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“Adiós Arturo”, excusa de La Cubana para reírse del muerto y de quien lo vela

EFE

Zaragoza —

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Arturo Cirera Mompou es un ilustre zaragozano poco convencional, hijo de un médico de familia catalán, quien tras una vida intensa deja escrito que, cuando muera, no quiere un funeral, sino una fiesta en su ciudad de origen, encargo que ha recogido la compañía La Cubana, que va organizar al finado una despedida especial en el Teatro Principal.

Cómo se desarrolla este disparatado “sarao” se podrá ver en Zaragoza entre el 9 y el 20 de enero, en catorce funciones que dejarán sobre el escenario la esencia de la compañía catalana: color, música, comedias, pelucas, risas y muchas sorpresas, en interactuación con el público.

El director de La Cubana, Jordi Milán, se ha adelantado a la presencia de su compañía en Zaragoza para presentar los detalles de la nueva obra, “Adiós Arturo”, que va “del teatro de la vida” porque se inspira, como todos los espectáculos que han hecho en sus cuarenta años de vida, en las conversaciones de la gente corriente en la calle, en los mercados, en el trabajo o en las reuniones familiares.

Por eso, si en el último montaje que giró por España La Cubana hablaba del “gran teatro de las bodas”, en este nuevo espectáculo se atreven a tocar un tema más triste, el de la muerte y los funerales, que Milán considera una farsa plagada de frases hechas.

La Cubana, ha explicado su director, ha encontrado la fórmula para distanciar al espectador de cualquier recuerdo personal relacionado con un asunto que de por si es triste y cuenta de una manera loca la parafernalia que se crea en torno a la defunción de un personaje muy conocido.

El funeral que se le organizará a Arturo Cirera, de 101 años, al más puro estilo cubanero, servirá para conocer las luces y sombras de este personaje y de su inseparable compañero Ernesto, un loro que ha convivido con él durante los últimos cuarenta años.

Milán ha insistido en que “Adiós Arturo” es en realidad “un canto a la vida”, un llamamiento a vivir en momento y el instante, un “carpe diem” inspirado en las conversaciones que se oyen en la calle para que los espectadores, al llegar, se den cuenta de que los miembros de La Cubana son los actores, pero ellos son los protagonistas y los guionistas de la obra.

Para hacer pensar, ha dicho Milán, “no es necesario hacer llorar ni ponerse dramático”, porque la risa puede hacer reflexionar mucho, y en ello está La Cubana, que hace, según su director, un teatro “destartalado pero auténtico”.

La obra se representará entre el 9 y el 20 de enero, con sesión doble los viernes 11 y 18 y los sábados 12 y 19, y las entradas se pondrán a la venta el próximo fin de semana.

Diez actores y actrices asumen el rol de 54 personajes en una comedia que puede parecer improvisada, aunque no es así, y que, como siempre en La Cubana, deja mucho espacio a la participación del público.