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La sumisión de Bezos a Trump: el hundimiento del imperio de la ley

29 de octubre de 2024 21:56 h

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El viernes de la pasada semana, cuando el editor del Washington Post (WP) anunció que el periódico renunciaba a avalar a ninguno de los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump tuvo una entrevista con los ejecutivos de Blue Origin, la compañía propiedad de Jeff Bezos, que es a su vez propietaria del WP.

No se trató de una mera coincidencia o de que Trump y Bezos fueran pillados haciendo algo que hubieran preferido mantener secreto. Todo lo contrario. No sé para Bezos, pero para Trump, el valor de esa coincidencia es que se hiciera pública. Porque con ello Trump hacía visible lo que viene postulando desde que decidió presentarse en 2016 a las elecciones y, especialmente, desde que consiguió ser elegido presidente de los Estados Unidos: su prevalencia sobre el imperio de la ley y el orden democrático.

De ahí que, la sumisión de Bezos mantenida en secreto tenía para Trump escaso valor. La publicidad de dicha sumisión era lo decisivo, ya que con ella se transmitía el mensaje a la sociedad en general y al mundo empresarial en particular de que las reglas del juego en la elección presidencial han cambiado.

Dicho cambio consiste en que avalar a Harris no tiene ningún impacto para ellos, ni positivo ni negativo, ya que el comportamiento de Harris en la presidencia va a ser igual tanto si gana como si pierde, como ha ocurrido hasta ahora en todas las elecciones presidenciales. La adhesión al imperio de la ley no ha estado nunca en cuestión en las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. 

Que esto ya no era así es lo que Trump tenía interés en hacer llegar al mundo empresarial. Avalar a Trump, de manera abierta o subrepticia, avalándolo directamente o absteniéndose de avalar a Harris, sí tendría, por el contrario, un impacto en la relación con el presidente electo. La conducta del presidente Donald Trump respecto de los grandes empresarios será muy distinta según haya sido la dirección del aval. 

Esto es lo que Trump tenía interés en que se hiciera público. De ahí que la noticia de la entrevista del candidato Trump con la dirección de Blue Origin se diera a conocer el mismo día en que Jeff Bezos hizo pública la decisión del Washington Post de no avalar a ninguno de los dos candidatos. “Un acto de cobardía en una institución famosa por su valentía”, en palabras de Martin Baron, anterior director del periódico.

Pero la importancia de que Bezos se haya rendido va mucho más allá todavía. Es un indicador de algo mucho más grave, ya que es una señal de que la erosión del imperio de ley ha llegado hasta tal punto que incluso una persona tan poderosa como Bezos no considera que estaría protegido por dicho imperio de la ley, si Trump vuelve a ser presidente. Esto es lo que Trump quería que se transmitiera urbi et orbi.  

Ha ocurrido lo mismo con otro magnate de la prensa como el propietario de Los Angeles Times.

No puede extrañar, en consecuencia, que uno de los indiscutibles historiadores de la Revolución Americana, Joseph J. Ellis, haya publicado en el New York Times de este pasado 27 de octubre, un artículo con el título “The Ideals of the Founders are on the Ballot”, que lo concluye con las siguientes palabras: “Si Trump es presidente, la celebración de su triunfo se convertirá en un discurso funerario, porque se estará rindiendo honor al cadáver de la República Americana”.

No se puede explicar mejor lo que está en juego el próximo 5 de noviembre.

El viernes de la pasada semana, cuando el editor del Washington Post (WP) anunció que el periódico renunciaba a avalar a ninguno de los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump tuvo una entrevista con los ejecutivos de Blue Origin, la compañía propiedad de Jeff Bezos, que es a su vez propietaria del WP.

No se trató de una mera coincidencia o de que Trump y Bezos fueran pillados haciendo algo que hubieran preferido mantener secreto. Todo lo contrario. No sé para Bezos, pero para Trump, el valor de esa coincidencia es que se hiciera pública. Porque con ello Trump hacía visible lo que viene postulando desde que decidió presentarse en 2016 a las elecciones y, especialmente, desde que consiguió ser elegido presidente de los Estados Unidos: su prevalencia sobre el imperio de la ley y el orden democrático.