El gobierno, sí lo hace, puede tardar meses –nunca antes de las elecciones municipales del 24 de mayo- en revisar la orden del Ministerio de Cultura que bloquea la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez, el macroproyecto urbanístico del Ayuntamiento de Valencia que destruiría 1.000 viviendas del barrio del Cabanyal.
Rita Barberá anunció el 21 de marzo en una convención del PP que el Ministerio de Cultura veía con buenos ojos su nueva propuesta para el barrio, que la alcaldesa ve factible gracias a varios retoques sobre el plan inicial: un 35% menos de derribos, inicialmente de 1.600 o la protección de La Lonja de Pescadores, un edificio protegido y singular. Barberá llegó a decir que el gobierno “reconoce el esfuerzo del Ayuntamiento con una propuesta sumamente respetuosa para la protección del Cabanyal”.
La oposición salió en tromba criticando a la alcaldesa, en el poder desde 1991. Con unanimidad, tacharon su sueño del Cabanyal de imposible en términos económicos, sociales y jurídicos. EU recordó que hay denuncias en los tribunales contra el proyecto aún por dilucidar. El portavoz de esta formación, Amadeu Sanchis, acusó a Barberá de “vender humo”.
El Ministerio de Cultura también es cauto. Más prudente que Barberá. Según El País, Miguel Ángel Recio, director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, fue claro ayer en una visita a Valencia. “En tanto no haya una información que nos lleve a entender que todo está perfectamente adaptado a la ley de Patrimonio Histórico, no se puede modificar la orden”. “Son informes muy complejos porque hablamos de trazados urbanísticos y análisis de de documentación que es completamente nueva, por tanto no quiero poner fechas”. Recio dio a entender que es casi imposible que el ministerio se pronuncie antes de las elecciones de mayo.
Un proyecto contra parte de los vecinos y toda la oposición
Los problemas legales y el alto coste de la prolongación hacen de la conexión del centro de Valencia con la fachada marítima un proyecto casi inviable. Toda la oposición –y parte de los vecinos, con Salvem el Cabanyal al frente- están en contra. Si, de confirmarse la tendencia de los últimos sondeos, la izquierda gana las elecciones y forma gobierno en Valencia, el sueño imposible de Barberá puede devenir en pesadilla.