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Trucos para que la fruta y la verdura te dure fresca más tiempo

Despilfarramos una cantidad de comida ingente: 26 millones de kilos (kg) a la semana, según un estudio del Ministerio de Sanidad, Alimentación y Consumo. De ellos, 6,9 millones son frutas, como naranjas, plátanos y manzanas. Y otros 3,1 millones, verduras, como lechuga, brócoli o trozos de calabaza. La situación global no es mejor: cerca de un tercio de los alimentos que se producen en el mundo (unos 1.300 millones de toneladas) se pierden o desperdician de un modo u otro. A veces no se pierden por el camino o en las cadenas de distribución: muchos los compramos solo para que acaben directamente en la basura.

El despilfarro no es el único dilema: estos miles de kilos de frutas y verduras después son transportados al vertedero, con la consiguiente emisión de CO2 y óxidos de nitrógeno de los camiones a la atmósfera. Aquí no terminan los problemas para el medio ambiente: una vez sepultados y sin aire los alimentos generan, de forma lenta pero constante, gas metano, agravando de forma activa el calentamiento del planeta. No es causalidad que el 10% de todas las emisiones de gases invernadero globales estén relacionadas con el despilfarro de alimentos en el mundo, según un informe de la asociación ecologista WWF.

No hay duda: comernos lo que compramos supone un requisito innegociable para un sistema alimentario sostenibley más amable con el entorno. Lograrlo en estos tiempos de desescalada, cuando queremos alargar el tiempo entre visitas al supermercado y parece lógico llenar el carro un poco más, supone todo un reto. Para superarlo, primero necesitamos saber cómo mantener los alimentos frescos durante tiempo. Y, sobre todo, evitar que la fruta y la verdura se ponga blanda o ennegrezca tan pronto.

1. Manzanas y peras

Para que aguanten frescas más tiempo, consérvalas en la nevera, en el cajón de la fruta. Las manzanas refrigeradas pueden durar en buen estado entre uno y dos meses, si no más. Tanto la manzana como la pera son frutas climatéricas, lo que significa que siguen madurando una vez recolectadas porque emiten un gas llamado etileno. No significa que sean eternas: incluso dentro del frigorífico, estas frutas aún generan etileno, aunque a un ritmo muy bajo, un gas que, además, puede acelerar la maduración de otras frutas, como el kiwi.

Por eso, hay que conservar las manzanas y las peras en un cajón o bolsa de papel separadas. Por el contrario, si dejas las manzanas o las peras a temperatura ambiente, en la encimera de la cocina, el efecto conjunto de los enzimas y el etileno precipitarán el ritmo de maduración; y solo durarán una o dos semanas antes de que comiencen a pocharse.

¿Puedo congelarlas? Sí. Tanto las manzanas como las peras pueden congelarse en rodajas; pero para frenar la oxidación, conviene cocerlas antes uno o dos minutos en agua. Además, congélalas en una única capa, para que no se toquen y no se peguen entre ellas. Una vez que las tengas, ya puedes conservarlas en una tartera o una bolsa de congelados. [Hace días te contamos los trucos para conservar los plátanos más tiempo, así como recetas deliciosas para aprovechar los más maduros]. 

2. Fresas y uvas

Si quieres mantenerlas frescas más tiempo, guarda tus fresas y uvas en el frigorífico, sin lavarlas ni mojarlas; y sácalas solo cuando te las vayas a comer. Al contrario de las manzanas, estas frutas se llaman no climatéricas, y maduran sin necesidad de etileno. ¿Puedo congelarlas?

Sí. Pero antes de hacerlo, lávalas y congélalas por separado, de una en una; extendidas en una bandeja para que no se toquen y no se peguen entre ellas. Cuando las tengas, puedes guardarlas sin problema en una tartera o bolsa de congelado. Un truco sabroso: utilízalas como cubitos de hielo o añádelas a los batidos.

3. Champiñones y setas

Escoge las setas y champiñones que tengan el sombrero (o píleo) firme y su cutícula (la fina capa que lo protege) en buen estado. Hay que guardarlos en la nevera, sin lavarlos ni limpiarlos, antes de usarlos o consumirlos. Según una información de la Universidad e Harvard, meterlos en una bolsa de papel abierta les ayuda a conservar la humedad y a la vez evita que se echen a perder.

Por el contrario, no uses una bolsa o envase plástico porque acumularán humedad y se amustiarán antes. ¿Puedo congelarlos? Mejor que no; aunque si lo haces, ten en cuenta que perderán su textura. Puesto que entre el 80 y el 90% del contenido de las setas y los champiñones es agua, estos alimentos no se congelan bien. 

4. Calabaza

Aunque la calabaza técnicamente es un fruto, desde el punto de vista culinario la solemos tratar como una verdura. Esta no resulta su única peculiaridad: al contrario de lo que les sucede a otras frutas y hortalizas, la cáscara de la calabaza suele endurecerse a medida que madura.

Por eso, hay que fijarse en otros aspectos: que la cáscara no tenga fracturas, que presente un color mate. Si has comprado una pieza inmadura, colócala en una zona cálida: la luz del sol es clave para ayudarla a madurar. Ahora bien, una ya madura conviene guardarla en una zona fresca y oscura, pero no en el frigorífico.

5. Brócoli y coliflor

El frigorífico es el mejor sitio para guardarlos. Si quieres que te aguanten frescos más tiempo, introduce el tallo en un frasco o bote de cristal con agua y ponlo en la nevera. Y los puedes congelar: un truco para que conserven su sabor es trocearlos y escaldarlos: unos tres minutos el brócoli y algo menos la coliflor. [Aquí te contamos otros usos curiosos para aprovechar los frascos de conserva].

6. Aguacate

Los maduros, ponlos en el frigorífico para evitar que se pongan marrones. Si solo necesitas una mitad, guarda la otra con el hueso en el frigorífico, ya que ayudará a que no ennegrezca. Además, se pueden congelar: córtalos por la mitad, pélalos e introduce los trozos en una bolsa sellada. Los aguacates congelados son geniales para preparar guacamoles, salsas y batidos. Basta con sacarlos la noche anterior. 

7. Lechuga, pepino y espinaca.

Las verduras de hoja se conservan mejor en la nevera. Un truco para que aguanten más es meter unos trozos de papel de cocina en los envases o bolsas originales para que absorban el exceso de humedad y evitar que se echen a perder tan pronto.

También puedes extender las hojas en una tartera cubierta de papel de cocina para mantenerlas frescas más tiempo. Otro truco es apretar la lechuga dentro de una bolsa de plástico de modo que le saques todo el aire. Entonces la cerrarás con una pinza para evitar que lo recupere.

Si quieres rescatar las hojas que se han quedado un poco blandas, mételas en un cuenco con agua fría dentro de la nevera para resucitarlas. ¿Puedo congelarlas? Mejor no: las hortalizas con un contenido alto en agua no aguantan bien este proceso; y pierden mucha textura.

Todo esto, y aprender a amar las frutas o verduras más maduras. En la mayoría de los casos, no hace falta tirarlas. Existe un montón de recetas ingeniosas para transformarlas en un plato más que sabroso. 

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