¿Está fallando la vacuna contra la gripe este año?
Según el último informe del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España, esta enfermedad se ha convertido en epidémica en muchas comunidades del país durante las últimas semanas, con una tasa de 138 casos por cada 100.000 habitantes en la semana que fue del 26 de diciembre al primero de enero de 2017, un 51% más que en la semana anterior y muy por encima de la cifra prevista como basal para la temporada 2016-2017, que era de 55,86 casos por cada 100.000 habitantes.
Por rangos de edad, las poblaciones entre 15 y 65 años y de mayores de 65 años son las más afectadas. En la gripe se establecen cinco grupos de edad por rangos de vulnerabilidad: menores de 6 meses; de 6 meses a 2 años; de 2 a 15 años; de 15 a 64 y mayores de 64.
En especial se han producido 209 hospitalizaciones por casos graves, con 19 muertes y 61 internamientos en la UCI. El 98,6% de estos casos graves se debe al virus de la gripe A (el H3N2 y el A no subtipado), con un 65% de afectados mayores de 64 años y un 20% entre los 45 y los 64 años.
Estas cifras reflejan una incidencia especial de los casos graves precisamente entre la población con mayor riesgo de complicaciones y en la cual se centran una parte importante de las campañas de vacunación, dada su alta vulnerabilidad: las personas mayores. El otro grupo vulnerable son los niños entre seis meses y dos años, con los que la gripe este año no está teniendo tanto ensañamiento.
Lo cierto es que la epidemia de gripe ha colapsado numerosos servicios de urgencias de hospitales en todo el territorio por una avalancha de personas de la tercera edad con episodios de fiebre alta y problemas respiratorios, muchos de ellos previamente vacunados durante la campaña que se llevó a cabo entre octubre y noviembre de 2016.
¿Está fallando la vacuna este año?
Técnicamente se puede decir que sí, aunque esta afirmación es matizable y habrá que esperar a ver los resultados estadísticos cuando haya pasado totalmente la epidemia, dentro de unos meses. Probablemente no se trate de un error en la vacuna, sino de una mutación en alguna de las cepas contempladas en la misma que ha conseguido resistir al ataque de los anticuerpos. Para entender esto hay que tener en cuenta qué es y cómo se elabora una vacuna contra la gripe.
La vacuna en sí es una inoculación de una serie de cepas de virus inactivos que provocarán en nuestro cuerpo una reacción defensiva para crear anticuerpos contra estas cepas. De este modo, cuando llegue la epidemia nuestra sangre tenga un nivel de anticuerpos elevado que podrá combatir la infección con eficacia.
Pero para que sea así, la vacuna debe contener las cepas adecuadas, es decir que estas coincidan con las de la infección que está por venir. Como es imposible prever el futuro con exactitud, se hace un estudio previo de las cepas más frecuentes al final de cada temporada y en función de ellas se planifica la vacuna para el año siguiente.
Se tiene para ello en cuenta tanto las cepas que se mueven por el hemisferio norte como el sur y la OMS realiza una recomendación para cada hemisferio y cada temporada, que coincide con la entrada de los inviernos austral y boreal. La vacuna recomendada para esta temporada en el hemisferio norte contiene cepas análogas a A/California/7/2009 (H1N1)pdm09, a A/Hong Kong/4801/2014 (H3N2) y a B/Brisbane/60/2008 (linajeVictoria), que fueron las más frecuentes en la temporada 2015-2016.
La cepa más frecuente en el actual brote es del tipo H3N2, la llamada gripe aviar, que está presente en la vacuna recomendada, por lo que es factible que sea una mutación de este virus resistente a los anticuerpos la que esté provocando muchos casos de gripe actualmente, entre ellos los de personas vacunadas. Esto explicaría la presencia de numerosas personas mayores en los servicios de urgencias. Por otro lado, esta cepa ataca especialmente las vías respiratorias, uno de los flancos donde es más vulnerable este grupo poblacional.
¿Hasta qué punto son eficaces las campañas de vacunación?
Como se ha dicho, las vacunas se realizan con un año de antelación y son previsiones que nunca coinciden totalmente con las cepas víricas que circularán en la temporada siguiente. La vacuna se calcula con tanta antelación para tener tiempo para recolectar y cultivar masivamente las cepas análogas recomendadas y elaborar la vacunas; hay que tener en cuenta que se elaborarán cientos de millones de dosis.
Pero la tasa de mutación de los virus es muy alta y por tanto la probabilidad de que las cepas inoculadas con la vacuna coincidan exactamente con las circulantes la temporada que viene no es demasiado alta. Un estudio del año 2011 calculó que la eficacia de la vacuna en la temporada 2010-2011 fue solo del 50%. Este es también el motivo de que la vacuna no valga de un año para el otro, ya que el virus habrá mutado demasiado; cada año hay que hacer las vacunas a partir de los nuevos mutantes para afinar su efectividad.
Por lo tanto, hay margen para que se produzca una mutación que resista los anticuerpos y afecte de modo sensible a los colectivos más vulnerables. La mutación de este año probablemente ha afectado a muchas personas, pero en especial se ha hecho notar entre las personas de la tercera edad y con problemas respiratorios agudos, mientras que otros rangos de población no habrán sentido la diferencia con otras gripes anteriores.
¿Tiene sentido este tipo de campañas?
Las campañas sí tienen sentido por varios motivos. Uno es que la infección no suele producirse por una sola cepa del virus, sino por varias y con la vacuna, por consiguiente, aumentamos la probabilidad de acertar en un mayor número de cepas. Según el año, las vacunas serán trivalentes o tetravalentes, es decir que contemplan tres o cuatro cepas, si ha habido en la temporada pasada mayor variabilidad.
De este modo, aunque haya una cepa mutante agresiva, el resto quedan neutralizadas por la vacuna y se reduce la gravedad de la gripe en personas con alta vulnerabilidad. Para las personas fuera de los grupos de riesgo la vacuna no es tan importante porque pueden ser menos propensos a verse afectados y por que superan la gripe sin mayores problemas.
Por otro lado, la vacunación masiva de personas con riesgo reduce mucho las incidencias hospitalarias y aleja el peligro de colapso de los hospitales, especialmente en estos tiempos de precariedad sanitaria. Siempre, claro está, que no se dé una mutación como la de este año.
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