Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
Ahora sí toca
La alegría del triunfo de Syriza en las elecciones griegas se vio rápidamente truncada al conocer la composición del gobierno, porque sin mujeres no hay democracia. La ausencia de mujeres en el ejecutivo traía a la memoria de las feministas la reiterada frase, escuchada en múltiples ocasiones, de que “¡ahora no toca!”.
El temor a que la nueva política -como se ha dado en llamar- olvidara el feminismo como eje organizativo y programático llevó a decenas de feministas a apoyar el último 8 de marzo en Catalunya un manifiesto por la integración del feminismo en los procesos políticos y a las participantes de Ahora Madrid Feminismos a exhibir una pancarta con el lema: “¡Ahora, sí toca!” en la última Marcha de la Dignidad.
Si asumimos que “ahora es el momento”, obviamente el feminismo “sí toca”. Toca porque es una práctica y una ideología central para la transformación del sistema. Empezando por asumir la lógica del cuidado de las personas, un principio que la economía y la sociología feministas llevan años defendiendo y que supone desplazar la lógica economicista de la búsqueda de beneficio, que imponen los mercados, por la de la sostenibilidad del medio ambiente y la vida de las personas.
Situar a las personas y el bienestar social de las mismas como prioridad también implica atender y respetar a las personas en todo momento. El proceso es tan importante como el resultado, ya que no se trata solo de ganar las elecciones, sino de transformar las condiciones sociales de vida de la mayoría de la población y para ello las elecciones son un instrumento más. Hay que intentar ganar las instituciones, pero hacerlo en determinadas condiciones de participación, democracia, igualdad y transparencia. En este sentido, la confluencia aparece en el espacio político como salida necesaria, pero no solo deben confluir las posiciones políticas de movimientos sociales, partidos políticos y la ciudadanía, sino también las personas de todo tipo. No se trata de obviar el modelo masculino hegemónico y construir dinámicas y propuestas sobre el mismo, sino de confluir horizontalmente multitud de personas desde el respeto a la diversidad (de género, etnia, nacionalidad, opción o identidad sexual y edad), donde mujeres, inmigrantes, diversxs funcionales, LGTB, jóvenes y mayores ni sean, ni se sientan tratadas, como “las otras”. Este espacio común, que queremos crear desde un comunitarismo surgido a partir de relaciones sociales personales y afectivas, implica la destrucción del patrón masculino dominante en los sentimientos, programas y prácticas de unidad.
Los procesos que se han producido en las elecciones municipales, donde las feministas han trabajado, conjuntamente con el resto, aportando propuestas generales y específicas, han demostrado la potencia del feminismo como política transformadora. Los programas se han pensado desde y para las personas, y es la idea de la sostenibilidad la que está sirviendo de eje programático de algunas de las alternativas municipalistas, como sucedió en el Programa de Ahora Madrid.
Tal vez ahora sea el momento de avanzar hacia la construcción de alternativas que -como la que se plantea desde Ahora en Común- reviertan también desde el plano institucional los procesos de precarización de la vida a los que estamos sometidos todos en general y las mujeres en particular. La implementación y la puesta en práctica de alternativas que apuesten por la generación de transformaciones sistémicas, gestionadas sobre la base de criterios reales de sostenibilidad, pueden ser el camino para hacer tambalear los hilos que sostienen el dominio del poder en el sistema capitalista heteropatriarcal y conseguir que tengamos una vida más vivible. Seamos inteligentes: los feminismos sí tocan, porque ahora es el momento.
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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.