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Cómo tener un árbol de Navidad sin matar un abeto ni comprar uno sintético

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Si nos proponemos vivir una Navidad más sostenible, probablemente debamos empezar por el árbol. Nuestro objetivo: tener un árbol de Navidad espectacular, apto para todo tipo de espacios, incluidos los apartamentos o pisos más pequeños. Y, sobre todo, sin tener que matar un abeto ni comprar uno de plástico.

1. Transforma un perchero en un árbol de Navidad

Si no nos importa saltarnos los convencionalismos, aquí hay una idea simple y chula para tener un árbol de Navidad con lo que ya tenemos en casa: transformar un perchero de pie. Si lo decoramos con guirnaldas, añadimos unas bolas, unas estrellas y unas luces, ya lo tenemos.

Ahora bien, si vives con gatos, tanta decoración también resultará muy atractiva, y peligrosa, para nuestros amigos: y conviene mantener al gato alejado (con cariño y alternativas divertidas) del árbol de Navidad.

2. Árbol de Navidad de pared, para espacios pequeños

 No hay necesidad de matar un abeto. Además, si vivimos en un espacio reducido, colocar semejante armatoste en el salón puede resultar, cuanto menos, una odisea. La buena noticia: podemos resolver el dilema, sin renunciar al toque natural.

Para ello, nos sirven unas ramas caídas o la poda de un árbol tipo conífera; no solo abetos, también valen unas ramas que alguien planee cortar por mantenimiento de un pino o de un ciprés. Y decorarlas con piñas secas o adornos de Navidad más tradicionales. ¡Las posibilidades son inacabables!

También necesitamos un poco de cuerda, para unir las ramas y crear una forma de abeto. O, simplemente, colgarlas de la pared. Cuando pasen las fiestas, podemos echarlo todo al montón de compost, y en unos meses, tener abono para nuestras plantas.

 3. Árbol de Navidad solo con luces. ¡Tan sencillo!

Otra opción salvavidas para espacios pequeños, y sin necesidad de cometer crímenes vegetales: crear la forma de un abeto en la pared usando solo las guirnaldas luminosas. La idea es tan sencilla que no necesita mucha más explicación; pero, también, muy resultona. Además, no roba espacio, y respeta los deseos de brillos y luces que muchos anhelamos en estas fechas.

4. Dibujar el árbol con celo de papel. ¡Brillante!

A estas alturas, parece que hay pocas cosas que se le resistan a la cinta adhesiva de papel; una de las reinas de las manualidades simplonas, pero bonitas. Y no podía faltarnos aquí, porque el celo de papel nos permite crear un árbol de Navidad de pared, que, además, no deja mancha. 

Solo necesitamos crear la silueta del árbol en la pared con la cinta adhesiva de papel; y, si queremos, decorarla con unas guirnaldas que, por descontado, también podemos pegar a la pared con otros trozos de celo. Simple, y genial.

5. Árbol de madera de contrachapado y pintura de pizarra

Si queremos aprovechar un trozo de madera de contrachapado más o menos grande que tengamos por casa, esta puede resultar una oportunidad perfecta. La madera sirve de lienzo o soporte para pintar sobre él la silueta de un abeto con pintura. Pero la idea sube de nivel si utilizamos pintura de tipo pizarra: solo necesitamos dibujar la silueta triangular del abeto, rellenarla con pintura de pizarra y dejar secar.

Cuando esté seca, podremos decorar nuestro árbol con tizas de colores: pintar en él bolas, estrellas y todo lo que queramos. Y colocarlo todo, tal cual, en el suelo del salón, apoyado en la pared.

6. Árbol de Navidad con pompones o bolas

Cuando buscamos una opción más colorida, podemos recurrir a los pompones y, por qué no, a las clásicas bolas de Navidad. Esta idea consiste en crear un abeto de pared pegando diferentes pompones de colores o bolas a la pared, formando el triángulo, con ayuda de un celo adhesivo de doble cara.

Si combinamos pompones de distintos colores, las posibilidades son infinitas, y aptas para todos los gustos. De nuevo, se trata de una idea que apenas ocupa espacio, ya que este árbol de Navidad también es de pared y, por tanto, apto para pequeños salones y espacios urbanos reducidos.

7. Árbol de Navidad de tela

O podemos confeccionar un árbol de Navidad colgante con un tapiz de pared: un fondo de tela y, sobre este, la silueta verde (o del color que escojamos) del abeto, también de tela; todo ello, colgado con una cuerda y una vara de madera a la pared. Implica un poco más de esfuerzo, pero el resultado puede merecer mucho la pena. 

Se trata, además, de un proyecto que podemos reutilizar año tras año; y cuando pasen las fiestas, permite que lo guardemos enrollado, sin apenas ocupar espacio en el armario.

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