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Obsesión por los autobronceadores de supermercado: ¿podemos fiarnos?

Darío Pescador

11 de mayo de 2023 23:18 h

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El expresidente de EEUU Donald Trump podría pasar a la historia por muchas cosas (no demasiado halagadoras) pero en redes sociales se ha hecho famoso con el sobrenombre de “cheeto” por el asombroso parecido entre su tono de piel y ese aperitivo salado de un intenso color naranja. Aunque nadie conoce su secreto, un dermatólogo indicó que probablemente se tratara de un autobronceador

De ser así, no está solo. Este año han aparecido miles de vídeos en TikTok y otras redes en los que los usuarios prueban y muestran los resultados e impresiones tras usar estos productos, especialmente los de bajo precio que se pueden encontrar en los supermercados Mercadona, Lidl y otras cadenas. El hashtag #autobronceador suma ya 85 millones de visualizaciones en la red social china.

¿Son seguros los autobronceadores?

Cada año, cuando llega el buen tiempo y sacamos del armario la ropa de verano, la población blanca del mundo se enfrenta a su palidez. En los últimos años, se ha hecho una gran difusión sobre los peligros de la exposición excesiva a la luz solar: quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel y arrugas, daño en los ojos y, en los peores casos, cáncer de piel. Según la Sociedad Americana del Cáncer de Piel, no hay bronceado seguro, ni siquiera con cabinas de rayos UVA.

Aunque hace siglos la palidez era un signo de estatus social (la piel blanca, especialmente en las mujeres, dejaba ver que no trabajaban en el campo) hoy se asocia con lo contrario. Muchos millonarios lucen un profundo color marrón, mientras el caso de aquellos con un aspecto blanquecino evidencia a menudo lo contrario: pocas vacaciones al sol. 

Atrapadas en ese dilema, muchas personas que no quieren estar pálidas, pero tampoco exponerse a dañar su piel con el sol o los rayos UVA, recurren a una solución química: los autobronceadores. 

Por qué lo llaman bronceado si es oxidación

El bronceado que producen los rayos del sol es una reacción natural de nuestra piel para intentar protegernos de los daños que la radiación ultravioleta (UV) nos puede causar. La radiación UV se divide en dos tipos principales: UVA y UVB. Ambos tipos contribuyen al proceso de bronceado, pero lo hacen de maneras diferentes. Los rayos ultravioleta A (UVA) tienen una longitud de onda más larga y se asocian más al envejecimiento de la piel. Los rayos ultravioleta B (UVB) tienen una longitud de onda más corta, por tanto son más energéticos y son los principales responsables de las quemaduras cutáneas.

El bronceado se debe a la melanina, un pigmento que se encuentra en la piel y es responsable de darle color. Todas las personas tienen melanina en distintas cantidades, excepto las albinas, que no pueden producirla. Cuando la piel se expone a la radiación UV, las células llamadas melanocitos, localizadas en la capa basal de la epidermis, aumentan la producción de melanina. Esta melanina se transfiere a las células cercanas de la epidermis, llamadas queratinocitos, donde se acumula alrededor del núcleo de la célula, protegiendo así el ADN celular de los daños causados por la radiación UV. La acumulación de melanina en los queratinocitos es lo que hace que la piel se oscurezca y se broncee.

Pues bien, nada de esto tiene que ver con los autobronceadores

Aunque veas muchas marcas diferentes en el mercado, todos los autobronceadores se basan en una única sustancia química llamada dihidroxiacetona que encontrarás en la etiqueta en segundo lugar, después del agua. La dihidroxiacetona (DHA) suele obtenerse a partir de fuentes vegetales, como la remolacha azucarera y la caña de azúcar, y por fermentación de la glicerina. Ese es el motivo por el que muchos de los autobronceadores hablan de “ingredientes naturales”, una denominación que en realidad no significa nada.

Una investigadora de la Universidad de Cincinnati llamada Eva Wittgenstein estaba estudiando el uso de DHA en el tratamiento de enfermedades metabólicas en niños cuando se dio cuenta de que, cuando estos escupían la medicina y caía en su piel, aparecían manchas oscuras. En 1960, la compañía Coppertone, conocida por sus productos de protección solar, lanzó el primer producto comercial de autobronceado llamado “QT” o “Quick Tanning Lotion”. Se hizo famoso porque el resultado no era bueno y daba un aspecto naranja a la piel, pero en los años que siguieron la industria cosmética añadió otros ingredientes que conseguían un tono algo más natural. 

¿Cómo funciona la DHA? Este efecto de oscurecimiento de la piel se basa en la reacción de Maillard, que es la misma que se produce cuando se dora el pan en el horno o un filete en la sartén. La DHA, que es un azúcar, se combina con la proteína queratina, el principal componente de la superficie de la piel. Los pigmentos resultantes se denominan melanoidinas y tienen un color similar a la de la melanina pero más anaranjado, como se puede ver en los vídeos de TikTok en los que prueban tapándose partes de la piel con cinta para ver la diferencia.

Al contrario que el bronceado natural, esta reacción no se produce en las capas internas de la piel (la epidermis) sino solo en las más superficiales, formadas por células muertas. Por eso el efecto de los autobronceadores no dura, en cuanto eliminamos esa capa de células y se sustituyen por otras nuevas (en unos pocos días o con la depilación), el color desaparece.

Protegerse del sol (también con el autobronceador)

Aunque la DHA es considerada segura por las distintas agencias de salud, como la FDA en EEUU y la EFSA en Europa, no todas las pieles reaccionan de la misma manera. Por ello, es importante realizar una prueba en una zona poco visible de la piel antes de lanzarse a la piscina del autobronceado.

El mayor riesgo es indirecto. Los autobronceadores no interfieren con el proceso de bronceado natural, ya que solo actúan en la capa superficial de la piel. Sin embargo, pueden confundirnos haciéndonos creer que ya estamos protegidos del sol, lo que podría aumentar el riesgo de quemaduras solares. A no ser que incluyan protectores solares en la formulación (muy raramente), la mayoría de los autobronceadores no contienen filtros UV y no proporcionan protección contra los rayos del sol.

Otro posible problema es la interacción con los protectores solares. Según un estudio alemán, la DHA puede tener un efecto perverso en combinación con el sol: cuarenta minutos después aplicar DHA a muestras de piel, descubrieron que se formaba un 180% de radicales libres adicionales durante la exposición al sol en comparación con la piel no tratada. En otras palabras, la DHA multiplica por tres los daños del sol debidos a los radicales libres. 

Los investigadores recomiendan que durante las 24 horas después de la aplicación del autobronceador se evite la exposición excesiva al sol y se use protección solar en exteriores. Además, una crema antioxidante también podría minimizar la producción de radicales libres, e incluso algunos de los nuevos autobronceadores incluyen ya estos antioxidantes para minimizar los efectos ya que, aun sin sol, los radicales libres envejecen la piel. Como te recuerdan constantemente todas las marcas de cosmética en sus cremas antiarrugas, olvidando mencionar este problema en la etiqueta de los autobronceadores. 

Otro efecto secundario es que, al oscurecer la piel, los autobronceadores inhiben la producción natural de vitamina D por la exposición al sol, algo poco deseable cuando la mayoría de las personas tienen una deficiencia de esta vitamina.  

En resumen, si necesitas un tono de piel bronceado para sentirte mejor, los autobronceadores son una solución a corto plazo y todos ellos, independientemente de la marca o lo caros que sean, se basan en la misma sustancia. No hay magia, solo química. Si los usas, no olvides proteger tu piel del sol y de la oxidación porque esta coloración no te ofrece ninguna de las propiedades protectoras del bronceado natural y corres el riesgo de quemarte, que es la causa principal del envejecimiento y el cáncer de piel. 

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