10 establecimientos a los que jamás entrarías si no te descubriéramos lo bien que dan de comer

Terraza del restaurante Uskar

Elisabeth G. Iborra

23 de octubre de 2022 06:00 h

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El gastrónomo y enólogo Eusebio Pérez-Pastor Escobedo cogió hace 20 años una Vespa y se marchó a descubrir algunos de los lugares más antiguos de España, donde están los sabores de siempre, las historias de barras de bar y la gastronomía de los Sitios de Toda la Vida.

Así ha titulado su libro, una guía en la que aparecen 600 de estos lugares auténticos en los que nunca te imaginarías que ibas a comer tan bien. El experto nos ha facilitado estos rincones secretos (tanto que no tienen ni redes sociales) en los que el buen comer siempre va acompañado de un buen vino y en los que no hay cliente que tenga el valor de decir que no a uno de esos guisos de la abuela que te hacen sentir como en casa. 

Estas son algunas de las tascas, bares, mesones y tabernas que a él, y a muchos otros, les han llenado el estómago y el corazón. Algunos están en el meollo de diferentes capitales y la mayoría escondidos por pueblecitos para alejarse del mundanal ruido, pero continuando con el buen yantar en un ambiente de toda la vida y a precios económicos.  

En las capitales

Uskar proviene de Huéscar, el pueblo del chef José Miguel Valdivieso, quien ha montado oasis culinario en un barucho de Embajadores con una bodega de vinos muy singulares que has de catar con su Pasaporte Vinícola.

Te sorprenderán las delicias que salen de su pequeña cocina, desde croquetas de carabineros, fingers de bacalao con mayonesa de kimchi y berenjenas al kamado con anchoas ahumadas; pasando por el arroz con chantarela o rebozuelo, ajetes y ajonegro o el curioso jamón de cordero hallal; hasta el meloso cuello de cordero de Salobreña con coliflor salsa café de París y trinxat y su chuletón de atún, solo comparables con su postre Muerte por cerezas. Calle Alonso del Barco, 11, Madrid.

Bodega Montse es una taberna centenaria, pero de las de verdad, de esas que han sobrevivido a los caprichos de las modas. Muy cerca de las Ramblas y del mercado de la Boquería, esta bodega de toda la vida mantiene la autenticidad de una decoración que lleva caracterizándola más de 100 años.

Barriles antiguos, botellas con telarañas y un ambiente de los de siempre: estos, y sus anchoas y vermús de calidad, son los motivos por los que es una de las más reputadas del Raval. Carrer Arc Sant Agusti, 5, Barcelona

Desayuno, comida, merienda y cena están disponibles en Ca S'Andritxol y todo con platos mallorquines a precios asequibles bajo un ambiente acogedor. Si vas, no puedes perderte el bacalao mallorquín, los calamares rellenos, el conejo con cebolla, las manitas, los caracoles o un lomo de cerdo envuelto en hojas de col, sobrasada y butifarrón típico de la isla. Camí Roig, 49, Palma de Mallorca

De escapada por los pueblos

En Asturias

En un tranquilo entorno rodeado de naturaleza, está Bar Casa el Obispo, un chigre en el que la comida casera es la orden del día. Es el lugar idóneo para probar un pote asturiano de los de siempre, su famoso guiso de costillas, un arroz con leche o el embutido de cerdo más famoso de la cocina astur: el chosco. También tienen tienda. Trevías, sn, San Pedro de Paredes

En Cantabria

En Mesón La Bolera se impone la decoración rural en madera y piedra, rodeada del verde típico cántabro, cuyos árboles y montañas se disfrutan mejor si pides comer en la terraza. Además, ahora que se acerca el frío, ¿qué mejor que unos platos de cuchara?

El cocido montañés es tan abundante que, aunque lo pidas para dos, puedes llenar cuatro platos, y la asadurilla, la pierna al horno y sus postres caseros no te dejarán indiferente. Ctra. de Colsa, sn, Los Tojos

En La Rioja 

Oculta en un pequeño pueblo riojano, en la Bodega Guillermo no les hace falta tener carta para triunfar. Te recomendamos que hagas ayuno el día anterior, porque la cantidad de sus 20 platos de gastronomía local no entra en cualquier estómago.

Destaca la cazuela de conejo a la riojana, la famosa sopa de ajos con setas o su especialidad: las patatas a la riojana. Campillo, 9, Cuzcurrita del río Tirón. 

En Galicia

Casa Cándida también es conocido como La Casa de los Siete Platos, que son los que componen un único menú solo apto para valientes: tacos, almejas a la marinera, caldo gallego con todos sus avíos, arroz con pollo, cocido, asado de ternera con  patatas fritas, y tarta, brazo de gitano o miel con requesón.

Todo acompañado de un auténtico pan gallego y un vino de la casa,  normalmente mencía de la Ribeira Sacra. Y si no has explotado todavía, un café y un buen licor.  Viveiro 7, Viveiró, Lugo

En Castilla y León

Paredes de piedra y vigas de madera envuelven las mesas de Casa Pepa, que ya han visto a muchos clientes disfrutar de esas cosas “pa’ ir abriendo boca”, que diría su dueña.

Bacalao en aceite con pimentón de la Vera, estofado de judiones de Sanabria con chorizo y guiso de oreja con patatas, no sin una cazuelita de crema quemada o un trozo de tarta casera de postre para los más golosos. Travesía Alfonso XIII, 28, Ferreruela de Tábara, Zamora

En Murcia

Para apreciar cómo eran los bares de hace 70 años, acércate al Bar El Chamones, con su fiel clientela. No dan comidas ni cenas pero sí embutidos, habas, pan, conserva y, a veces, patatas “cocías” con ajo.

Para beber, vinos de la zona. Y los taberneros ven con buenos ojos que cualquier parroquiano traiga a la taberna su propia manduca, así que no es raro ver aparecer a alguno con una fritada de conejo o una llanda de carne asada. Pza. Miguel Marín, 5, Totana

En Navarra

La Venta de Juan Pito está en el valle de Isaba. Sus clientes no solo gozan de un ambiente relajado y familiar, sino también de sus productos frescos en platos como las migas con chistorra, las alubias rojas, huevos fritos con patatas y jamón.

Sus carnes a la brasa no pueden faltar, ya sea el jarrete de cordero o los chuletones, gloria pura. Puerto de la Belagua, sn. Km 47.5, Isaba

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