Ocho cosas que generan frustración en la pareja pero que en realidad son normales

Una pareja en el campo

Cristian Vázquez

23 de junio de 2021 22:31 h

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Desde hace mucho tiempo existen una serie de tópicos acerca del amor romántico que funcionan como una medida de lo normal, lo aceptable, lo previsible y lo deseable en las relaciones de pareja. Entre esos tópicos se encuentra, por ejemplo, la idea de la “media naranja”, la persona que viene a complementar y permite vivir de forma plena.

Otros de esos tópicos son las afirmaciones de que “el amor todo lo puede” y es suficiente para que la relación funcione; “el amor de tu vida es uno y para siempre”; “si la otra persona me ama sabrá qué me pasa sin necesidad de que yo se lo diga”; “si no tengo celos de la otra persona lo que siento no es verdadero amor”, etc.

Esos conceptos han sido reforzadas a lo largo de décadas por el cine de Hollywood y muchas otras construcciones culturales. Por fortuna, en los últimos años la psicología y otras disciplinas han contribuido mucho a desmontar esas creencias, consideradas ahora “mitos del amor romántico”.

Sin embargo, muchas sensaciones o hechos que se originan en las relaciones de pareja siguen causando frustración en muchas personas, pese a que –de acuerdo con los especialistas– no constituyen ningún problema, sino que deberían asumirse como parte de la vida cotidiana.

A continuación se enumeran ocho de esas cosas que a menudo generan frustración pero que –si ocurren en ocasiones puntuales– conviene aceptar con normalidad, citadas por la psicóloga Aurora López, directora de Más Vida Psicólogos.

1. Aburrirse

“Los mitos del amor romántico han creado unas expectativas elevadísimas sobre lo que hay que pensar, sentir y hacer en una relación”, explica López. Y añade que “muchas personas no llegan a ese nivel y creen que no están enamoradas, que no lo están haciendo bien o que tienen que salir de ahí”.

Pero la vida no es una fiesta permanente y, del mismo modo en que hay momentos de euforia y pasión, también hay otros de reposo, tranquilidad e incluso aburrimiento. Si sucede en ocasiones puntuales, un poco de aburrimiento –que de hecho puede ser beneficioso para la creatividad– no debe ser motivo de preocupación en una pareja.

2. No sentir “mariposas en el estómago”

La famosa sensación de “mariposas en el estómago” (el resultado de reacciones químicas en el cerebro) se corresponde con el enamoramiento, el cual –cuando se produce– es la primera etapa en una relación de pareja.

Pero después de ese primer momento hay un lapso de conocimiento y aceptación de la otra persona (y en particular de sus defectos, que al principio parecen inexistentes o irrelevantes), una reafirmación de la voluntad de seguir juntos y un afianzamiento de la relación.

Si en esas siguientes etapas ya no se sienten las “mariposas” es porque se ha construido, de forma deliberada, algo más profundo y con bases más sólidas. Lo contrario de esa experiencia –hermosa, pero involuntaria y volátil– del enamoramiento inicial.

3. No compartir todos los gustos e intereses

“Por supuesto, tener cosas en común es muy importante en una relación”, apunta Aurora López. Es lo que permite compartir actividades, pasar tiempo juntos y afianzar el vínculo. Pero esto no quiere decir que ambas personas deban coincidir en el 100% de sus intereses y aficiones: pueden tener muchos gustos disímiles, y esto no tiene por qué ser razón de conflicto.

4. Tener una “vida privada”

En muchos casos se mantiene vigente la creencia de que la pareja debe funcionar como una sola persona, y por lo tanto cada uno de sus miembros debe contar al otro todo lo que hace, siente o piensa. Pero no es más que otro mito.

Es normal la búsqueda de tener un espacio privado “en el que tu pareja no participa”, señala López, e incluso “necesitar a otras personas u otras cosas en determinados momentos más que a él o a ella”. Lo saludable es no angustiarse al sentir esa necesidad propia y también, por supuesto, aceptarla en la otra persona.

5. No dormir abrazados

La fantasía –reproducida por infinidad de películas, series y otros productos– consiste en que las parejas que se quieren duermen abrazadas, siempre juntas y dándose cariño. Cualquier imagen distinta de esa parece una señal de falta de amor.

Pues nada más alejado de la realidad. Lo más apropiado es que ambas personas busquen las posiciones más favorables para la calidad de su sueño, aunque eso implique que cada una duerma en un extremo de la cama e incluso en habitaciones separadas. 

Dormir en distintos cuartos puede ser especialmente beneficioso para parejas en las que uno de sus miembros ronca, si tienen necesidades de luz o claridad muy diferentes, si uno sufre mucho el calor y necesita el aire acondicionado pero al otro le hace mal, etc.

Y, desde luego, nada de eso quiere decir que no se quieran o que se quieran menos. Más bien al contrario, pues el amor también implica entender y aceptar que las necesidades de la otra persona no son las mismas que las propias, y que ambos tienen derecho de dormir en las condiciones que favorables para cada uno.

6. Tener un pasado con otras parejas

Todos tenemos un pasado, y ese pasado involucra muchas historias. “Te has enamorado de otras personas, has tenido sexo con otras personas, has vivido mil experiencias con otras personas y esto no debe generar culpabilidad ni miedo en tu nueva relación”, explica Aurora López.

7. Sentir atracción por otras personas

Este punto es tal vez el más complicado. El mito romántico asegura que “cuando te enamoras de alguien y tienes una relación estable, la única persona que te provoca interés y atracción es tu pareja”.

La psicóloga López explica que, como consecuencia de esa creencia, recibe en su consulta a muchas personas que “se encuentran fatal” porque en un determinado momento se han sentido atraídas por alguien que no era su pareja. Lo consideran una infidelidad y una traición, incluso aunque no hayan tenido ningún interés en generar nada con esa tercera persona, y llegan a atormentarse por ello.

En realidad, experimentar eso es normal, siempre y cuando no sea una situación recurrente, sino de un caso específico en que la persona “tiene claro que solo se trata de eso y no piensa en dar ningún paso” en dirección a una infidelidad concreta y real.

8. Masturbarse

Estar en una relación no significa que el autoplacer desaparezca. Masturbarse no es señal de que algo vaya mal. Pero ¿por qué se masturba alguien que tiene pareja? Las razones pueden ser muy variadas: obtener un placer inmediato o sin pensar más que en uno mismo, descargar tensiones, probar cosas nuevas, etc.

De hecho, la masturbación puede tener beneficios para la pareja. Dos de los principales son, por un lado, evitar que alguna de las dos partes se sienta presionada para tener relaciones sexuales, y por el otro, permitir a sus integrantes conocer mejor los puntos de placer de sus propios cuerpos y poder compartirlos luego con el otro.

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