Aunque ya se está moderando, la inflación en los productos de alimentación ha sido muy elevada en los años que han seguido a la pandemia, superando el 16% en algunos meses. El mundo aún no se ha recuperado de las interrupciones en la cadena de suministro y aumentos en los costes de transporte que trajo la guerra de Ucrania, además de los cierres de fábricas y la escasez de mano de obra en sectores clave que han dificultado la producción y distribución de alimentos. Todo ello ha aumentando la presión sobre los hogares, especialmente los de menores ingresos.
Algunos alimentos que ya eran caros se han vuelto aún más caros e inasequibles en muchos casos. El aceite de oliva se ha encarecido por la sequía, la peor del casi cuarto de siglo XXI que llevamos, con precipitaciones por debajo de la media y olas de calor de más de 40 grados. El salmón ha visto aumentos significativos debido problemas sanitarios en la piscicultura y logística, la carne de vacuno se ha encarecido por la escasez de trabajadores en mataderos y plantas procesadoras, mientras los frutos secos han subido de precio debido a los altos costos de transporte y almacenamiento.
Aguacate
El aguacate es un fruto delicioso y con beneficios para la salud, pero en los últimos años su demanda y el excesivo consumo de agua de su cultivo han hecho que su precio se dispare. Si quieres animar tu tostada por menos dinero y con un contenido nutricional similar en grasa saludable y fibra, prueba el humus de forma creativa: usar legumbres como garbanzos o alubias combinadas con aceite de oliva o pasta de sésamo.
Aceite de oliva
Nada puede igualar el sabor del aceite de oliva virgen en una ensalada, para terminar los guisos o en un simple trozo de pan, por no hablar de sus beneficios para la salud. Pero si el sabor no es tan importante, por ejemplo, a la hora de hacer una salsa o freír, el aceite de girasol alto oleico, con una concentración similar de ácidos grasos al aceite de oliva, puede ser un buen sustituto. Hay que tener precaución, porque se oxida con facilidad.
Quinoa
Es uno de los pocos alimentos vegetales que aporta proteínas completas, y se ha hecho popular en ensaladas y guisos como un superalimento, que también es bastante caro. Sin embargo, las lentejas pueden aportar menos carbohidratos y más fibra, y combinando con arroz o avena podremos conseguir proteínas completas.
Salmón
El salmón han subido de precio en los últimos años sobre todo debido a un parásito que ataca a las piscifactorías, además de un incremento de la demanda que los países productores no pueden satisfacer. Como sustitutivo podemos consumir truchas o sardinas, pescados que son ricos en ácidos grasos omega-3, tanto o más que el salmón, y suelen tener precios más asequibles.
Carne de vacuno
El alza de los precios de los piensos y la energía está detrás de la inflación en la carne de vaca. Para muchas recetas, especialmente si se trata de carne picada, podemos sustituirla fácilmente por cerdo (ibérico, para obtener un sabor más intenso), pollo o pavo, a un precio menor.
Frutos secos
Los frutos secos como nueces, avellanas, nueces de macadamia o anacardos necesitan grandes cantidades de agua para su cultivo, y la sequía producida por el cambio climático no está ayudando a contener sus precios. Sin embargo, los frutos secos son una fuente importante de minerales, vitaminas, fibra y ácidos grasos. En su lugar, podemos usar semillas, por ejemplo, de sésamo, girasol, lino o de calabaza. En muchas recetas sustituirán a los frutos secos con valores nutricionales similares o incluso mejores.
Espárragos
Los espárragos verdes son una delicia cuando están en temporada, y un problema para el bolsillo y el planeta cuando vienen de otros países. Demasiado dinero para añadirlos a guisos. En su lugar podemos usar judías verdes como una alternativa más económica a los espárragos que pueden cumplir un papel similar en las recetas.
Queso parmesano
El queso parmesano es un ingrediente fundamental en la cocina italiana, y su sabor es inconfundible. Sin embargo, muchas veces se utiliza como condimento rallado en la pasta, ensaladas u otros platos, y aquí se puede sustituir por quesos más económicos como el Grana Padano u otro queso curado.
Frutas del bosque
Los arándanos, frambuesas, grosellas, fresas y otros frutos rojos son ricos en antioxidantes y su sabor es inconfundible en postres y ensaladas. También son muy caros y requieren grandes cantidades de agua. En su lugar, tiene sentido consumir fruta de temporada como ciruelas, manzanas, peras melocotones y otras muchas que nos aportarán dulzor, fibra y vitaminas por menos dinero.
Además de estas sustituciones, podremos ahorrar dinero si nos acostumbramos a comprar a granel, especialmente los productos secos como granos, legumbres y frutos secos. Comprar de temporada las frutas y verduras es mejor para nuestro bolsillo pero también para el medio ambiente, y disfrutaremos de un mejor sabor y calidad.
Por último, planificar las comidas para la semana nos permite aprovechar las ofertas y descuentos en el supermercado. Poner un poco de imaginación en la cocina puede hacer que no echemos de menos esos alimentos tan caros.