde hay más vulnerabilidad”.
Pablo Ramos, también portavoz de 'València no està en venda', ha denunciado que “el pasado año se produjeron 3.610 desahucios en la Comunitat Valenciana” y que han detectado en los últimos meses la compra de 16 edificios por parte de fondos buitres en el Cabanyal, lo que acaba generando también la expulsión de muchos vecinos y vecinas: “En muchos casos se compran edificios enteros con pisos habitados por personas que al final se tienen que ir porque al final esas pisos acaban convertidos en apartamentos turísticos”.

Durante la protesta, los manifestantes han hecho sonar llaves de pisos como protesta y han portado pancartas como 'Viviendas para vivir, no para especular', 'Expropiar rendistes, derrotar als governs, garantir l'habitatge', 'La vivienda no debería ser un lujo', 'Cap persona sense llar per culpa del gran capital' o 'Fora especuladors dels nostres barris'.
Jorge Díez es vecino del entorno de la plaza de Honduras de València y tiene 26 años. Según ha explicado, ha acudido a la manifestación porque vive en casa de sus padres considera imposible que toda su generación pueda acceder a una vivienda: “Se nos come un gran porcentaje del sueldo, los precios no paran de subir, no existen alternativas al alquiler o a la compra, como las cooperativas o las gestiones de uso. Falta vivienda pública, faltan expropiaciones a fondos buitre y a grandes tenedores, se pueden tomar muchas medidas que no se están tomando”.
Otra manifestante, Dolma García, de 27 años, se considera una afortunada porque vive con su pareja en València un piso “muy viejo”, pero muy barato para el mercado actual: “Lo mío es una excepción, pago solo 490 euros. Lo encontramos por Wallapop y tuvimos mucha suerte, pero la preocupación que tenemos es que quizás en algún momento mis caseros decidirán vender el piso y entonces o me tocará vivir fuera de València o buscarme otro trabajo en otra ciudad donde mi salario se pueda adaptar a mi alquiler. Trabajo en un estudio de arquitectura, pero actualmente no hay pisos aquí por menos de 1.000 euros y eso es inviable. Para mí la medida más urgente a adoptar sería topar los precios de los alquileres”.
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