Podemos ver con nitidez un objeto de cerca pero no uno lejano, que lo veremos borroso, por tanto, leeremos un libro o una revista sin dificultad y con claridad pero no veremos bien una señal de tráfico que está a unos metros. Esto es lo que suele ocurrir con la miopía, un trastorno común en el enfoque del ojo cuya prevalencia ha aumentado desde el año 2017 en España y que es uno de los principales problemas de visión. Afecta a un 37% de la población española, seguido del astigmatismo (35%), según datos del Libro Blanco de la salud visual en España 2022.
Las previsiones para los próximos años indican que esta tendencia al alza se mantiene en todo el mundo ya que para el año 2050 se prevé que la miopía afecte al 50% de la población mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también la ha destacado como un importante problema de salud pública del siglo XXI.
Miopía, una disfunción visual
La miopía es un problema de refracción que impide que la luz se enfoque de la forma correcta. Se relaciona con la forma en la que la luz se refleja dentro del ojo, que es la que hace que los objetos lejanos se vean borrosos. En los ojos miopes, los rayos de luz convergen por delante de la retina y si estos rayos no llegan a alcanzar la retina, esta no enfoca bien y, por tanto, la visión es borrosa y provoca el desenfoque de la imagen.
Como hemos comentado, la visión miope es deficitaria a la hora de ver de lejos pero normal en la visión cercana. Puede ocurrir que tengamos la necesidad de guiñar los ojos a la hora de leer letreros lejanos o de acercarnos a la televisión para ver los textos con nitidez.
Este defecto visual suele aparecer en la edad escolar y aumenta de manera gradual a lo largo de la vida.
Miopía, ¿se nace con ella o se adquiere con los años?
Genética, hábitos y estilos de vida contribuyen al desarrollo de la miopía, que tiene un componente genético muy grande. Por tanto, si alguno de nuestros padres tiene miopía nosotros tendremos mayor probabilidad de sufrirla, aunque no es necesario que los progenitores sean miopes para que los hijos también lo sean.
La genética predispone, pero el ambiente y los hábitos también influyen: esta disfunción visual tiene una importante relación con la cantidad de tiempo que pasamos en espacios interiores con poca iluminación y con el aumento de actividades de visión de cerca, lo que favorece su aparición y evolución.
La relación entre miopía y pantallas
Un dato que resulta revelador es que, a la vez que crece el número de personas con miopía, disminuye la edad a la que suele aparecer. La prevalencia en niños y niñas españoles ha aumentado en los últimos años, sobre todo en la franja de edad que va de los cinco a los siete años. La llamada generación tecnológica, la que ha nacido entre los años 2002 y 2021, registra la mayor tasa de miopes en comparación con otras generaciones.
En concreto, si en 2016 la incidencia estaba en casi un 17%, en 2021 alcanzó casi el 20%. También se ha visto que los niños con miopía son los que pasan más tiempo frente a las pantallas; el creciente uso de dispositivos electrónicos como smartphones, tablets u ordenadores está agravando los casos de miopía.
Los nuevos hábitos de estudio, que se basan en el uso cada vez más generalizado de dispositivos electrónicos y los de ocio, que conllevan pasar más tiempo frente a una pantalla, han aumentado las horas que pasamos usando la visión próxima en lugar de la visión lejana.
La miopía, ¿se puede prevenir?
Educar a los más pequeños sobre la importancia de la visión es clave para prevenir la miopía. Los hábitos visuales saludables que nos ayudarán pasan por:
- Realizar actividades al aire libre: está demostrado que el tiempo que pasan los niños al aire libre es un factor preventivo en la aparición de la miopía fundamentalmente porque predomina la visión lejana y porque la luz solar tiene un efecto inhibidor de la miopía. Según la Sociedad Española de Optometría, “el aumento del tiempo libre, en comparación con otras medidas, es la estrategia más segura”. Aconseja a los escolares pasar entre 80 y 120 minutos al día al aire libre. Con los cambios de hábito, no se destina ni una hora al día a realizar actividades deportivas en el exterior: el 70% de los jóvenes dedica menos de una hora al día, tal como recoge el estudio Prevalencia de la miopía en los jóvenes en España, 2018.
- Estudiar y leer a una distancia mínima, sin estar muy cerca del papel. Como referencia podemos tomar la distancia entre el codo y la mano. Es recomendable hacer pausas de unos 20 minutos para darle tiempo a la vista para que se relaje y mejor si lo hacemos frente a una ventana. En el caso del ordenador, la pantalla debe situarse a menos de 60 centímetros y por debajo de los ojos, con la espalda apoyada y los pies en el suelo. Si miramos la televisión lo mejor es hacerlo con alguna luz encendida, nunca a oscuras, y no más de dos horas al día.
- Trabajar con una buena iluminación y en un espacio adecuado: una mesa y una silla en las que poder sentarse bien, nada de tirarse en el sofá. Una óptima y adecuada ergonomía visual pasa por una iluminación y mobiliario correctos que contribuyan a nuestra salud visual.
- Realizar una revisión optométrica al año: atajar la miopía desde el inicio es clave para controlarla mejor y detectar el problema en cuanto aparece.
- Reducir la visualización de pantallas: los expertos aconsejan limitar a un máximo de dos horas al día la exposición a las pantallas, ya sea el móvil, el televisor, el ordenador o las tablets.
¿Se cura?
La miopía no es una enfermedad sino un defecto refractivo congénito que no se puede curar. Sí se puede compensar y corregir con el uso de lentes divergentes, en gafas o lentillas e incluso con cirugía para conseguir una buena agudeza visual. Son soluciones que no tratan el problema sino que manejan el síntoma. Pero no hay un método para acortar la longitud del globo ocular: cuando el ojo empieza a crecer demasiado, la elongación no se puede revertir.
Más allá del problema refractivo de la miopía que podemos solucionar con las medidas comentadas, el problema reside en que un aumento del grado de miopía también incide en un mayor riesgo de sufrir enfermedades oculares graves, como el desprendimiento de retina o el glaucoma, cuya prevención pasa también por la de la miopía.