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¿Por qué los gatos tienen las pupilas verticales?

Eva San Martín

30 de julio de 2021 23:59 h

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Los ojos de tu gato comparten la misma arquitectura estándar que el resto de mamíferos, incluidos los humanos. Aun así, también poseen algunas adaptaciones que le permiten ver mucho mejor que tú con poca luz. Una herencia recibida de su antecesor salvaje, el gato norteafricano (Felis silvestris lybica), un cazador especializado que se las arregla en todas las condiciones de luz, incluida la noche.

Lo primero que llama la atención: los ojos de tu gato resultan bastante grandes en comparación con el tamaño de su cuerpo y de su cara. De hecho, los ojos de los gatos tienen un tamaño muy similar a nuestros ojos humanos: unos 22 milímetros (mm) de diámetro, mientras que los humanos miden 25 mm (de media).  

No solo eso: aunque los gatos ven los colores (menos el rojo), y no perciben el mundo en blanco y negro, como a veces se dice, sus ojos reciben el mundo con menos detalles, y coloreado con unos tonos menos intensos.

Tu gato ve mejor que tú de noche

Las pupilas de los gatos (es decir, la apertura del iris o membrana pigmentada que da el color característico de los ojos) tiene la capacidad de abrirse de forma asombrosa: unas tres veces el tamaño máximo que adquieren tus pupilas completamente dilatadas.  

Cuando se abren por completo, junto con el generoso tamaño de sus ojos, las pupilas de tu gato permiten que entre en las retinas una enorme cantidad de luz; similar a la que reciben especies de hábitos propiamente nocturnos, como los murciélagos o el tejón. Esto es: las pupilas dilatadas de tu gato permiten la entrada de cinco veces más cantidad de luz que la que recibimos especies típicamente diurnas, como la humana.

Esta adaptación permite a los gatos ver de noche o con niveles de luz muy bajos, como los que existen durante la madrugada o al anochecer; en unas condiciones en las que nosotros apenas vemos. Y esto ayuda a felinos como el gato norteafricano cazar cuando sus presas (como los ratones) son más activas. 

¿Pero por qué las pupilas de los gatos son verticales?

No es la única adaptación que permite a tu gato ver de noche o con poca luz. Además, las retinas de los felinos contienen un gran número de bastones, unas células que son muy sensibles a la luz. Por eso, una pupila muy abierta a pleno sol o de día sobreestimularía y dañaría la retina de tu camarada peludo. [Aprende cómo ven los perros y gatos el mundo; y por qué sus ojos son tan excepcionales.]

Así, las pupilas de los gatos no solo crecen de forma llamativa: también tienen una asombrosa capacidad para contraerse y reducirse hasta un tamaño muy pequeño: una raja vertical de apenas 1 mm de ancho (totalmente contraída), algo que logran gracias a la presión ejercida por el iris. Esta importante adaptación protege la sensible retina de tu gato; y también controla o modula la cantidad de luz de recibe.

Hay más: la pupila vertical de tu gato permite que los bastones sigan “encendidos” y trabajando a pleno sol. De lo contrario, de día, sencillamente se apagarían (para evitar dañarse), por lo que tu gato dejaría de ver. Casi nada.  

Tu gato también guiña los ojos para protegerse de la luz

No solo eso: los gatos también guiñan o cierran parcialmente los párpados en condiciones lumínicas intensas. De nuevo, lo hacen para evitar que entre demasiada luz y proteger sus sensibles retinas. De este modo, ayudan a las pupilas a reducir (o modular) la cantidad de luz que golpea en sus retinas.  

Gatos y pupilas verticales: detectan los colores por separado

Pero aún existe otro motivo que explica por qué los gatos tienen las pupilas verticales, en lugar de redondeadas, como las tuyas. Esto permite que las lentes de sus ojos, es decir, la estructura ocular transparente que todos los mamíferos tenemos para ayudarnos a enfocar, en función de la iluminación, sea multifocal. 

La lente ocular de tu gato (a diferencia de la tuya) es multifocal; es decir, el centro enfoca un color distinto (o un rango diferente del espectro visible) que los extremos. Y una pupila vertical permite que todas las áreas de la lente, desde la periferia hasta las zonas centrales, sean usadas al mismo tiempo y que más de un color resulte enfocado. Algo que tú no logras, por mucho que guiñes los ojos.

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