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València pone coto a los vehículos más contaminantes: arranca el estudio de zona de bajas emisiones que se implantará en 2022

Los agentes en la avenida María Cristina controlando el acceso a la zona del entorno de la Lonja.

Carlos Navarro Castelló

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Los coches y motos más antiguos y contaminantes tendrán restringida la entrada a una a la primer Zona de Bajas Emisiones (ZBE) que se habilitará en València a lo largo del año que viene, una medida que es de obligado cumplimiento para todos los municipios de más de 50.000 habitantes en virtud de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Desde el servicio de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento ya se ha empezado a trabajar en el desarrollo de este espacio y su implantación cuenta ya con una partida presupuestaria que saldrá de los 60 millones de euros que recibirá la ciudad de los fondos europeos Next Generation.

Desde la delegación que dirige el edil Giuseppe Grezzi deben determinar en las próximas semanas cuál será el perímetro de la ZBE, a qué tipología de vehículos afectará en función de su antigüedad, características y por tanto de las emisiones que generen, y de qué manera se aplicará la restricción.

Al respecto, existen diferentes opciones que van desde el pago de una penalización por acceder a la zona a la prohibición total, lo que expondría a estos vehículos a una sanción por acceder.

En cuanto a la tipología de los coches, lo normal es tomar como referencia las etiquetas de eficiencia que emite la Dirección General de Tráfico (DGT), una forma sencilla de identificar los vehículos que quedarían fuera de la ZBE

Sobre el perímetro, se baraja empezar de forma pilota en el centro histórico, quizás en alguno de sus barrios, e ir ampliándolo progresivamente. Al respecto, el portavoz de València Per l'Aire, José Manuel Felisi, ha pedido al Ayuntamiento “valentía para aplicar la medida desde las rondes norte y sur de la ciudad hacia adentro, ya que de lo contrario, la medida no será eficaz para reducir los niveles de contaminación, que es el principal objetivo”.

Sobre la fórmula para penalizar el acceso de los vehículos no autorizados, ha comentado que “alguna ciudades utilizan cámaras GPS que detectan si el vehiculo es apto o si no y al que no es se le cobra una tasa, en otras como en Singapur, que es el mejor modelo, se paga una cuantía por kilómetros recorridos dentro de la zona”. Sin embargo, Felisi propone “el abono de una penalización a través de la zona ORA para aquellos vehículos no autorizados que estacionen dentro del perímetro, salvo para los residentes de la zona”.

Barcelona fue la primera gran ciudad en habilitar una ZBE. Allí, desde el año 2020, los vehículos más contaminantes no puden acceder a la zona de bajas emisiones del ámbito de las rondas de Barcelona, un área de 95 kilómetros cuadrados. Los vehículos sí pueden circular por las rondas (ronda de Dalt y ronda Litoral), que están excluidas de las restricciones, pero todas las salidas de las rondas con acceso directo a la ZBE están cerradas para los vehículos más contaminantes. La medida se aplica de manera permanente, durando todo el año, de lunes a viernes de 7.00 a 20.00 horas.

En su caso, no pueden circular los vehículos a los que no les corresponde la etiqueta ambiental de la DGT (0, Eco, C y B). Concretamente, los vehículos afectados por esta restricción en la ciudad condal son los coches (M1), motocicletas y ciclomotores (L) a los cuales no les corresponde el distintivo ambiental de la DGT. Es decir, coches de gasolina anteriores a la norma Euro 3 (habitualmente, matriculados antes del 2000) i los diésel anteriores a la norma Euro 4 (habitualmente, matriculados antes del 2005/2006). En el caso de las motocicletas y ciclomotores (L), los anteriores a la norma Euro 2 (habitualmente, matriculados antes del 2003).

Criterios generales de las ZBE

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha presentado junto a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) las directrices para la Creación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Estas directrices constituyen una guía para aquellas entidades locales que, en respuesta a lo establecido en la Ley de cambio climático y transición energética, deban establecer una Zona de Bajas Emisiones.

Las directrices recogen los umbrales mínimos que deben tenerse en cuenta a la hora de crear una Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Entre ellos, se incluyen criterios en materia de calidad del aire, eficiencia energética, ruido y cambio climático. Además, fija también el procedimiento para su implantación, una propuesta de indicadores de seguimiento y un amplio catálogo de medidas que los ayuntamientos podrán adoptar para incentivar el cambio hacia una movilidad ambientalmente más sostenible que redunde, además, en una mejora de la calidad del aire que respiramos.

Para el diseño de Zonas de Bajas Emisiones los ayuntamientos deberán establecer objetivos que permitan mejorar la calidad del aire, garanticen el cumplimiento de los límites regulados para distintos contaminantes y tiendan a alcanzar los estándares definidos por la Organización Mundial de la Salud, así como objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero coherentes con los determinados por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.

A partir de ahí, deberán articular las medidas necesarias para que las Zonas de Bajas Emisiones contribuyan a alcanzar estos objetivos. Las directrices no determinan una extensión mínima para las zonas de bajas emisiones, que dependerá de las características de cada municipio, pero sí señalan que deberá ser significativa y suficiente para el cumplimiento de los objetivos. Se identifican distintos modelos de ZBE, tanto estructurales (núcleo, en áreas concretas, o anillo, introduciendo gradualidad por áreas concéntricas) como complementarias (especiales, para áreas como campus universitarios, parques empresariales, entornos escolares o sanitarios, y específicas para tramos de calles en las que concurran circunstancias singulares).

Tampoco se determina para qué tipologías de vehículos deberá restringirse el acceso a una ZBE. De nuevo, dependerá de cada caso, debiendo diseñarse las restricciones de modo que hagan posible alcanzar los objetivos.

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