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El plástico se ha convertido en una de las necesidades más cruciales de la vida moderna, y también en uno de sus grandes problemas. La continua dependencia de los plásticos no biodegradables derivados del petróleo ha provocado un aumento de los daños al medio ambiente y un rápido agotamiento de los combustibles fósiles.
Enfrentados al problema del plástico, los científicos están mirando con microscopio, literalmente, porque los microorganismos pueden ser un gran aliado en esta lucha.
Por un lado, teniendo en cuenta la cantidad de tiempo necesaria para la degradación del plástico, se investiga la posibilidad de bacterias que se lo coman. Por otro, hay microorganismos capaces de fabricar plástico, que además es biodegradable, en concreto, las algas microscópicas.
Los bioplásticos, con propiedades notablemente similares a las de los plásticos derivados del petróleo, son una alternativa prometedora para superar estos retos emergentes. Pero los materiales de base biológica son controvertidos.
El maíz y la caña de azúcar también se han propuesto como alternativas, pero hay dudas sobre la sostenibilidad de estos cultivos, especialmente cuando implican la destrucción de selva tropical, en concreto en la selva amazónica de Brasil.
Por ello, un número creciente de científicos y fabricantes están pasando de la tierra al mar en busca de materias primas de biomasa más sostenibles.
Cuando pensamos en las algas, nos vienen imágenes de grandes ristras de hojas de color verde oscuro en el mar, pero aquí también están incluidas las algas microscópicas, como las cianobacterias.
Las algas en su estado natural son uno de los grandes sumideros de carbono, y se han contemplado como fuentes para desplazar a los combustibles fósiles como fuente de energía. Además, sus aplicaciones en envases y otros productos que en la actualidad se fabrican con plástico están empezando a cobrar impulso.
Las algas como sustituto del plástico de un solo uso
Por ejemplo, la empresa Loliware fabrica pajitas para bebidas a base de algas que no solo es compostable y biodegradable tanto en tierra como en agua sino que, en teoría, incluso es comestible. Loliware también está trabajando para fabricar film de plástico a base de algas marinas.
Otra empresa ha decidido usar envases de algas para acabar con el inmenso problema de las botellas de agua de un solo uso: Ooho fabrica una bolsita esférica llena de agua, que es resistente, biodegradable y también comestible.
Por su parte, y en el otro extremo del globo, la empresa indonesia Evoware fabrica vasos, envoltorios y bolsas de yuca, pero también dispone de un film plástico a base de algas.
Las algas para depurar las aguas y fabricar zapatos
Una de las ventajas y de los problemas de las algas es que crecen muy rápidamente. La muerte del Mar Menor se debe a la eutrofización, el fenómeno que se produce cuando los residuos de los fertilizantes de la agricultura llegan a los cauces de agua y provocan un crecimiento exagerado de las algas, que acaban con el oxígeno y matan al resto de los seres vivos de ecosistema.
Sin embargo, algas también son la solución. La empresa Algix en Estados Unidos está capturando los nitratos y otros fertilizantes en las depuradoras usando algas de forma controlada, para que nunca lleguen a los cauces de aguas.
Pero además ha desarrollado un material de goma de etilvinilacetato (EVA) mezclado con algas, y que puede sustituir a la goma EVA derivada del petróleo que se utiliza en las suelas de la mayoría de los zapatos.
Reemplaza el material tradicionalmente fabricado con petróleo. Su goma de algas ha sido incorporada en algunos de los zapatos de Adidas y Merrell, entre otras marcas.
Otras empresas también están sustituyendo los derivados del petróleo en la fabricación de fibras textiles y tinta de impresión, que se fabrica a partir de la espirulina. En la actualidad, la mayoría de los plásticos de base biológica explotados comercialmente son a base de almidón, celulosa y proteínas.
Las microalgas y cianobacterias pueden producir estas sustancias sin competir por la tierra cultivable. Quedan aún dudas y estudios por realizar sobre los costes y la sostenibilidad del proceso completo de fabricación, pero una cosa es segura: los plásticos actuales derivados del petróleo no son sostenibles.
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