La piel es muchas veces un termómetro de nuestra salud. Con el paso de los años, esta muestra signos de envejecimiento: arrugas, pérdida de elasticidad, menor espesor y manchas. En un mundo en el que atávicamente se le ha dado mucho peso a la apariencia, esto ha derivado en un mercado de tratamientos, productos y dispositivos para retrasar el envejecimiento de la piel o mejorar su aspecto, incluyendo el tratamiento con luz infrarroja.
Además de en las clínicas de estética que ofrecen tratamientos con luz de infrarrojo cercano, puedes encontrar lámparas, paneles e incluso máscaras con luces LED que prometen regenerar la piel a un precio mucho menor. ¿Cómo funcionan estos dispositivos? Y lo más importante: ¿realmente funcionan?
Por qué envejece la piel
La piel envejece de forma natural con el paso del tiempo. A nivel celular, el envejecimiento de la piel se caracteriza por la pérdida de capacidad de las células de la piel para dividirse y regenerarse. Las fibras de colágeno, que dan soporte a la piel, y la elastina, que proporcionan elasticidad a la piel, disminuyen en cantidad y calidad. Esto lleva a la aparición de líneas finas y arrugas. Además, la disminución en la producción de ácido hialurónico contribuye a la pérdida de hidratación y volumen, haciendo que la piel se vea más delgada y seca.
Además de cumplir años, hay factores en la vida de las personas que pueden acelerar el envejecimiento de la piel. El más importante es sin duda el denominado fotoenvejecimiento. La exposición al la luz ultravioleta (UV) del sol envejece la piel más rápidamente de lo que lo haría de forma natural. Se calcula que el fotoenvejecimiento es responsable del 90% de los cambios visibles de la piel. La radiación UV daña las células de la piel y rompe las cadenas de elastina y colágeno.
La otra agresión común que acelera enormemente el envejecimiento de la piel es el tabaco, y también contribuyen el estrés, una dieta deficiente en nutrientes como proteínas, vitaminas y minerales, y la contaminación ambiental.
Cómo mejora la luz infrarroja la piel
En los años 90 los astronautas de la estación espacial se llevaron plantas y encontraron que la luz de LED de color rojo ayudaba a que estas crecieran y aceleraba la fotosíntesis. Varios estudios se lanzaron para averiguar si estas frecuencias podían tener algún efecto en las células humanas y la respuesta fue afirmativa.
La luz roja e infrarroja (no visible) puede penetrar en la piel y estimular las mitocondrias, los orgánulos que producen energía dentro de las células en forma de una molécula llamada ATP. Cuando se somete a las mitocondrias a radiación infrarroja, pueden producir más ATP, que entonces la célula utilizará para regenerarse y reparar los daños.
La terapia con luz infrarroja no es milagrosa y no es capaz de curar todos los problemas de la piel. Se han obtenido resultados positivos en la cicatrización en quemaduras, injertos de piel, heridas infectadas o amputaciones, aumentando el ritmo de regeneración de la piel y otros tejidos. También mejora las úlceras en los pies debidas a la diabetes y el aspecto de las cicatrices de las quemaduras.
Otros experimentos han encontrado que la luz infrarroja estimula los folículos y el crecimiento del pelo en personas que sufren alopecia androgenética y mejoras en los síntomas de psoriasis. Pero lo más interesante es que varios experimentos han comprobado que esta radiación estimula la formación de colágeno en la piel y reduce las arrugas tratándolas solo con luz, sin necesidad de añadir otros productos. Sin embargo, no se han obtenido resultados positivos en el tratamiento de la celulitis o el acné.
Qué buscar en una lámpara de infrarrojos
Las lámparas incandescentes de infrarrojos se utilizan desde hace años para producir calor, por ejemplo, antes de un masaje, o para mantener la comida caliente en un bufé de desayuno. Pero los efectos beneficiosos de las lámparas de infrarrojos se han descubierto a determinadas frecuencias de luz, y estas lámparas antiguas emiten muchas otras.
La terapia con luz en la banda de infrarrojo cercano se denomina fotobiomodulación. Las frecuencias que han tenido efectos positivos en la regeneración de la piel presentan una combinación de luz roja de 633-660 nm de longitud de onda y luz de infrarrojo cercano de 830-850 nm.
La radiación infrarroja lejana es invisible a los ojos. Por este motivo en las lámparas y paneles de infrarrojos hay unos LED que brillan con color rojo y otros que parecen apagados. Sin embargo, la radiación infrarroja produce una suave sensación de calor y puede penetrar hasta cuatro centímetros bajo de la piel.
Esta combinación de frecuencias es la más común en los paneles de infrarrojos como los que fabrica la compañía Joovv en Estados Unidos, una de las pioneras. Estos paneles pueden llegar a costar varios cientos de euros dependiendo de su tamaño, pero tienen alternativas notablemente más baratas en fabricantes chinos que ofrecen productos equivalentes. Al mismo tiempo, es posible encontrar lámparas que se pueden colocar en un flexo con casquillo convencional y que ofrecen esta combinación de luces LED por menos de 30 euros.
La tecnología no es complicada y las variaciones en precio se deben al número de lámparas LED que incorporan y su potencia. Los paneles más grandes pueden tratar zonas del cuerpo más amplias, mientras que las lámparas más pequeñas tienen que aplicarse progresivamente por zonas.
En el caso de las máscaras conviene tener cuidado con las características técnicas. Algunos fabricantes que se pueden encontrar en sitios como AliExpress ofrecen máscaras con luces LED muy baratas de distintos colores (rojo, amarillo, azul, violeta), asignando distintas propiedades terapéuticas a cada color, cuando en realidad se trata, literalmente, de luces de colores. Las máscaras para tratar la piel con luces LED de la frecuencia indicada, como las que ofrece Omnilux, suelen ser mucho más caras. En caso de encontrar una alternativa más económica es importante asegurarse de nuevo de que las frecuencias ofrecidas son la mezcla de luz roja alrededor de los 660 nm y luz infrarroja sobre los 830 nm.
Cómo aplicar los tratamientos con infrarrojos en casa
La luz roja e infrarroja no puede dañar la piel ni los ojos a las potencias que se comercializan, aunque como ocurre con cualquier luz brillante no conviene mirarla directamente y es mejor protegerse los ojos. Se puede comenzar con sesiones de 10 a 20 minutos, tres o cuatro días por semana.