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En los últimos años, muchos modelos de negocio han experimentado enormes cambios. Firmas como Uber, Airbnb, Spotify o Netflix, entre muchas otras, representan algunas de las notorias transformaciones que las tecnologías digitales introdujeron en las formas en que realizamos nuestras actividades.
El mercado inmobiliario no es ajeno a esas innovaciones. Sobre todo en el último lustro han aparecido una serie de inmobiliarias en línea, como Housfy, Grocasa, Housell y Propertista, las cuales aprovechan las posibilidades de internet para ofrecer algunas ventajas a sus clientes en comparación con las agencias tradicionales.
Por supuesto, no todo son beneficios: algunas de las características de estas nuevas empresas también pueden tornarse inconvenientes en relación con las formas clásicas del mercado.
Cada modalidad, en todo caso, tiene sus propios usuarios, en función de lo que estos esperen de las agencias, del tipo de operación de la que se trate y también de cuánto están dispuestos a hacer o resignar. Lo importante es que estén bien informados acerca de qué cambia si se elige una inmobiliaria online.
A continuación, un listado de las principales ventajas e inconvenientes de optar por estas nuevas agencias.
Ventajas
1. Ahorro de dinero
Por lo general, las agencias tradicionales cobran por sus servicios una comisión de entre un 3% y 7% del precio de venta de la casa o el piso, como informa el comparador de productos financieros HelpMyCash. Las inmobiliarias online, en cambio, no cobran comisiones, algo que varias de ella utilizan como principal reclamo publicitario.
Pero hay que poner atención: que no cobren comisiones no quiere decir que sean gratuitas, desde luego. Estas empresas cobran uno honorarios fijos de acuerdo con los servicios que se contraten. Tales honorarios suelen ser de entre 1.000 y 8.000 euros, unas cifras inferiores a la media de las comisiones de las inmobiliarias tradicionales.
2. Menos desplazamientos y pérdidas de tiempo
Una de las características que les permiten reducir costos a las inmobiliarias online -y por lo tanto cobrar menos a sus clientes- es que no cuentan con oficinas físicas. Toda la comunicación se realiza por medios remotos: teléfono, correo electrónico, WhatsApp, Telegram u otros servicios de mensajería.
De ese modo se reducen los costos en tiempo y también en dinero, al evitar los traslados, la necesidad de coordinar horarios o de alterar rutinas laborales u otros planes, etc. Además, muchos de los trámites que forman parte de la operación también se realizan a distancia, como la tasación, los anuncios y la firma de contratos.
3. Seguimiento del proceso de venta
Algunas agencias utilizan una aplicación disponible para el teléfono móvil o una tableta, que permite al cliente seguir en tiempo real los detalles del proceso de venta: cuántas personas visitan el anuncio, cuántas piden información, si alguna realiza una oferta, etc.
Así, el usuario se evita la necesidad de preguntar con regularidad a la agencia cómo va el proceso de venta, lo cual no solo representa un ahorro de tiempo sino también del estado de cierta ansiedad al que esa incertidumbre puede dar lugar.
4. Elección de los servicios necesarios
En general, las inmobiliarias online ofrecen una tarifa base y luego algunos servicios adicionales, que el cliente puede contratar si le resulta conveniente o necesario. Por ejemplo, un servicio adicional muy común es el de visitas a la propiedad en venta, pues de otro modo quien debe encargarse de esa tarea es el propio vendedor.
Otro paquete extra muy demandado es el relacionado con la documentación, para que la agencia se encargue de gestionar todos los trámites de la compra y venta de la propiedad, que suelen ser muy engorrosos: cédula de habitabilidad, certificado energético, de la Inspección Técnica de Edificios (ITE), etc.
Ciertas agencias ofrecen visitas “virtuales” a la propiedad en venta, con vídeos y fotos en 360 grados, y también planos y otros recursos para tener una idea de cómo es la vivienda aun antes de conocerla en persona. Se trata de una herramienta muy útil, sobre todo cuando el anuncio se difunde también en el extranjero.
Inconvenientes
1. Necesidad de involucrarse mucho más en la venta
Una de las claves por las que los costos de las inmobiliarias online son menores es que dejan algunas tareas a cargo del propio vendedor, es decir, del dueño de la casa o el piso. Tareas tales como mostrar la propiedad a los posibles interesados o gestionar los trámites y la documentación correspondiente a la compra y venta.
Como se ha señalado, muchas agencias ofrecen esos servicios adicionales. Pero se deberá evaluar en cada caso si su contratación compensa o si, en última instancia, no resulta más conveniente acudir a una inmobiliaria tradicional.
2. Planes que implican riesgos
Las tarifas más baratas ofrecidas por las inmobiliarias virtuales son las de planes prepagos. Es decir, contratos en los cuales el propietario de la casa o el piso acepta pagar un monto por adelantado (suele rondar entre 1.000 y 2.000 euros, según la agencia) que es independiente de que luego la propiedad se venda o no.
Por lo tanto, estos planes implican un riesgo: pagar de antemano y luego perder el dinero, si cuando se termina el plazo establecido en el contrato la vivienda no se ha vendido. Es fundamental tenerlo presente al momento de valorar un acuerdo de estas características.
3. Posible cláusula de exclusividad
Los otros planes son llamados “de éxito”, pues el usuario paga a la agencia (entre 2.000 y 8.000 euros) solo cuando la propiedad se vende. Lo que hay que tener en cuenta es que suelen exigir un plazo de exclusividad de entre tres y seis meses. Esto quiere decir que, durante ese periodo, el propietario no puede trabajar con ninguna otra inmobiliaria.
En ocasiones esa condición no representa mayor problema, pero sí puede serlo cuando existe una cierta prisa o urgencia por vender la vivienda. En tales casos, puede ser conveniente trabajar con varias inmobiliarias a la vez. Por lo tanto, es otra variable que se debe tener en cuenta al momento de decidir si elegir o no una inmobiliaria online.
4. Falta de contacto en persona
Esta cuestión puede no ser un problema en sí mismo, pero para algunas personas es difícil acostumbrarse a la idea de no tener contacto cara a cara con ningún representante de la inmobiliaria. Sobre todo, ante la eventualidad de que surgiera algún inconveniente.
De algún modo, esta falta de contacto personal es el “precio” que se paga por evitar los desplazamientos y la necesidad de invertir tiempo en reuniones presenciales. Para quien esté dispuesto a asumir ese costo, de todos modos, esto no debería implicar ninguna desventaja.
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