Compras online en el Reino Unido: ¿debo pagar más tras el Brexit?
El Reino Unido dejó de pertenecer a la Unión Europea, efectiva y definitivamente, el primer día de este año. Si bien la salida oficial se había producido en enero de 2020, los meses que vinieron después fueron un periodo de transición durante el cual –en la práctica– las condiciones siguieron siendo las mismas que antes.
Con el inicio de 2021, en cambio, comenzó a regir el acuerdo alcanzado por ambas partes el día de Nochebuena del año pasado. El Reino Unido, según la Comisión Europea, “es ahora oficialmente un tercer país”.
Esto que implica que “a efectos aduaneros recibe el mismo trato que cualquier otro país no perteneciente a la UE”. Esto supuso, entre otras cosas, el fin de la libre circulación de personas, servicios y mercancías entre el Reino Unido y Europa.
Según expertos del Banco de España, nuestro país será de los más perjudicados por el Brexit, pues su exposición a la economía británica “es notablemente superior a la que mantienen las otras grandes economías del área del euro”.
Pero, más allá de las previsiones globales y las posibles consecuencias a largo plazo, surgen las dudas sobre los efectos inmediatos: ¿cómo afectan estos cambios a los consumidores? ¿Hay que pagar más para comprar productos por medios electrónicos en el mercado británico?
Impuestos y aranceles aduaneros, ahora sí
La respuesta es que sí: un poco más hay que pagar. En este sentido, las normas que rigen el comercio electrónico son las mismas que afectan a las importaciones, y están sujetas a la aplicación del IVA y aranceles al pasar por la aduana, algo que hasta ahora no sucedía.
Es decir, se aplica el IVA general (del 21%, que grava a la mayoría de los productos, como ropa y tecnología), el reducido (10%, que afecta a ciertos productos sanitarios, destinados a actividades agrícolas, etc.) o el superreducido (4%, por ejemplo para los libros y revistas), según corresponda.
Hay, sin embargo, algunas excepciones temporales. Como explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los productos que cuesten menos de 22 euros estarán exentos del IVA hasta el 30 de junio de este año.
A partir de julio, todos los productos –sin importar su precio– tendrán que pagar el impuesto al valor añadido. En cuanto a los aranceles aduaneros, solo se cobran ante el ingreso de mercancías procedentes de fuera de la Unión Europea y cuyo precio supera los 150 euros.
En virtud del citado acuerdo entre Londres y Bruselas, los productos provenientes del Reino Unido tampoco tienen este costo extra incluso aunque su precio exceda los 150 euros (pero sí están sujetos a otros eventuales costos generados en la aduana).
Cuando se trata de compras por internet, de esos trámites en el ingreso al país –o a la región económica– se encarga la empresa de transporte (es decir: Correos, DHL, UPS, Fedex, etc.). Cada compañía establece sus propias comisiones por tales gestiones.
Correos explica que su “tarifa por presentación a la aduana” es de 5,88 euros, y que la gestión del Documento Único Administrativo (DUA) de importación tiene un costo que varía entre 19,03 euros (DUA simplificado, por productos de menos de 150 euros) y 24,62 euros (DUA ordinario, por mercancías de más de 150 euros, productos con impuestos especiales como tabaco o alcohol, etc.).
Qué pasa con Irlanda del Norte
Una posible excepción podría ser la situación de Irlanda del Norte, que forma parte del Reino Unido –y por ende de su territorio aduanero– pero que ahora mantendrá una política diferente en relación con su comercio exterior.
Esto se debe a que, como ha sucedido históricamente, las autoridades de ambas partes de Irlanda (tanto la del Norte como la del Sur, es decir, la República de Irlanda, que sí sigue formando parte de la UE) se niegan a establecer una “frontera dura” entre ellas.
Como consecuencia, y tal como detalla la web oficial de La Moncloa, Irlanda del Norte “continuará aplicando la normativa aduanera, de IVA y de impuestos especiales de la Unión Europea en lo que a comercio de bienes se refiere”.
En otras palabras, los intercambio de mercancías con Irlanda del Norte se siguen considerando “movimientos intracomunitarios”. Esto obliga a un endurecimiento de los controles en los puertos británicos para los movimientos entre la isla de Irlanda y la de Gran Bretaña, pero podría ser una “ventana” que se abre para vendedores y compradores online tanto del Reino Unido como de la Unión Europea.
Perjuicios para los consumidores
Los consumidores españoles y del resto de la Unión Europea tenemos, en todo caso, la posibilidad de comprar en otros mercados. Las estimaciones previas al acuerdo de diciembre de 2020 señalaban que siete de cada diez usuarios europeos dejarían de comprar en el mercado electrónico británico.
Es evidente, por lo demás, que los más perjudicados son los consumidores residentes en el Reino Unido, quienes ahora deben pagar más por cualquier compra realizada a países de la Unión Europea.
Compras que, hasta el año pasado, no implicaban impuestos ni aranceles extras ni ninguna otra dificultad. Según la Oficina Nacional de Estadísticas de ese país, el 82% de los británicos realizan compras por internet, con un gasto superior a 1.600 euros por persona por año.
Y hasta un 52% de esas compras eran en el extranjero. Aunque los mercados mayoritarios son China y Estados Unidos, varios países de Europa –España entre ellos– representan una buena parte de ese intercambio.
Eso explica que muchas personas en el Reino Unido hayan aprovechado las redes sociales para expresar su malestar por estas consecuencias perjudiciales del Brexit.
Recordaron que el primer ministro británico, Boris Johnson, había asegurado que el comercio entre ambas partes continuaría sin aranceles incluso cuando el proceso de salida hubiera concluido. Una promesa que, está claro, no ha podido cumplir.
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