Cómo actuar en caso de incendio en casa
La mayoría de las personas tiene la sensación de que la posibilidad de que ocurra un incendio en su casa es remota. En cierto sentido, hay razones para esa sensación. La última edición del informe Estamos seguros, elaborado por la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA) con estadísticas de 2018, explica que “durante muchos siglos en la historia de la humanidad, el fuego fue un riesgo real y muy cercano con el que había que convivir; pero en los tiempos presentes que se produzca un incendio es un hecho poco probable”.
Según el documento, “en términos gruesos, puede pensarse que, estadísticamente, si se produce un incendio en una casa no debería volver a producirse otro hasta un siglo después”. No obstante, más allá de esa improbabilidad, los incendios domésticos existen. Y no son pocos: en el último año se produjeron 93.467. Lo cual equivale a decir que en España se produce un incendio hogareño cada 5 minutos y 37 segundos.
La mayoría de los incendios asegurados (que son los incluidos en el informe de la UNESPA), por cierto, ocurren en las viviendas: el 71,4 % del total. El segundo puesto en esta estadística les corresponde a las comunidades de vecinos -el 11,4 %-, mientras que los de comercios, industrias y otros sitios representan solo un 16,8 %. Por todo esto, es importante conocer el protocolo que se debe seguir cuando se produce un incendio en el hogar.
Qué hacer cuando se detecta el fuego y se puede huir
La situación más leve es aquella en la que se detecta la presencia de fuego cuando todavía es pequeño y no se ha extendido. Es decir, cuando es posible apagarlo, tarea para la cual lo más apropiado es utilizar un extintor. Nunca, bajo ningún concepto, se debe usar agua en caso de que esta pueda alcanzar instalaciones eléctricas o líquidos inflamables, como aceite o gasolina. Un episodio bastante común es que se prenda fuego una sartén; en tal caso, se debe procurar mantener la calma, mojar un trapo y echarlo encima de las llamas, un modo simple y efectivo de neutralizarlas.
Por supuesto, no se debe correr ningún riesgo inútil. Quien intente apagar un fuego siempre debe situarse entre las llamas y la vía de escape. Ante la menor sospecha de que no podrá extinguirlo, o cuando el humo ya inunda la vivienda (lo que puede hacer imposible detectar dónde están las llamas), los pasos a seguir dependen de si se puede salir de la casa o no.
En caso de que la salida sea posible, los pasos esenciales son tres, según explican los Bomberos de Barcelona: huir y cerrar todas las puertas que se pueda (para que el aporte de aire sea menor y el fuego se desarrolle con mayor lentitud); bajar a la calle por las escaleras (nunca usar el ascensor) y llamar a los bomberos cuanto antes. Durante la evacuación, es importante no empujar a otras personas afectadas y, una vez fuera, alejarse del portal, para no obstaculizar la salida de otras personas ni el ingreso de los bomberos.
Solo si es posible, conviene coger las llaves de la casa, para entregárselas a los bomberos cuando lleguen. Y nada más: en ningún caso hay que demorarse tratando de salvar otros objetos del fuego, ni mucho menos volver a entrar en la casa una vez que se ha salido de ella. La llamada a los bomberos (al 080, o en su defecto al 112, válido para emergencias y que puede efectuarse incluso sin cobertura de móvil) debe hacerse siempre, sin pensar que “seguro alguien ya ha llamado”.
Si la huida exige atravesar algún sitio donde hay humo, se debe pasar agachado o gateando, si es posible con un trapo húmedo que cubra la cara. El humo es muy tóxico y puede causar, en unos pocos minutos, el desmayo y la muerte. Por otra parte, el fuego puede ocasionar desperfectos eléctricos en muy poco tiempo.
Esa es la razón por la cual, en caso de incendio, se debe bajar siempre por escaleras: un corte de energía convierte al ascensor en una trampa. ¿Qué hacer si hay fuego o humo en las escaleras? No bajar. Lo que corresponde en esos casos es encerrarse en la casa y esperar ayuda, como se describe a continuación.
Cómo protegerse cuando el incendio impide salir
Cuando hay fuego o humo en las escaleras o en la casa y no se puede salir, o cuando el incendio se produce en alguna vivienda de una planta inferior, se debe recurrir al confinamiento. Lo básico en estos casos también se resume en tres indicaciones: refugiarse en la estancia más alejada del fuego cerrando todas las puertas que sea posible, colocar ropa mojada (sábanas, toallas, camisetas, etc.) en las rendijas de las puertas para impedir el paso del humo, y -además de llamar a los bomberos- asomarse a una ventana o a un balcón para ser visible desde fuera, ya que hay que esperar ayuda o indicaciones externas.
Si el fuego está en una casa de más abajo en el mismo bloque de pisos, hay que cerrar las ventanas para evitar que entre humo. Y si el humo está muy cerca, se puede reforzar este aislamiento con cinta adhesiva, tanto en las juntas de las ventanas como en los conductos de ventilación. En caso de que las llamas estén cerca de -o en contacto con- las ventanas, existe el recurso de mojar los cristales, para que estos resistan más y mejor una posible rotura.
Por lo demás, si una persona advierte que tiene fuego en su ropa debe evitar correr y debe tumbarse en el suelo y rodar sobre sí misma. Si descubre fuego en la ropa de otra persona, debe también situarla sobre el suelo y cubrirla con una manta. Hay que evitar esconderse y procurar mantenerse siempre cerca del suelo, ya que el humo tiende a subir y, en consecuencia, el aire de abajo siempre está más limpio. La recomendación es seguir siempre las indicaciones de los bomberos. Incluso cuando el incendio parezca ya sofocado, hay que esperar a que ellos informen de que ya no existen riesgos y den la autorización de que se puede salir.
Más allá de todas estas medidas, está claro que lo más conveniente es tomar todos los recaudos para prevenir los incendios: tener mucho cuidado con velas, estufas y productos inflamables, no fumar en la cama, evitar sobrecargar los enchufes y conexiones eléctricas, etc. Y también es clave conocer la ubicación y la forma de uso de los extintores domésticos, así como también las posibles vías de escape, sobre todo en los edificios y bloques de pisos que ofrecen más de una alternativa.