Puede que mancharse los dedos de tierra sea uno de los placeres de tener plantas en casa. Pero si EL tuyo es el orden, no ensuciar, o tu gato se ha empeñado en utilizar tu maceta como arenero, tal vez haya llegado el momento de plantearte un cambio. Y de empezar a cultivar tus plantas sin tierra; es decir, directamente en agua.
No solo es sencillo; si tienes una ventana soleada, también resulta barato: no necesitas instalaciones de luces LED ni enchufar ningún sistema a la corriente; nada por el estilo. De hecho, hay multitud de plantas de interior muy conocidas (como el poto, los geranios o las aromáticas) que crecen estupendamente, y viven muy felices, en un frasco de cristal con agua y un pequeño aporte de abono. También perfecto si tienes poco espacio en casa.
¿Plantas en agua? Sí, y te ahorras el lío de la tierra
Para crecer, un poto o un helecho necesita nutrientes, oxígeno y agua; además de un soporte que lo mantenga erguido. Tradicionalmente, hemos utilizado la tierra de una maceta, un sustrato sólido del que las plantas van tomando los nutrientes a demanda; gracias al riego que permite a esas moléculas moverse y estar disponibles para tu monstera.
¿Pero qué ocurre si en lugar de tierra solo utilizas agua con un aporte de abono? Es decir, comida para tu planta. Pues que, sin darte cuenta, ¡habrás comenzado tu propio jardín de interior sin tierra! O, técnicamente, llamado jardín hidropónico. Otra ventaja inesperada: de golpe y porrazo desaparece el problema de regar en exceso las plantas, uno asesinatos vegetales más recurrentes.
Y hay más: el mantenimiento de tus geranios, de pronto, se reduce al mínimo: solo necesitas acordarte de cambiarle el agua una vez al mes, y añadir un poco de fertilizante. Lo que convierte a las plantas sin tierra en un jardín de interior de mantenimiento low cost, perfecto para darse a la pereza sin renunciar al verde.
Plantas sin tierra, solo en agua: de la albahaca al aguacate
Es un proyecto ideal para la mayoría de las hierbas aromáticas, como la albahaca, el romero, la lavanda, la menta, el orégano o la salvia. Y, en general, para cualquier planta que puedas multiplicar fácilmente en agua, y que no le cueste echar raíces en un vaso. ¿Otro ejemplo? La planta de aguacate, que puedes obtener gratis con un hueso del súper.
Una vez que eche el tallo, la puedes trasladar a la maceta. O dejar tranquilamente en su frasco de cristal mucho más tiempo (siempre que la alimentes), y disfrutar del placer de ver crecer esas raíces que de otro modo quedarían ocultas bajo la tierra.
Otra planta que vive feliz en agua es la hiedra, una trepadora maravillosa que así puede convertirse en el habitante de una librería de tu apartamento. O el poto, el filodendro y la buscada monstera, cuyas enormes hojas causan furor entre los influencers de las plantas en Instagram. Lo mismo que los geranios, la begoña y la planta araña o cinta. [Si vives con gatos, revisa esta lista completa de plantas peligrosas para tu amigo antes de meterla en casa.]
Lo que necesitas para tener plantas en agua
El cultivo en agua es apto incluso para manazas de la jardinería. Recuerda que muchas plantas no necesitan el suelo para crecer: todo lo que precisan es agua y esos nutrientes que obtienen del suelo. Y que, en este caso, tú le aportas. Y vivirán felices siempre que no les falte el alimento y luz solar.
Primero: hazte con un recipiente para el agua (vale un vaso o un tarro de cristal de conserva vacío), agua del grifo y abono o fertilizante líquido, para añadir los nutrientes. Muchas plantas de interior echan raíces en agua. Solo necesitas un trozo de tallo de entre 10 y 15 centímetros (cm), con el corte realizado justo debajo del punto donde las hojas se unen al tallo (el nudo); y quédate solo con las dos o tres hojas superiores.
Si las dejas en un lugar caliente y luminoso, y todo va bien, las primeras raíces asomarán en tres o cuatro semanas. [Hace un tiempo te contamos cómo fabricar el mejor fertilizante para tus plantas con tus restos de comida]. En este momento, puedes trasladar tu planta a una maceta con tierra. O dejarla en el agua.
Si decides mantenerlas en agua, asegúrate de añadir fertilizante al líquido cada cuatro o seis semanas, para que aporte los nutrientes que tu monstera necesita. La cantidad de producto dependerá de las instrucciones del fabricante, así como del tamaño de tu frasco. Un consejo: mejor quedarse corto que abusar del fertilizante.
No quieres que el recipiente se llene de algas, justo lo que sucede cuando hay un exceso de nutrientes. Coloca tu poto en una ventana, y no olvides cambiar el agua de tanto en tanto para que no le falte oxígeno.
Si ves aparecer las algas (una suerte de pringue verdoso en la superficie del cristal), limpia bien el recipiente antes de volver a introducir tu planta. ¡Y disfruta de tu limpio jardín de interior, a salvo de tu querido minino!
Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines