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Por qué es fundamental tomar el sol en invierno

Foto: ConsumoClaro

Marta Chavarrías

29 de enero de 2018 20:37 h

Cómo nos “alimenta” el sol en invierno

La luz solar aporta numerosos beneficios sobre la salud. Es necesaria como:

  • reguladora del ánimo, a través de la serotonina
  • reguladora del sueño, a través de la melatonina, cuyos niveles son más altos durante la noche, cuando no hay luz
  • como reguladora de las defensas, porque la exposición al sol aumenta el número de glóbulos blancos, o limfocitos en la sangre
  • y, sobre todo, como productora de vitamina Dvitamina D, esencial para múltiples funciones de nuestro cuerpo: salud ósea, muscular y dental, modulación de defensas, regulación del crecimiento celular e intervención en ciertas enfermedades autoinmunes.

Los efectos de la luz solar no son los mismos siempre para todos; dependen de factores como:

  • la superficie cutánea expuesta
  • la intensidad de la radiación UV que, a la vez, depende de la perpendicularidad de los rayos, de la altura sobre el nivel del mar, la latitud, la época del año o el filtro atmosférico.
  • la pigmentación de la piel, ya que cuanta más pigmentación, es decir, cuanto más oscura es la piel, más necesita exponerse al sol para crear suficiente vitamina.

La parte de los rayos solares que es importante es la luz ultravioleta B (UVB), la forma más natural de obtener vitamina D.

Porqué es importante la vitamina D

En condiciones normales, se necesitan entre 600 y 800 unidades de vitamina D al día para que la cantidad sea la adecuada. La principal fuente natural de esta vitamina, como se ha comentado, es el sol: el 80% y el 90% se elabora en la piel a partir de la luz ultravioleta de las radiaciones solares, que convierten una sustancia derivada del colesterol en colecalciferol (vitamina D3).

Después, esta vitamina se activa en el hígado y en el riñón, dando lugar a su forma activa calcitriol. Y esto es precisamente lo que hace que esta vitamina sea única en comparación con otras, es decir, que cuando el cuerpo obtiene vitamina D, la convierte en una hormona, la denominada calcitriol. Las dosis recomendadas equivalen a una ingesta diaria de 1.000 Ul (unidades internacionales).

En cualquier época del año, el tiempo que se necesita para obtener la dosis recomendada de vitamina es, según el Grupo de Investigación en Radiación Solar de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), inferior al que sería necesario para provocar eritema o enrojecimiento al tipo de piel más habitual entre la población española. En invierno (de noviembre a febrero), son necesarios unos 130 minutos de exposición (unas dos horas), que no implica riesgo de quemadas (los expertos sitúan el riesgo a partir de los 150 minutos en invierno).

Según los investigadores de la UPV, es difícil alcanzar las dosis recomendadas durante esta época del año porque el tiempo de exposición (130 minutos) resulta excesivo. También debe tenerse en cuenta que la exposición corporal apenas llega al 10%. En verano, en cambio, con diez minutos tendríamos suficiente para absorber la cantidad necesaria de vitamina D. Debe tenerse en cuenta, además, que para beneficiarnos del sol tenemos que hacerlo sin cremas solares, para permitir la entrada de la radiación UV.

La hora del día también es fundamental. Durante las partes tempranas del día en verano y durante la temporada de invierno, los rayos del sol entran en la atmósfera de la Tierra en un ángulo demasiado grande y buena parte de los rayos UVB quedan bloqueados, por lo que la piel no puede producir suficiente vitamina D. Cuanto más cerca del mediodía se exponga la piel, mejor será el ángulo y más vitamina se producirá. Una manera de saber cuándo es el mejor momento es fijarse en la sombra: si la sombra es más alta que nosotros, no se está produciendo mucha vitamina D.

Insuficiencia de vitamina D

La falta de esta vitamina está relacionada con huesos frágiles, raquitismo en los menores y osteomalacia en personas adultas, según el Servicio de Endocrinología y Nutrición de La Fe. En un estudio de este servicio publicado en septiembre de 2017, los expertos han advertido que en España “1 de cada 3 personas presenta un déficit de vitamina D”, sobre todo en las poblaciones de riesgo como ancianos, obesos o personas diabéticas.

Una de las posibles causas de este déficit de vitamina D, a pesar de vivir en un país con bastantes horas de sol, es el estilo de vida actual. Para los expertos, hay una tendencia cada vez más generalizada a “pasar más horas en espacios cerrados y a usar fotoprotectores solares de factor alto”. La insuficiente exposición solar pasa factura y se traduce en una reducción de las tasas de vitamina D.

Un problema con una fácil solución: bastaría con pasar 10 minutos al sol cada tres o cuatro días, según los expertos. Las personas con piel oscura necesitarían de 5 a 10 veces más exposición al sol que las personas con piel clara para sintetizar la misma cantidad de vitamina D.

La insuficiencia, por tanto, se asocia con un mayor riesgo de sufrir distintas enfermedades. Según los expertos de la UPV, dado que muy pocos alimentos contienen esta vitamina (pescado azul, aceites de pescado y algunos vegetales o cereales), su síntesis por exposición solar es la principal fuente natural.

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