Doce trucos de limpieza y mantenimiento para que el baño huela siempre bien
Seamos realistas: nada bonito pasa en un cuarto de baño. Pero esto no debería ser un obstáculo para que huela bien. No se trata de atiborrar la estancia de ambientadores: en general un baño es un cuarto de pequeño tamaño, por lo que lo único que conseguirás es aturdir tus sentidos con fragancias para el hogar. El ambientador de mango y pachuli es maravilloso, pero no cuando es tan fuerte que provoca dolores de cabeza.
Que un cuarto de baño huela bien depende de constancia, de unos ligeros cambios en la rutina y, por encima de todo, de hábitos de higiene. Por muchas medidas que tomes, si tu baño no está limpio, jamás olerá bien. Te dejamos aquí unos consejos para facilitar esa tarea:
Lava las toallas
Aunque parezcan bastante inocuas, las toallas pueden arruinar el olor de todo el cuarto de baño. Son unos excelentes retenedores de humedad, que dispersan su mal olor por toda la estancia. Es por esto que si quieres que tu baño no huela debes implementar una disciplina férrea sobre tus toallas:
- Lávalas con regularidad: lo ideal es que las toallas se laven cada par de días.
- No te pases con el detergente: otra recomendación para eliminar el mal olor en las toallas es utilizar una cantidad moderada de jabón líquido o detergente. Es cierto que estos productos facilitan la limpieza de las prendas así como su desinfección; no obstante, en exceso acaban deteriorando los tejidos. También debes evitar usar suavizante, que apelmaza la ropa. Si quieres, puedes sustituir el suavizante por vinagre de alcohol, introduciéndolo en su cajetín correspondiente.
- Menos es más: si sueles lavar tus toallas de ducha con menor frecuencia porque son muy grandes, plantéate usar toallas de manos después de bañarte y lavarlas cada día junto al esto de tu colada. Tus toallas siempre olerán a limpio, te asegurarás de que las grandes no cojan humedad del baño y evitarás hongos o bacterias en tu piel.
- Sécalas al sol: te sorprendería la de baños que tienen el colgador de las toallas escondido tras el lavabo u otro mueble. Las toallas siempre deben estar colgadas al sol para que sequen bien y no retengan humedad. Considera relocalizar el colgador si se encuentra lejos de una ventana (o, directamente, tiende las toallas fuera del baño si este no tiene ventana).
- Lejos del inodoro: el inodoro es un auténtico criadero de bacterias, por lo que es importante que mantengas las toallas alejadas de él. Ante todo, evita tirar de la cadena con la tapa abierta, y mantenla cerrada a no ser que vayas a usar el inodoro.
- Elimina el mal olor: si tus toallas huelen mal hasta después de los lavados, lo ideal es que las remplaces por otras. Si no puedes deshacerte de tus toallas todavía, prueba a ponerlas a remojo en un barreño con vinagre de alcohol y bicarbonato de sodio antes de lavarlas. El vinagre de alcohol es conocido por sus propiedades desodorizantes y antimicrobianas, mientras que el bicarbonato de sodio absorbe y elimina los olores desagradables.
Implementa rutinas de limpieza
Limpiar el baño puede resultar una tarea bastante tediosa, pero podemos aligerar la carga si la repartimos a lo largo de la semana. No tienes por qué limpiar el baño a fondo todos los días para que huela bien, esto es algo que solo tendremos que hacer una vez o dos por semana. Para el día a día, te recomendamos que implementes las siguiente rutina:
- Barre el suelo: es importante que barras antes de limpiar el baño. Si lo haces después de la limpieza de esta estancia es probable que caiga agua al suelo, y ensucies el suelo con una mezcla de polvo, agua y suciedad.
- Limpia el inodoro: es importante limpiar siempre el inodoro primero. Si te preguntas por qué, plantéate lo siguiente: ¿dónde enjuagarás la bayeta y el estropajo de limpiar el baño? ¿En el lavabo recién limpio? Como es natural, la respuesta es negativa, por lo que es importante que limpies primero el inodoro. Empieza primero por la parte superior y la taza del váter. Después enjuaga la bayeta y el estropajo, levanta la taza y limpia la parte posterior. Por último, con tu escobilla del váter, aplica tu producto de limpieza de confianza por dentro de las paredes del váter e incide en el fondo. Es importante que utilices siempre un estropajo y bayeta para el váter que sean distintos de los que utilizas para limpiar el resto del cuarto de baño. Para no confundirte, cómpralos de distinto color o márcalos de alguna manera.
- Limpia el lavabo: una vez que has enjuagado las herramientas de limpieza del inodoro, puedes limpiar tu lavabo. Para darle un brillo adicional a la grifería, moja vinagre de alcohol en papel de cocina y envuélvela con esta mezcla mientras limpias el resto del lavabo. Incide en las juntas del lavabo y, si tienes mármol, no utilices vinagres, leche, bicarbonato, ni cualquier otro remedio casero. Su composición, demasiado alcalina o demasiado ácida, puede dañar la superficie del mármol.
- Limpia el espejo: para dejar el espejo impoluto no hay nada mejor que el vinagre de alcohol. Aplica un chorrito sobre el espejo y utiliza una bayeta seca que no deje pelusa para limpiar la superficie en movimientos circulares.
- Friega el baño: este paso final es, junto al de limpiar el inodoro, el más importante para contribuir a que tu baño huela siempre bien. Elige tu friegasuelos favorito, que sea duradero pero con un olor que podrías oler durante horas, y dale con la fregona hasta dejar el suelo impecable.
Desagüe limpio
Para tu limpieza a fondo semanal, presta especial atención al resto de los elementos del baño, pero también a los desagües, ya que pueden acumular malos olores. Con el tiempo, se puede acumular una masilla de jabón, pelos y suciedad en los desagües del lavabo y la bañera o ducha. Es por esto que es importante que los desatasques con frecuencia. Si quieres evitar que se acumule el mal olor pero preferirías no usar químicos fuertes, sigue estos pasos:
- Pon una taza de bicarbonato de sodio en el lavabo.
- Vierte dos tazas de vinagre sobre el bicarbonato de sodio.
- Deja reposar la mezcla unos minutos.
- Abre el grifo con agua caliente. Cuanto más caliente esté el agua, más bacterias y mal olor se eliminarán. También se puede usar un hervidor o un cazo para calentar el agua ahí, pero asegúrate de que no llegue a hervir.
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