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La pandemia de COVID-19 también alteró las prácticas sexuales

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Poco a poco la pandemia de COVID-19 va quedando atrás. Y en este tránsito hacia la recuperación de la normalidad surgen algunos interrogantes relacionados con los posibles efectos perdurables que este hecho inédito dejará en nuestras formas de vida. Por ejemplo, qué cambios ha producido la pandemia en nuestra vida sexual.

Hay que recordar que, durante el confinamiento y los primeros tiempos de reapertura, los consejos de muchos especialistas consistían en no tener sexo casual y –en caso de tenerlo– que esos encuentros respetaran ciertas medidas de prevención, como evitar los besos en la boca e incluso dejarse la mascarilla puesta.

Debido a eso, las prácticas sexuales que más se recomendaban para las personas que no tuvieran pareja eran la masturbación y el sexo virtual, es decir, el intercambio de mensajes, fotos o vídeos de contenido sexual o erótico a través de internet.

Mayor protagonismo para la masturbación

Como resultado, “la masturbación ha ganado mucho protagonismo”, según la psicóloga y sexóloga Nayara Malnero. La especialista destaca que se ha advertido “un aumento en las consultas acerca del propio placer y las ganas de aprender a masturbarse y disfrutar a solas”.

Estas declaraciones de la sexóloga Malnero acompañaron la difusión del informe 'Barómetro del Autoplacer 2021', elaborado por la marca de productos sexuales TENGA. Si bien se basa en las respuestas de una muestra pequeña (mil hombres y mujeres de cinco países, entre ellos España), ofrece algunos resultados representativos.

Dos de cada tres españoles afirmaron que la masturbación los ayudó a sentirse mejor durante el aislamiento. Además, el 40% de los encuestados señalaron que durante la cuarentena aumentaron la frecuencia de esta práctica sexual. Más de la mitad de esta población dijo masturbarse dos o más veces por semana.

Es sabido que la masturbación ofrece numerosos beneficios, además del placer del orgasmo. En efecto, el 84% de las personas consultadas aseguraron que el autoplacer los ayuda a mejorar su estado de ánimo, y el 82% que contribuye a bajar sus niveles de estrés.

También más juguetes sexuales

Durante el confinamiento, Internet –y en concreto las redes sociales– han sido muy útiles para que se “abriera la conversación” sobre el autoplacer, apunta Malnero. Y también hacia otro tema que ganó mucho espacio en estos tiempos: el uso de juguetes sexuales.

Según el informe, hasta un 73% de los encuestados dice durante los tiempos de pandemia ha comprado al menos un juguete sexual. El empleo de estos dispositivos parece bien repartido: una mitad de las personas explicó que en general lo utiliza con su pareja sexual, mientras que la otra lo destina al autoplacer.

El mayor protagonismo de la masturbación se hizo evidente desde bien pronto. Ya a finales del año pasado, según una encuesta de la empresa Control –que fabrica condones y otros productos relacionados con la actividad sexual–, el 61% de las personas revelaba que durante la pandemia se había masturbado más que antes.

Una cifra parecida (casi el 60%) admitía que había tenido menos relaciones sexuales desde la llegada de la pandemia. Además, siete de cada diez personas se volvieron más precavidas y redujeron sus conductas de riesgo desde la llegada de la COVID-19, mientras que tres de cada cuatro confesaron haber sentido miedo de tener sexo casual.

Ventajas del sexo virtual

Hasta antes de la pandemia, la mayor parte de los estudios científicos relacionados con el sexo virtual se centraban en cuestiones como la pornografía o en problemas como la adicción al sexo, pero había poco o nada sobre la satisfacción sexual y otras posibilidades positivas de esta práctica.

Así lo explica Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) y directora del Instituto Iberoamericano de Sexología. Esta experta destaca que el sexo virtual –otra práctica que para mucha gente empezó con la pandemia y probablemente permanecerá– tiene algunas desventajas obvias en comparación con el sexo “presencial”, pero también ofrece aspectos beneficiosos.

Uno de ellos es que se “incluyen herramientas que activan la fantasía o el erotismo y que a menudo no forman parte de la relación sexual en persona –puntualiza Molero–. Por ejemplo, la palabra. En el sexo 'presencial' muchas veces la palabra queda en un segundo plano. En el virtual, en cambio, es muy importante”.

De hecho, añade la experta, “el sexo virtual puede ser sin imagen, solo telefónico”. En este sentido, destaca, tanto las palabras elegidas como el tono y la intención con que se pronuncian y el intercambio que se produce con la otra persona adquieren una importancia fundamental.

Por otra parte, quienes practican sexo virtual en general se permiten hacer y que les hagan indicaciones “con muchísima más facilidad que cuando están juntos de manera presencial”, detalla Molero. Esto facilita que aparezca “un plus de innovación con más frecuencia que cuando se trata de relaciones en vivo”.

En definitiva, siempre que sea como elección y no como obligación, especifica la sexóloga, y como algo temporal y no exclusivo –es decir, siempre que expanda el abanico de posibilidades–, el sexo virtual puede representar un “mundo nuevo” que mejore la vida sexual de muchas parejas. Un mundo, en muchos casos, descubierto a partir de la pandemia.

Explorar nuevas formas del autoplacer

Con respecto a la masturbación, Molero anima a explorar nuevas formas, y este puede ser otro de los legados de la pandemia. La práctica sexual en solitario “puede ser muy gratificante, muy placentera y también muy variable”, destaca la sexóloga.

En este sentido, Molero apunta que en general “condicionamos respuestas: aprendemos de una manera y tendemos a repetirnos, nos cuesta salir de esa zona de confort”. Por eso aconseja la exploración y las nuevas búsquedas.

“Hay muchísimos estímulos diferentes que pueden provocar reacciones agradables en el cuerpo: los olores, las texturas en cuanto a la exploración genital, las fantasías, los diferentes estímulos. Es una manera de disfrutar, y de trabajar y aprender nuevas habilidades sexuales y eróticas”, concluye la especialista.

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