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Gaza como problema nacional
Estaba pendiente de seguir la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU de este pasado viernes en la que se iba a debatir la propuesta de un alto el fuego humanitario, presentada por Emiratos Árabes Unidos en nombre de los países árabes de la organización y copatrocinada por España, entre otro centenar de miembros. La convocatoria del Consejo se produjo a instancias del secretario general, António Guterres, que recurrió al artículo 99 de la Carta fundacional para intentar forzar un alto el fuego humanitario que alivie la catastrófica situación en la Franja.
Como suelo hacer casi siempre conecté con la CNN primero y la BBC después para seguir el debate, la votación y la explicación del voto por los representantes de los distintos Estados que intervinieron directamente en el debate, pero ninguno de los dos se dignó ocuparse de la reunión del Consejo, de tal manera que tuve que seguirla en Al Jazeera, que la retransmitió sin comentario de ningún tipo.
Como el lector, sin duda, sabe, la resolución del Consejo contó con el apoyo de todos los miembros de dicho órgano con la excepción de los Estados Unidos, que la vetó, y del Reino Unido que se abstuvo.
Para los ciudadanos de Portugal y España la reunión del Consejo resultaba especialmente interesante por la dimensión nacional que ha adquirido el conflicto tras haber acusado el Gobierno de Israel a António Guterres y a Pedro Sánchez de favorecer al terrorismo de Hamas. En el caso de António Guterres por haber afirmado en un primer momento que el 7 de octubre no se había producido “en el vacío”, motivo por el que el representante de Israel en Naciones Unidas exigió su dimisión inmediata y por haber recurrido después al artículo 99 de la Carta, motivo por el que se le acusó por el Gobierno de Israel de estar boicoteando la paz y promoviendo la continuidad del conflicto bélico. En el caso de Pedro Sánchez por haber afirmado que la acumulación de víctimas palestinas resultaba “insufrible” y que Israel tenía el derecho a la defensa, pero que tenía que ejercerlo respetando el Derecho Internacional humanitario.
En el debate de este pasado viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU el apoyo, implícito obviamente, a la posición de António Guterres y Pedro Sánchez fue abrumadora. No solo en la votación, sino sobre todo en la argumentación con base en la cual se justificó la emisión del voto a favor de la resolución.
No he seguido la reacción que se ha producido en Portugal ante la petición de dimisión de António Guterres y la acusación de que promueve el terrorismo de Hamas, pero no parece que la derecha portuguesa haya aprovechado la ocasión para alinearse con el Gobierno de Israel.
En España, por el contrario, Alberto Núñez Feijóo sí ha atacado con virulencia al presidente del Gobierno, haciéndolo responsable de la crisis diplomática con el Estado de Israel y Esteban González Pons, en el debate en el Congreso de los Diputados con motivo de la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores, acusó al Gobierno de haberse equivocado de bando y de no haber identificado correctamente el problema, dando con ello cobertura al terrorismo.
Vox, como siempre, dio un paso más, desplazándose Santiago Abascal a Tel Aviv para solidarizarse visiblemente, una imagen vale más que mil palabras, con Benjamín Netanyahu.
Después de seguir el debate en el Consejo de Seguridad de este viernes, me acordé del debate que se produjo acerca de la guerra de Irak en un momento en que España era uno de los países miembros de dicho Consejo que se alineó con los Estados Unidos y el Reino Unido. Después vino la foto de las Azores, en la que, además del presidente de los Estados Unidos, del primer ministro del Reino Unido y del presidente del Gobierno español, figuraba como anfitrión el primer ministro de la derecha portuguesa. Y me interrogué a continuación ¿qué posición habría adoptado España este pasado viernes si Alberto Núñez Feijóo fuera presidente del Gobierno y Santiago Abascal vicepresidente?
Dado que el conflicto parece que va a prolongarse, me temo que seguirá proporcionando munición a las derechas españolas para atacar al Gobierno. Espero que no se olvide. Pocos casos como este sirven para poner de manifiesto la diferencia que existe entre un Gobierno de derecha y otro de izquierda. La diferencia entre el servilismo de José María Aznar y la valentía de Pedro Sánchez.
Estaba pendiente de seguir la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU de este pasado viernes en la que se iba a debatir la propuesta de un alto el fuego humanitario, presentada por Emiratos Árabes Unidos en nombre de los países árabes de la organización y copatrocinada por España, entre otro centenar de miembros. La convocatoria del Consejo se produjo a instancias del secretario general, António Guterres, que recurrió al artículo 99 de la Carta fundacional para intentar forzar un alto el fuego humanitario que alivie la catastrófica situación en la Franja.
Como suelo hacer casi siempre conecté con la CNN primero y la BBC después para seguir el debate, la votación y la explicación del voto por los representantes de los distintos Estados que intervinieron directamente en el debate, pero ninguno de los dos se dignó ocuparse de la reunión del Consejo, de tal manera que tuve que seguirla en Al Jazeera, que la retransmitió sin comentario de ningún tipo.