El poeta polaco Adam Zagajewski ha sido galardonado hoy en Oviedo con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016, al que optaban treinta y ocho candidaturas procedentes de veintitrés nacionalidades, entre las que figuraban otros como Javier Marías y el francés Michel Houellebecq.
Zagajewski nació en Lwów, actual Ucrania, hace 71 años. Por aquel entonces ese territorio aún pertenecía a Ucrania, pero un año más tarde ya formaba parte de la URRS. En 1946, tanto él como su familia fueron expulsados de Ucrania a Polonia, dentro de las migraciones forzosas que, hacia el final de la II Guerra Mundial, llevó a cabo el gobierno de Stalin. Es por eso que Zagajewski, desde muy pequeño, se vio obligado a leer y escribir en polaco, un hecho que será determinante para su producción literaria.
Más tarde fue disidente del régimen comunista que prohibió su obra en Polonia y se exilió en 1982 durante dos décadas en Alemania, Francia y Estados Unidos. Es autor de poemarios como Ir a Lviv (1985), Tierra de fuego (1994) y Retorno (2003) y de ensayos como Solidaridad y soledad (1968) y En defensa del fervor (2002).
Zagajewski utiliza algunos temas como la noche, los sueños, la historia y el tiempo para vertebrar sus poemas y dotarles de sentido. También la preocupación por lo finito, lo infinito, la muerte y el silencio; como una exhalación que transporte al lector de nuevo al tiempo de la posguerra para recordar un pasado aún cercano. Por ejemplo, su poema Intenta alabar al mundo mutilado, se hizo famosos al aparecer publicado en el New Yorker después de los ataques del 11-S.
Candidato al Nobel desde 2007, el poeta galardonado, que se confiesa admirador de la obra de Antonio Machado, se convierte así en el primer autor en lengua polaca que obtiene el Premio Princesa de Asturias de las Letras en sus 37 ediciones.
Freno a la “avalancha” anglosajona
El Premio de las Letras, que el pasado año recayó en el estadounidense Richard Ford, está dotado con 50.000 euros y la reproducción de una escultura diseñada por Joan Miró y será entregado en octubre, al igual que los otros siete galardones de la Fundación Princesa de Asturias, durante una ceremonia presidida por los reyes de España.
A lo largo de la historia de estos premios, las Letras han premiado a una mayoría de anglosajones y a 31 hombres frente a cinco escritoras. La última, Margaret Atwood, autora de El cuento de la criada, en 2008.
Félix de Azúa, integrante por primera vez de un jurado renovado con la salida de miembros como Fernando Sánchez Dragó o Rosa Navarro, alegó ante la “avalancha” de premiados de EEUU y Reino Unido que “quizá habría que premiar a algún compatriota”. Aunque esta vez el premio no caiga dentro de la península, sí que que rompe la tendencia anglosajona que había imperado con Ford, Philip Roth y John Banville en los últimos cinco años.