Rogelio, lector y socio de eldiario.es, nos ha escrito recientemente para comentarnos una noticia de hace una semana titulada Comer de menú: diez alimentos que debemos evitar a toda costa. En ella se hacía mención tanto a la cerveza como al vino con gaseosa -el tradicional tinto de verano-, dos clásicos líquidos del verano y sobre todo de las comidas de menú laboral, como productos de los que no conviene ni usar ni abusar.
Rogelio nos confiesa en un largo texto que está de acuerdo con muchos de los comentarios del artículo -que se le antoja “tremendista y para ganar visitas”- donde diversos lectores decían que vetar la gaseosa es una exageración, o que una cerveza a la hora de comer hace menos daño que muchas de las otras sustancias que indicábamos como poco recomendables y de las que, en efecto, solemos abusar tanto o más.
Aún así, Rogelio opina que el tinto de verano es más sano y engorda menos que la cerveza, a causa de que está diluido en gaseosa y por lo tanto tiene menos grado alcohólico. Nos pide finalmente que aclaremos si está en lo cierto o, por el contrario, la cerveza es más recomendable y engorda menos.
Para empezar, solo podemos reiterarle a Rogelio lo que ya dijimos en el citado artículo, y es que tanto la cerveza como el vino con gaseosa o cualquier otro refresco dulce, son muy poco recomendables como acompañamiento habitual de las comidas, e incluso como bebida ocasional. Es cierto que las patatas fritas en abundancia, la fritanga, las comidas con salsas, etc., tampoco son un manantial de salud, pero una cosa no quita la otra: no hacen a estas bebidas menos insanas. A partir de ahí, cada una y uno es libre de tomarlas en las cantidades que le apetezca, pero la realidad es la que es.
¿Tinto de verano o cerveza?
Otro tema es que nos queramos entretener midiendo las calorías de uno u otro brebaje para dilucidar cuál es el campeón de la insania y los kilos de más. Puestos a hacerlo, antes que nada destacar que no solo deberemos contar las calorías de cada uno, sino también el volumen de cada uno que consumimos.
No podemos decir que para nosotros es más sana la cerveza si, por ejemplo, solemos tomarnos dos copas con el menú, pero nos comparamos con otro compañero o compañera que solo toma un vaso normal de tinto de verano. Al revés, si tomamos varios vasos o copas de tinto de verano, o un vaso “tipo katxarro”, no podremos defender que nos sienta mejor que la cerveza. Así que deberemos comparar para iguales cantidades, pongamos los 125 mililitros que puede contener una copa de vino.
Empecemos por el tinto de verano: no es lo mismo un tinto con gaseosa endulzada a base de sacarosa -como las bebidas dulces- que otra con edulcorantes artificiales que no aportan calorías, tal como nos comentaba un lector en el “polémico” artículo sobre la dieta de menú. En el caso de la gaseosa con sacarosa o de que usemos Sprite o limonada para el tinto de verano, nuestro índice glucémico saltará por los aires y también lo hará el aumento de calorías vacías, que no alimentan y van a parar a los pliegues de grasa de tripa y cartucheras.
De nada servirá que el grado de alcohol de un tinto de verano esté rebajado hasta cerca del 5-6% en volumen que tiene una cerveza pilsener normal, como la Mahou, la Estrella Dorada, la Estrella Galicia o tantas otras, porque el azúcar compensará la reducción de calorías del alcohol. Hay que tener en cuenta además que el vino de por sí tiene mayor poder calórico que la cerveza al concentrar más grado, y aproximadamente se mide a una kilocaloría por mililitro. Así que una copa de 125 mililitros de vino vienen a tener unas 110 kilocalorías.
Si sustituimos la mitad por gaseosa con edulcorantes, sí conseguiremos rebajar este poder calórico a la mitad si mezclamos a partes iguales. De este modo, la copa contendría aproximadamente unas 55 kilocalorías, siempre y cuando no hubiera presencia de azúcares, como hemos comentado, en cuyo caso se podrían elevar las calorías más allá de las 125 kilocalorías.
Respecto a la cerveza, su poder calórico puede provenir por su cantidad de alcohol y también por los hidratos de carbono que contenga, si tiene, cosa que no suele suceder en las de tipo pilsener, las más comunes y consumidas. Pero tiene menos calorías por unidad que el vino, debido a que su grado es menor. Una jarra de 250 mililitros contiene 88 kilocalorías; una lata de 330 mililitros asciende a 117 kilocalorías. En igualdad de condiciones volumétricas con el tinto de verano, una copa de 125 mililitros tendría 44 kilocalorías, 11 menos que el tinto con gaseosa a base de edulcorantes.
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