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Los tránsfugas de Vox marcan el paso al PP en el Ayuntamiento de València: dejan que la oposición gane una iniciativa

En la última fila, Cecilia Herrero y Juanma Badenas en su primer pleno como ediles no adscritos.

Laura Martínez

Valencia —
25 de marzo de 2025 23:00 h

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Los concejales tránsfugas de Vox comienzan a marcar el paso al PP en el Ayuntamiento de València. Juan Manuel Badenas y Cecilia Herrero, expulsados del grupo municipal de ultraderecha por una investigación interna, saben que tienen las llaves de la ciudad. Y este martes, en el primer pleno tras la crisis exprés de gobierno, han comenzado a utilizarlas.

Los dos ediles, pareja sentimental y ya en el grupo de no adscritos, condicionan todas las votaciones del Pleno. El PP cuenta con siete concejales y el apoyo de dos de Vox, mientras que la oposición suma 16, al margen de los dos restantes, que se mantienen fieles a los postulados ultras. El PP de Maria José Catalá ha tratado de amarrarlos manteniendo a Herrero con las responsabilidades de la junta de gobierno local, de la que no tiene intención de moverla, pese a su condición de edil sin adscripción a un grupo político. La propia Herrero, elegida por las listas de Vox, comunicó su marcha de la formación ultra y denunció haber sufrido acoso laboral.

Minutos antes del pleno, Herrero declaró: “Yo no he dejado de formar parte del gobierno en ningún momento. De hecho, soy miembro de la Junta de Gobierno Local y tengo tres delegaciones y la confianza de la alcaldesa”. Badenas añadió que “por encima de todo” se ha de “tratar de preservar un gobierno sólido, fuerte y eficaz que defienda los intereses de los valencianos”. Y el PP confirmó que el equipo de gobierno “es capaz de dialogar y anteponer la ciudad ante la situación de cualquier partido político”.

La salida de Vox de la mitad de su grupo mantiene la aritmética, por el momento. Los dos no adscritos han salvado a la alcaldesa en su primer pleno, pero son conscientes del poder que tienen con sus dos votos. Horas después de validar un cuestionable reparto en las comisiones municipales, su abstención ha servido para sacar adelante una moción de Compromís sobre el Nou Mestalla, uno de los temas que le ha valido a Badenas la enemistad del partido.

La moción no tiene mayor trascendencia que comprometer a que “el Ayuntamiento de València convocará de manera inmediata al Valencia CF para retomar la firma del convenio entre las dos partes, asegurando que se recogen de manera clara los derechos que la ciudad debería atener respecto al nuevo estadio” de Mestalla “y los compromisos respecto al desarrollo” del estadio y su entorno. Herrero también ha votado con distinto criterio al abstenerse, junto a Badenas, sobre otra moción del PSPV, también sobre el Valencia CF, que sí ha apoyado PP y Vox. Esta moción pide exigir al club que entregue las certificaciones mensuales de obra y enviar inspecciones municipales para comprobar el cumplimiento de las obras. La posición de Herrero ha evidenciado que el equipo de gobierno no es indivisible. Y que con sus votos pueden hacer cambiar las mayorías. Aunque el pacto sea algo gatopardiano.

Los mismos tránsfugas, con sus votos, han garantizado que en las comisiones municipales el equipo de gobierno siga teniendo mayoría, pese a haber perdido dos representantes. En esta misma sesión plenaria han validado un reparto del peso del voto que deja al equipo de gobierno con 3,5 votos de siete, más el voto de calidad de la alcaldesa, frente a los 3 votos de la oposición. Los tránsfugas se quedan con un 0,25 del voto ponderado cada uno. Si quieren votar con la derecha, la derecha gana. Si quieren votar con la izquierda, la derecha vuelve a ganar. En ambos casos, la izquierda pierde.

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