A la hora de llevar a cabo las tareas del hogar, cocinar es una de las más frecuentes. Así, tanto para los que planean el menú de forma semanal como para aquellos que lo preparan diariamente, hacer la comida se vuelve una labor indispensable. De la misma manera, tras preparar cualquier plato en la cocina, limpiar los trastes cuanto antes es indispensable para que la suciedad no se acumule en el interior de los mismos, adhiriéndose de manera casi definitiva y reduciendo la vida útil de los mismos.
Por ello, dos de los utensilios de cocina más recurrentes y a su vez que más problemas presentan a la hora de fregarlos son las ollas y sartenes. Ambos enseres están en continuo contacto con múltiples elementos durante la preparación de un plato, sufriendo así el desgaste provocado tanto por los fogones en la parte exterior, como por los alimentos y aceites en la interior.
Conocer como limpiar estos utensilios no solo prolongará su vida útil, sino que te permitirá cocinar de manera sencilla y con las menores preocupaciones posibles. Estas son algunas maneras de decirle adiós a la suciedad pegada en ollas y sartenes y quitar la grasa pegada en la superficie.
Vinagre blanco de limpieza y bicarbonato de sodio
Uno de los principales métodos para higienizar ollas y sartenes radica en la mezcla de dos de los productos de limpieza más útiles para la mayoría de tareas del hogar, el vinagre blanco de limpieza y el bicarbonato de sodio. Ambos tienen un gran poder desincrustante y desodorizante, lo que lo vuelve una gran alternativa para la acumulación de grasa en el exterior de los utensilios de concina.
Para poner en práctica este método, comienza espolvoreando bicarbonato de sodio sobre todas las zonas con suciedad incrustada. A continuación, añade vinagre blanco de limpieza a los polvos hasta que la mezcla comience a hacer una reacción efervescente. Tras ello, frota la zona con un cepillo de cerdas suaves hasta retirar toda la grasa y aclara la olla o sartén hasta que no quede ningún resto.
De esta manera, el vinagre disolverá la grasa, mientras que el bicarbonato de sodio actúa como un abrasivo suave que elimina las manchas sin rayas el acero inoxidable. Además, es importante enjuagar correctamente la zona tras aplicar el método y secarla posteriormente con un paño de microfibra para evitar las manchas de agua tras la limpieza.
Sal gruesa y limón
Otro de los métodos que más destacan, no solo por su sencillez, sino también por poder llevarse a cabo con alimentos de consumo diario es el de la sal gruesa y el limón. Este es especialmente útil para exteriores de acero inoxidable o hierro fundido, aunque puede aplicarse también para superficies de aluminio.
Para ello, corta un limón a la mitad y exprímelo sobre las zonas con grasas acumuladas. A continuación, espolvorea sal gruesa sobre las manchas recubriéndolas casi en su totalidad y utiliza el mismo trozo de limón para frotar a modo de esponja, con movimientos circulares para no dejar ninguna parte sin frotar. Para finalizar, aclara el utensilio por completo hasta retirar todos los restos de sal o limón.
Este método funciona gracias a la combinación del ácido cítrico del limón y la abrasividad de la sal. Aun así, es importante tomar algunas precauciones en función de la superficie de la olla o sartén en cuestión, ya que los enseres de hierro fundido no deben de estar mucho tiempo a remojo y deben de secarse cuidadosamente tras su limpieza.
Vinagre blanco de limpieza y jabón líquido para platos
Un truco que combina varias alternativas es el del vinagre blanco de limpieza y el jabón líquido para platos, el cual es principalmente útil para superficies de acero inoxidable o aluminio. De esta manera, el jabón para platos es un potente desengrasante, el cual permitirá retirar todo el aceite incrustado en las superficies.
Para llevar a cabo este método, mezcla vinagre blanco de limpieza con unas gotas del jabón desengrasante en un recipiente con agua caliente. A continuación, moja un cepillo de cerdas suaves o una esponja con estropajo en la mezcla y frota con movimientos circulares hasta retirar toda la suciedad posible.
El truco funciona debido a la combinación de ambos productos, que eliminan la grasa a la vez que disuelven otros tipos de suciedad adherida a las ollas o sartenes. Sin embargo, es importante asegurarse de secar completamente las superficies tras su lavado para que no queden manchas de agua o cal.