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Cuidar las cicatrices en la playa y la piscina

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Una cicatriz es una herida, por tanto, algo muy vulnerable y sensible a cualquier amenaza externa porque la piel está intentando sanarse. Cuando esto sucede, crece piel nueva sobre el área para protegerla y repararla.

Pero esta nueva capa es mucho más frágil y no suele coincidir con nuestro tono de piel. Puede aparecer como una marca elevada, de color rojo brillante o incluso púrpura.

Una cicatriz es más fácil que se queme con el sol y que se infecte con el agua del mar. Esto se complica cuando los bronceados y los largos baños en el mar y la piscina están a la vuelta de la esquina. Entramos en un periodo crucial para el cuidado y tratamiento de las cicatrices, sobre todo si son recientes.

Cómo se forman las cicatrices

Cuando la piel se lesiona empieza un proceso de curación que varía en función de la gravedad de la lesión. Es importante conocer en qué estado se encuentra la cicatriz para saber qué cuidados específicos necesita. 

Desde que se produce hasta que se cura, la cicatriz pasa por varias fases que detalla la Sociedad Española de Heridas. La primera es la de coagulación, que es cuando aparece la herida, empieza a sangrar y el cuerpo bloquea el drenaje para detener el sangrado y se forma una costra y es cuando precisa mayores medidas de protección.

El sistema inmunitario responde para prevenir posibles infecciones y para proteger la herida. En esta segunda fase, la de inflamación, los vasos sanguíneos se dilatan, lo que permite una correcta irrigación y oxigenación de la herida. Durante estos días, la zona permanece enrojecida e inflamada.

El tejido dañado se regenera en la fase proliferativa y empieza a disminuir de tamaño. El cuerpo suele estimular la formación de colágeno 15 días después de la lesión y se inicia la regeneración del tejido gracias a la intervención de los glóbulos rojos.

Por último, en la fase de remodelación, se repara la dermis. Este proceso puede durar unos dos años, en función del tipo de piel, la gravedad de la lesión y la zona donde se encuentre.

Cómo proteger la cicatriz de los grandes enemigos del verano

Antes de hablar de las precauciones que debemos tener con las cicatrices es importante matizar que no es lo mismo el cuidado que requiere una cicatriz que aún está roja y en fase de inflamación (los primeros meses) que una cicatriz antigua, que suele tener un color más blanco alrededor.

Además, y tal como reconoce la Asociación de la Academia de Dermatología estadounidense (AAD), ninguna cicatriz puede eliminarse por completo, pero con un buen cuidado la mayoría se harán más pequeñas y discretas.

Cuidado con el sol

Si una cicatriz reciente se expone al sol se produce lo que se llaman hiperpigmentación posinflamatoria, que puede hacer que la cicatriz cambie de rosa a marrón de forma irreversible y posiblemente parezca más inflamada.

Esta coloración no desaparece fácilmente y puede hacer que las cicatrices sean aún más notorias porque los rayos UV provocan una sobreproducción de melanina.

En un estudio publicado en Seminars in Plastic Surgery los expertos determinaron que las cicatrices recién formadas, las que tienen menos de 18 meses, son “altamente susceptibles al daño de los rayos UV”. En particular, los rayos UV pueden causar hiperpigmentación y cambios estructurales en la matriz de colágeno. 

La exposición al sol no solo afecta la apariencia de una cicatriz sino también la rapidez con la que cicatriza el tejido. Por tanto, después de unos tres meses la cicatriz se empieza a ver bastante normal, pero si nos quemamos, puede retroceder y volver a las primeras etapas de curación. 

Para minimizar estos efectos es recomendable proteger y cubrir la cicatriz con un vendaje o ropa

Para minimizar estos efectos es recomendable proteger y cubrir la cicatriz con un vendaje o ropa, que es la forma más eficaz de proteger nuestra piel del sol y las cicatrices recientes. Por tanto, es importante evitar la exposición directa al sol.

A partir de los seis meses, podemos protegerla con un protector solar igual o superior a 50 FPS y renovar la aplicación cada cuatro o cinco horas. Debemos tener en cuenta que a los 12-18 meses después de la lesión la piel nueva tiende a ser más delgada y se quema más fácilmente.

Agua sí, pero con moderación

Aunque todavía planea la idea de que el agua de mar lo cura todo y que cuando pica, cura, lo cierto es que debemos tener precaución con ciertas heridas. Si bien es cierto que el agua de mar contiene importantes cantidades de minerales, sobre todo de yodo, y que este ayuda a acelerar la cicatrización de las heridas, debemos tener en cuenta que la solución salina no es solo agua salada del mar. 

La primera, la solución salina, es estéril; la segunda, no. Esto significa que el agua de mar puede contener trazas de contaminación humana y una importante variedad de microorganismos, especialmente Staphylococcus aureus, que sobrevive en el agua salada.

El agua de mar “puede contener microorganismos que pueden ser patógenos, incluyendo bacterias, protozoos y virus”, reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que no beneficia para nada si tenemos alguna cicatriz reciente.

Lo mismo ocurriría con el cloro de las piscinas y una cicatriz en la fase aguda o a la que se le han retirado los puntos recientemente. Por tanto, durante las primeras dos semanas tras retirar puntos o grapas o de habernos hecho una herida, lo mejor es no sumergir la cicatriz en agua, especialmente si aún está roja.

Si ya ha pasado un mes de la herida y se ha recuperado la barrera cutánea, el riesgo de infección baja. Por tanto sí podría mojarse pero evitando baños prolongados: no más de 15 minutos. Al salir del agua, la herida debe secarse bien con pequeños golpecitos, nunca frotando la piel ya que esta no ha adquirido su consistencia permanente.

Las inmersiones frecuentes o prolongadas alargan el tiempo de cicatrización y alteran su aspecto. En el caso de que la cicatriz sea antigua, ni el agua de mar ni de piscina tendrán ningún tipo de trascendencia.

Mantener la cicatriz hidratada

Es importante mantener la piel hidratada para que permanezca lo suficientemente elástica para regenerarse de forma más efectiva. Los productos específicos para ello ayudan a mejorar la apariencia de las cicatrices difíciles, humedecen y producen un efecto emoliente.

Además, debemos tener en cuenta que pasar mucho tiempo en el agua o la playa no hidratará más la piel, sino que puede tener el efecto contrario ya que el contenido de sal o cloro puede secar la piel de forma más rápida. Es recomendable una ducha tras nadar para eliminar estos químicos y después aplicar una crema hidratante.

Apósitos especiales para cicatrices

En la mayoría de los casos contienen polímeros de silicona y suelen utilizarse para reducir el tamaño de la cicatriz. Además de que ayudan a aliviar el picor, también incorporan un fotoprotector físico FPS 50, aunque debemos tener en cuenta que un uso prolongado y continuado puede irritar la zona.