Los seis errores más comunes que cometemos al poner el lavavajillas
Para muchas personas que tienen lavavajillas en casa seguramente sería difícil prescindir de él porque hace de una de las tareas más engorrosas del hogar (lavar los platos), algo menos estresante, más rápido y cómodo. Esto explicaría por qué la mitad de los hogares europeos tienen uno, de acuerdo con los datos del Comité Europeo de Fabricantes de Electrodomésticos (CEDED).
Poner a funcionar el lavavajillas puede parecer una tarea sencilla: introducimos los platos, cubiertos y otros cacharros, ponemos el detergente y presionamos el botón de encendido. No podría ser más fácil. Sin embargo, también es común que cometamos algunos errores al hacerlo, muchas veces sin ser conscientes de que estamos haciendo algo mal.
Qué hacemos mal con el lavavajillas
Si bien algunos de los errores que cometemos puedan parecer triviales, al menos a corto plazo, podrían no solo estar dañando el electrodoméstico y haciendo que gastemos de más, sino que también pueden provocar una limpieza deficiente. Algunos de los errores más comunes son los siguientes.
Prelavar los platos antes de meter en el lavavajillas
Probablemente lo hagamos con la más buena de las intenciones. Sin embargo, enjuagar los platos es una acción inútil y, además, malgastamos agua de forma innecesaria. Basta con eliminar todos los restos de comida de los platos —eso sí, porque el lavavajillas no actúa de basura y estos podrían acumularse en el interior— y luego meterlos en el lavavajillas.
Obviar las tareas de mantenimiento y limpieza
Para lavar bien, un lavavajillas debe estar limpio y en condiciones óptimas. Sin embargo, y aunque parezca lo contrario, el calor y la humedad que se generan crean un ambiente perfecto para que crezca moho, sobre todo en la goma de la puerta, de acuerdo con un estudio publicado en Medical Mycology según el cual el 62% de los lavavajillas domésticos de todo el mundo estaban contaminados por hongos.
Por tanto, si queremos que cumpla con su función tendremos que prestar atención al filtro, una de las partes más sensibles al calor y a la humedad ya que, si no está limpio, el resultado del lavado será peor. Además, la acumulación de cal o un filtro obstruido con restos de comida, grasa o suciedad reducen la eficiencia del lavado. Esto significa que tendrá que trabajar más y usar más energía. Es aconsejable realizar una limpieza profunda una vez al mes y que ejecutemos el ciclo de limpieza como indican las instrucciones.
Además, una vez al mes también tendremos que rellenar con sal y abrillantador el lavavajillas. La primera nos ayudará a evitar que se acumule cal y a suavizar el agua, el segundo permitirá que los platos se sequen sin rayas. En ambos casos las instrucciones del lavavajillas nos dirá cuándo y con qué frecuencia es necesario hacerlo.
No usar la cantidad de detergente adecuada
No porque usemos más detergente dejaremos los platos más limpios. En este caso, cantidad no es sinónimo de mayor limpieza. Lo que puede ocurrir si usamos mucho detergente es que el aclarado no pueda con los restos de producto y los platos salgan con restos de jabón y manchas en el secado.
Por el contrario, usar menos de lo que necesita el electrodoméstico puede llevar a una limpieza deficiente. Una de las opciones más fáciles de usar son las pastillas monodosis, que tienen en el lavavajillas un lugar específico para ellas. No importa si usamos detergente en polvo, líquido o en pastilla; lo que sí deberemos asegurar es que sean los adecuados.
No colocar los utensilios en su lugar
El interior del lavavajillas está organizado en distintas zonas. La cubertería puede ir o bien en un cesto o en una tercera bandeja. Si tenemos un cesto, los tenedores tendremos que ponerlos con el mango hacia abajo y los cuchillos al revés, con el mango hacia arriba. Hacerlo al revés, más que dañar el lavavajillas, nos puede dañar a nosotros.
Aunque no es necesario que la ciencia nos confirme esta obviedad, un estudio publicado en International Journal of Injury Control and Safety Promotion nos ratifica este dato: los objetos punzantes están entre las causas más comunes de lesiones relacionadas con el lavavajillas.
En la bandeja inferior, además de poner los platos separados para que el agua tenga acceso a toda la superficie, podemos poner fuentes y ollas y otros utensilios grandes en los laterales, y siempre boca abajo, ya que en el centro normalmente está el aspersor. Es importante no colocarlos delante, al lado de la puerta, ya que podrían bloquear la apertura del dispensador de detergente e impedir que este llegue a todos los rincones.
La bandeja superior es idónea para vasos, tazas, objetos de plástico o bandejas, que tendrán un lavado un poco más suave. De nuevo podemos recurrir a las instrucciones ya que la mayoría proporcionan diagramas de las formas más eficientes para cargar nuestro lavavajillas.
Sobrecargar el lavavajillas
Llenar el lavavajillas hasta el tope al final nos acabará pasando factura porque tendremos que volver a lavar los platos de nuevo. Cuando los platos y cubiertos están demasiado juntos el rociador y el detergente no pueden llegar a la superficie. Además, los brazos rociadores también pueden quedar atascados. Menos es más cuando se trata de cargar nuestro lavavajillas.
De nuevo la ciencia, esta vez de la mano de un estudio publicado en Chemical Engineering Journal, nos dice que el hacinamiento de platos en realidad puede hacer que el lavavajillas sea menos eficiente, lo que hace que los platos no se limpien de forma completa cuando los sacamos.
Cuando vayamos a poner los platos a lavar, aunque tengamos muchos, deberemos pensar en la capacidad de este electrodoméstico, que es limitada.
Meter cucharas y otros utensilios de madera o cerámica
Estos materiales pueden estropearse o agrietarse con el calor extremo porque el agua caliente puede deformarlos. El Departamento de Agricultura Estadounidense (USDA) aconseja lavar la tabla de madera con agua caliente y jabón después de cada uso y después enjuagarla con agua limpia y dejarla secar al aire.
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