¿Cómo es ser un gato o un perro? Los humanos sabemos que hay aspectos de su vida que son diferentes. Nos consta que perros y felinos navegan, sobre todo, en un mundo de olores.
Y sospechamos que tampoco ven el mundo del mismo modo que nosotros; pero, ¿te has preguntado si perros y gatos perciben los colores? Primero, desmontemos el mito: eso de que perros y gatos ven el mundo en blanco y negro es mentira. Ahora bien, tampoco son tan precisos a la hora de distinguir los colores (ni diferencian tantos) como los humanos.
Humano, tienes unos ojos estupendos
Humano: tienes unos ojos excepcionales. No eres el único: tu madre también. De hecho, todos los humanos tenemos lo que podemos considerar unos ojos excepcionales; una virtud que compartimos con nuestros primos los primates. Y no solo nos referimos a que son bonitos (aunque seguro que los tuyos lo son); lo que los convierte en excepcionales es su abundancia de conos.
Y son estos conos –un tipo de células fotosensibles de la retina– los que permiten distinguir un amplio rango de colores. Algo que ni tu perro ni tu gato pueden, al menos no con tanto detalle o precisión.
Conos y bastones: esto es lo que vemos
Las células fotosensibles de la retina de los vertebrados son de dos tipos: conos y bastones. Los conos resultan menos sensibles a la luz, pero permiten a los mamíferos distinguir los colores, ya que detectan los picos de las distintas longitudes de onda de la luz; que es lo que conforma en nuestros ojos las distintas coloraciones. Por otra parte, los bastones son más sensibles en ambientes de baja intensidad lumínica, pero, a cambio, pierden resolución.
En el mundo animal, hay ojos con todo tipo de combinaciones y variaciones en el número de conos y bastones. Muchos vertebrados, como los peces, las aves y los reptiles, poseen una notable cantidad de conos (igual que los humanos), una característica que les permite diferenciar un espectro más amplio de colores.
Por el contrario, las retinas de muchos mamíferos contienen un mayor número de bastones, y pocos conos: es decir, su capacidad de distinguir los colores no resulta tan buena o precisa. Pero, a cambio, poseen una mejor capacidad de visión nocturna; es decir, ven mejor cuando hay poca luz. Como les ocurre a los perros y a los gatos.
Perros y gatos: peor en distinguir los colores (pero los ven)
“Si lo ponemos en términos humanos, podemos decir que los perros son daltónicos”, explicaba el antrozoólogo John Bradshaw, autor de Entender a nuestro perro, y considerado uno de los mayores expertos mundiales en la relación entre humanos y perros, en una conferencia en el Instituto de Antrozoología de la Universidad de Bristol.
Aunque también podemos verlo de otro modo, sigue Bradshaw con cierta ironía: “Mientras que a los perros les importa más, por ejemplo, cómo huelen las cosas, los humanos estamos ridículamente obsesionados con los colores”. Lo mismo le ocurre a los gatos: su mundo está formado, sobre todo, de olores y de sonidos.
Así, mientras que el ojo humano puede distinguir cerca de un millón de colores o tonalidades, el ojo del perro o del gato diferencia unos 100.000; “y todos ellos son mayormente variaciones del azul, del verde o del amarillo”, apunta Bradshaw. Es decir, “no diferencian el color rojo”, incide.
Del mismo modo, la capacidad de enfoque de los ojos de los gatos o los perros tampoco es tan precisa como la nuestra. Pero, de nuevo, esto solo enfatiza que nuestros ojos están diseñados para decodificar el mundo en imágenes. “Mientras que los perros utilizan su visión, sobre todo, en su relación con nosotros”, añade Bradshaw; y dan más importancia sentidos como el olfato o el oído para decodificar el mundo y obtener la información relevante.
Pero ven mejor de noche
No es extraño que su oído sea mejor que el nuestro. Y también su olfato es muy superior al humano: entre 10.000 y 100.000 veces mejor, en el caso del perro. Y lo mismo ocurre con los gatos: su visión nocturna da mil vueltas a la nuestra (literal). Los felinos también nos ganan en cuestión de narices: su sentido del olfato es entre 1.000 y 10.000 veces más potente que el nuestro.
Es cuestión de números: mientras que gatos y perros poseen una mayor concentración de bastones, y una baja concentración de conos en sus retinas; a los humanos nos ocurre lo contrario. Lo que explica por qué no vemos bien de noche; pero distinguimos mejor los colores.
Ya lo sabes: no solo tus ojos son estupendos. También lo son los ojos de tu perro o de tu gato. Distinguen peor los colores, pero ven mejor de noche. Y esto también los convierte en excepcionales.
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