Si vives con un gato lo sabes: a tu minino le gusta dormir. Mucho. Y puede dedicarle a esta plácida tarea la mitad del día sin menear los bigotes. O más: hay gatos que duermen entre 14 y 16 horas. Para entender por qué tu camarada peludo le dedica tanto tiempo a Morfeo, hay que echar un vistazo a sus primos salvajes, porque todos los felinos, pequeños y grandes, son reconocidos dormilones. Mientras que el guepardo sestea durante 12 horas al día, el tigre invierte incluso más, cerca de 16 horas.
Antes de tachar a tu gato de perezoso, conviene revisar sus patrones de sueño, porque son diferentes a los tuyos. Tu amigo ronroneante recupera su energía con varias siestas cortas repartidas durante la jornada; al contrario que nosotros, que solemos dedicar un bloque completo, y más largo, al sueño reparador, normalmente de noche.
Estas siestas gatunas se producen en el modo de sueño más ligero, cayendo solo a ratos en fases de sueño profundo. ¿El motivo? Como tantas otras veces, la respuesta está en sus genes: cuando eres un cazador solitario que necesita comer entre 10 y 20 bocados diarios, te conviene mantener siempre un ojo medio abierto.
¿Qué cama prefiere tu gato?
De hecho, los gatos (como sus primos salvajes) necesitan varias camas, de diferentes tipos y separadas por la casa. Camas protegidas, donde poder refugiarse y esconderse sin ser molestados, cojines mullidos y sitios de descanso en lugares altos, como árboles rascadores y estanterías adaptadas. Tener donde elegir resulta el mejor modo de asegurarte de que tu gato es feliz, y de que no sufre estrés.
Ahora bien, antes de correr a comprar una cama nueva para tu minino, y escoger la más cara pensando que es la mejor, observa primero los hábitos de tu amigo ronroneante. El mejor modo de acertar es preguntar a tu minino: observa dónde le gusta dormir de forma natural. A algunos gatos les gustan los cojines.
Otros prefieren acurrucarse bajo el edredón u ocultarse en el armario entre tu ropa o en otros sitios cerrados similares. Mientras que otros eligen sestear en lugares altos, cerca de una ventana, o lo más cerca posible del radiador. Todo depende de la personalidad de tu gato (sí, cada uno es único y tiene su propia purrsonalidad), y de sus preferencias.
Y, para ser sinceros, a otros mininos no les gustan las camas gatunas; y prefieren dormir en la tuya o utilizar tu regazo para echarse una cabezada. Sobre todo, ten en cuenta que tu minino es quien tiene la última palabra.
Cama para gatos con caja de cartón: ¡éxito seguro!
Haz la prueba: coloca una caja de cartón vacía en mitad del salón, y observa como tu Felis silvestris catus no tarda más de unos minutos en apoderarse de ella. Y un rato después, se hace un ovillo y se echa a dormir.
Los espacios cerrados, como esta simple caja, ofrecen refugio y seguridad a tu amigo. No solo eso: tienen un impacto enorme en su bienestar físico y mental. De hecho, los gatos no solo adoran las cajas (como Internet se ha encargado de documentar); resulta que, además, las necesitan.
Una caja de cartón ofrece a tu amigo un lugar donde esconderse; algo que de forma inmediata reduce su ansiedad, y mejora su salud. Tiene sentido cuando uno aprende que la primera reacción de un gato frente a una situación estresante es, si le damos la opción, ocultarse.
La ciencia del comportamiento felino ha demostrado que una simple caja de cartón puede bajar los niveles de corticoides relacionados con la ansiedad y enriquecer su entorno; por tanto, mejorar la calidad de vida de tu amigo.
Pero es que, además, una caja le anima a jugar, le ayuda a mantenerse caliente en invierno (y fresco en verano) y puede mejorar las relaciones con otros gatos con los que comparta la casa. Tu minino no es el único: también los linces, tigres, leones y otros grandes gatos se benefician de tener una caja de cartón de su tamaño cerca cuando viven en cautividad.
¡O, mejor todavía, varias! No solo los gatos tímidos: todos los felinos necesitan sitios seguros y privados donde ocultarse sin ser vistos, donde descansar sin que nadie venga a tocarles los bigotes. Y esto resulta tan importante en nuestras concurridas casas.
Dentro de la caja, puedes meter un cojín, la manta preferida de tu gatita. O, mejor todavía, un pijama que aún tenga tu olor o un jersey que hayas usado y del que no te importe desprenderte. Y si tu gato es mayor, y no puede saltar, colócala de lado. Hay otras cosas que puedes hacer con tu ropa usada; pero habrá pocas mejores que regalársela a tu gato para que se sienta tranquilo; y sestee feliz dentro de su caja de cartón perfecta.
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