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El momento de las enmiendas

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El bloque de la investidura ya ha cumplido con la tarea que se había autoimpuesto de registrar en el Congreso de los Diputados una proposición de ley de amnistía. No la ha cumplido de manera conjunta, como lo tenía previsto, pero la ha cumplido. La proposición ha sido registrada por el grupo parlamentario socialista exclusivamente, pero con la garantía de que sería apoyada en su tramitación por todos los grupos parlamentarios de los demás partidos que habían investido a Pedro Sánchez presidente del Gobierno. Algunos grupos parlamentarios ya han solicitado a la Mesa que se tramite por el procedimiento de urgencia.

Una vez que ha hablado la mayoría parlamentaria, llega el turno de la minoría, a la que toca argumentar políticamente, por un lado, y jurídicamente, por otro, por qué la proposición de ley no debe ser aprobada. 

En lo que a la argumentación política se refiere, el margen de maniobra de la minoría es absoluto. Tanto, que podría incluso abstenerse de hacerla. La mayoría parlamentaria sí tiene que argumentar políticamente por qué la ley de amnistía es oportuna para resolver un determinado problema, que entiende que no puede resolverse de otra manera. La minoría no tiene por qué decir nada, aunque puede decir todo lo que le parezca oportuno. Y lo dirá, me imagino. 

En lo que a la argumentación jurídica se refiere, ocurre lo contrario. La mayoría parlamentaria, por el hecho de serlo y si se mantiene como tal mayoría durante toda la tramitación de la proposición y consigue aprobarla en el Pleno del Congreso por mayoría absoluta, no tiene que argumentar nada. Simplemente tiene que aprobar el texto de la proposición de ley, cuya “presunción de constitucionalidad” se da por supuesta. La mayoría parlamentaria no tiene por qué argumentar la constitucionalidad de la proposición de ley. Con su manifestación de voluntad es suficiente.

Es la minoría parlamentaria, por el contrario, la que tiene que argumentar con la finalidad de “destruir” la presunción de constitucionalidad de la manifestación de voluntad de la mayoría. La minoría tiene que identificar si es la ley en su totalidad la que es anticonstitucional porque la amnistía no cabe en la Constitución o si lo son determinados preceptos exclusivamente. En ambos casos tiene que argumentar en qué consiste la anticonstitucionalidad de la proposición de ley que se enmienda.

Esta es la fase más importante de la tramitación de la proposición de ley. En ella se va a debatir el contenido y alcance de la amnistía que la proposición regula hasta el más mínimo detalle. Aunque no es probable que las enmiendas sean aprobadas, no es indiferente en absoluto el debate que se va a producir en el Congreso de los Diputados, ya que no ha sido un tema debatido durante la campaña electoral. Los ciudadanos vamos a asistir, posiblemente, al debate de más calidad sobre la amnistía en toda nuestra historia constitucional.

No digo que esta amnistía sea la más importante de nuestra historia constitucional. Pero sí digo que el debate que se va a producir, se está produciendo ya, en torno a ella, acabará siendo cualitativamente el más relevante de nuestra historia.

Entre otros motivos, porque no es la primera amnistía en democracia, ya que también hubo amnistías en la Segunda República, pero sí es la primera amnistía que se va a ver sometida a un control de constitucionalidad por parte de un Tribunal Constitucional y en la que no se puede descartar que pueda acabar interviniendo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. 

Y también porque el debate se va a producir con una presencia de los medios de comunicación incomparable con la que ha tenido cualquier debate en el pasado. Tanto la mayoría como la minoría parlamentaria son conscientes del impacto que va a tener el debate en la opinión pública y lo que puede influir en futuros procesos electorales. En las elecciones gallegas, vascas y europeas de este año sin ir más lejos.

El momento de la elaboración de la proposición de ley de estas pasadas semanas ha sido de enorme interés. El que empieza ahora no lo va a ser menos.   

El bloque de la investidura ya ha cumplido con la tarea que se había autoimpuesto de registrar en el Congreso de los Diputados una proposición de ley de amnistía. No la ha cumplido de manera conjunta, como lo tenía previsto, pero la ha cumplido. La proposición ha sido registrada por el grupo parlamentario socialista exclusivamente, pero con la garantía de que sería apoyada en su tramitación por todos los grupos parlamentarios de los demás partidos que habían investido a Pedro Sánchez presidente del Gobierno. Algunos grupos parlamentarios ya han solicitado a la Mesa que se tramite por el procedimiento de urgencia.

Una vez que ha hablado la mayoría parlamentaria, llega el turno de la minoría, a la que toca argumentar políticamente, por un lado, y jurídicamente, por otro, por qué la proposición de ley no debe ser aprobada.