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Garbanzos

Si la memoria no me falla, en alguna de las últimas intervenciones de Fraga en el Congreso cuando ya Alianza Popular estaba en claro declive, el precio de los garbanzos era tema recurrente de tan camaleónico personaje para solaz de sus señorías,alguna de las cuales hacía verdaderos esfuerzos por contener la carcajada.

El recurso a la temática garbancil tampoco es tan de extrañar. Por estos pagos utilizamos bastante el tema de “els cigrons”. “Eixe com té els cigrons assegurats…”. Pues bien, hablemos de los garbanzos lo que trasladado a los términos más habituales generaría las clásicas preguntas de ¿De qué viven los ciudadanos de Valencia? ¿Cuáles son sus fuentes de renta? ¿Es creciente o decreciente su renta familiar disponible?

Tenemos la desgracia de que no existe contabilidad local sino sólo regional. Si hacemos caso a ésta y la ciudad y el área metropolitana van como el conjunto, malament. No hacemos más que perder posiciones en todos los rankings 'buenos' y ganarlas en los 'malos'. No hay estudios fiables y ni los gobiernos conservadores ni, por ahora, los nuevos gobernantes han encargado ningún trabajo a la universidad que permita una perspectiva mínimamente nítida de a dónde vamos. Hablar del nuevo modelo productivo y de la importancia de la innovación queda guai, pero el azúcar se diluye rápido en el café. Hace unos 4 años que Pau Rausell y un servidor nos atrevimos desde el IIDL a intentar vislumbrar el estado de opinión al respecto y los resultados fueron demoledores aunque interesantes. Las más de 20 entrevistas realizadas a “agentes relevantes” certificaban la jugosa empanada mental y la dispersión del recetario.

Cuatro años después no hemos avanzado gran cosa salvo que yo me haya perdido por el camino y me invada la amnesia.Las preguntas adverbiales (el qué, cómo, cuándo, por qué, etc.) siguen esperando a Godot y todos vamos a tientas. Un dato significativo: en la revisión del PGOU que pretendía aprobar Rita Barberá: no había ni una sola hoja en la Memoria Justificativa sobre la previsión de la economía y la demografía de la ciudad. Sin diagnóstico no hay terapia posible y todo es oscuridad.

Una precisión con dosis razonables de autocrítica. Aunque no haya estudios 'locales' por pura somnolencia digestiva de nuestros próceres públicos y privados, algunos aborígenes rebeldes (Pau Rausell, Rafa Boix…) defienden con razón que sí que hay datos y lo que falta es voluntad y una financiación razonable siguiendo la norma del nadaesgratis.com de Carlos Garicano, nueva estrella mediática como autor de buena parte del programa económico de Ciudadanos aunque la fama tiene un precio y los críticos -afortunadamente- abundan.

Datos que provienen de una explotación seria del censo de población de 2011 (estructura ocupacional, flujos etc.) y del intenso y voluntarioso trabajo de búsqueda que les ha llevado, por ejemplo, a descubrir una fuente útil de datos metropolitanos.Por tanto,antes de proseguir , entono el meua culpa (con atenuantes).

Sin datos elaborados todo son hipótesis. Pero incluso éstas requieren una previa definición, por humilde que sea, de qué lugar ocupamos en los diferentes sistemas urbanos y a qué nos convendría dedicarnos. La llamada estrategia del turismo-vivienda-ocio-logística (Zaplana y Camps dixit y facit) era un galimatías monumental con el que no salían los números porque, entre otras cosas ,los demás también existen y compiten.

Por tanto no hay más bemoles que preguntarse qué perfil económico (boutades al margen) queremos para nuestra ciudad, siempre que éste sea realista. Un perfil, no necesariamente especializado, que nos permita no ser una ciudad terciaria de lento crecimiento vegetativo donde anida el gobierno, los funcionarios, la universidad, los hospitales y los comercios y servicios al uso. Una ciudad donde hay de todo, o casi todo, pero que languidece porque desprecia cuanto ignora (que es mucho) y carece del impulso civil y político necesario. Llenarse la boca de emprendedores e imitar a los sofistas griegos en su parloteo esotérico no es excesivamente complicado. Fiar el futuro de la ciudad a iniciativas loables como la Lanzadera de Juan Roig y su escuela de empresarios EDEM es mucho fiar, dicho esto sin el menor atisbo de crítica de la importancia de mecenazgos como el de Juan Roig que ya podrían imitar compañeros suyos que sólo lo adulan y que hablan en exceso cuando el silencio sería el lógico corolario a su patriotismo de escaparate.

¿Ideas? Alguna a pesar de mi autocrítica. En primer lugar un pacto Iindustrial a tres bandas (Universidad-Empresarios- Gobiernom Local y Autonnómico) podría establecer un programa de formación profesional en los múltiples polígonos industriales del Area Metropolitana de Valencia y si el esfuerzo se mantiene a medio plazo la productividad mejoraría sustancialmente. En segundo lugar,las empresas del terciario avanzado deberían ser objeto de atención específica para mejorar su grado de penetración en el mercado sin caer en la trampa de la subvención. En tercer lugar quizá tenga parte de razón Juan Carlos Collado (ver la entrevista en Compite Valencia?) y esa innovación transversal que nos distingue podría ser una buena palanca de futuro. En cuarto lugar ,hay que “permitir que las cosas buenas pasen” como defiende con criterio Ramón Marrades y ello equivale a renunciar a la participación “activa” del sector público a cambio de eliminar obstáculos innecesarios a nivel micro para que todo el potencial de gente joven preparada que internaliza la ciudad y vive a gusto en ella pueda fructificar y dejar de ser una especie de Valencia subcutánea anaeróbica. Estrechamente ligado con este punto y sin entrar en discusiones académicas, las propuestas de ciudad creativa de Richard Florida (La Clase Creativa, el Gran Reset…) tienen futuro en Valencia porque se dan alguna de las condiciones básicas. Por último, por aquello de la interacción entre continente y contenido, la política urbana y metropolitana debe ser capaz de ofrecer una ciudad de escala metropolitana donde se prime el espacio público, la movilidad civilizada, la valorización del patrimonio y la reducción drástica de la exclusión al tiempo que, de una vez, ponemos en valor nuestra triada ontológica: el riu, l'horta i la mar.

Por tanto, mientras esperamos tener la suerte de que se asuman las responsabilidades de investigación por el nivel que proceda, se abre, con toda modestia, la veda de las ideas. Quítese, póngase pero por encima de todo discútase, implicando al mayor número de ciudadanos posible. En Nueva York ya lo hicieron y en este blog dimos noticia. Saber copiar es un arte que ahorra tiempo y esfuerzo. Salut.

Si la memoria no me falla, en alguna de las últimas intervenciones de Fraga en el Congreso cuando ya Alianza Popular estaba en claro declive, el precio de los garbanzos era tema recurrente de tan camaleónico personaje para solaz de sus señorías,alguna de las cuales hacía verdaderos esfuerzos por contener la carcajada.

El recurso a la temática garbancil tampoco es tan de extrañar. Por estos pagos utilizamos bastante el tema de “els cigrons”. “Eixe com té els cigrons assegurats…”. Pues bien, hablemos de los garbanzos lo que trasladado a los términos más habituales generaría las clásicas preguntas de ¿De qué viven los ciudadanos de Valencia? ¿Cuáles son sus fuentes de renta? ¿Es creciente o decreciente su renta familiar disponible?