¿Es necesario dejar de tener hijos para evitar el cambio climático?

Darío Pescador

18 de octubre de 2022 06:01 h

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La humanidad está dejando de tener hijos. Si en 1950, la mujer media en el mundo tenía unos 5 hijos a lo largo de su vida, en la actualidad son poco más de 2,4 hijos. En las últimas décadas, una gran parte de la población mundial ha salido de la pobreza y ha emigrado a las ciudades. Esto lleva a las personas a tener menos hijos para darles mejor educación y oportunidades

Sin embargo, en los países más ricos, donde la caída de la fertilidad es aún mayor, hay otro factor: el cambio climático. Algunas personas optan por no tener hijos porque temen que al hacerlo se amplifique el calentamiento global, mientras que a otras les preocupa traer hijos a un planeta que será devastado por el calentamiento y los desastres naturales.

Para la mayoría de los seres vivos, la superpoblación es un problema que se resuelve solo. Si un año ha llovido mucho y los arbustos tienen más hojas, los ciervos se multiplican más y mantienen a raya los arbustos. Pero más ciervos también significa más comida para los lobos, que crecen en número y controlan a los ciervos. 

Sin embargo, los humanos no tenemos depredadores naturales desde hace cientos de miles de años. Esto hace que lo único capaz de controlar la población humana sea la escasez de recursos y la enfermedad. Dos cosas que la civilización moderna combate con mucha eficacia. 

En el pasado, la población humana ha crecido a un ritmo alarmante. En 1950, solo había 2.600 millones de personas en la Tierra. Hoy somos cerca de 8.000 millones, y se espera que al ritmo actual alcance los 9.800 millones en 2050, aunque los expertos predicen que no pasará de ahí, y es probable que empiece a declinar antes. Según un estudio publicado por The Lancet, la práctica totalidad de los países verán reducida su población antes de 2100.

Las emisiones de carbono de tus hijos

Con tanta gente habitando ya el planeta, es más importante que nunca tener en cuenta el impacto medioambiental de tener hijos. Se calcula que cada niño que nace hoy añade 941 toneladas métricas de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que supone más que las emisiones de toda la vida útil de 524 coches. Pero hay grandes diferencias entre países y sociedades.

Por término medio, cada persona en la Tierra es responsable de unas cinco toneladas de emisiones de COâ‚‚ al año. Sin embargo, según datos de 2019, una persona media de Estados Unidos emitió más de 30 veces más COâ‚‚ que la persona media en Sudán.

Tener un hijo menos en un país rico reduciría la huella de carbono de un individuo entre 7,8 y 58,6 toneladas al año a lo largo de una vida de 80 años, aunque hay variaciones dependiendo de cómo se mida.

En un reciente estudio se comparaba el impacto en el medio ambiente de tener menos hijos con el de otras acciones individuales más comunes, como reciclar o poner bombillas de bajo consumo. Las diferencias son sorprendentes.

Si tener un hijo menos ahorra cerca de 60 toneladas de COâ‚‚ al año, vivir sin coche supondría unas 2,3 toneladas menos, y por cada vuelo de larga distancia que no tomes, 1,6 toneladas, lo mismo que dejar de tener perro, que ahorra 1,4 toneladas al año.

En comparación, comer menos carne solo ahorra 230 kilos de COâ‚‚ por persona y año; reciclar, 210 kilos; y dejar de usar bolsas de plástico, solo 5 kilos menos de COâ‚‚.

Menos humanos para salvar la humanidad

Dejar de tener hijos no solo ayudaría a mitigar los efectos del cambio climático. Recientemente los científicos alertaban de que la sexta extinción masiva de especies que el planeta está experimentando desde hace años está motivada por la actividad humana, principalmente (aunque no en exclusiva) por el uso insostenible de la tierra, el agua y la energía. 

La extinción de especies animales a su vez podría llevar a la degradación de ecosistemas enteros, pérdida de cosechas y muerte por inanición de millones de personas. Un buen ejemplo son las abejas, de las que dependen la mayoría de las cosechas de todo el mundo.

Sin embargo, dejar de tener hijos también supone que la población sufrirá un rápido envejecimiento. Se prevé que haya 1.600 millones de personas mayores de 65 años en 2050 y que, por ejemplo, en China para el fin del siglo la mitad de su población supere esa edad. 

Las personas mayores consumen más recursos de los que producen. Una población en declive podría provocar una escasez de mano de obra y un aumento de los problemas de salud relacionados con la edad, y de los recursos necesarios para paliarlos. 

Además, tener menos hijos ya está teniendo un gran impacto y es esencial para salvarnos, pero no puede ser la única medida. Reducir el número de personas en el planeta puede tardar cientos de años.

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