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El Alcázar de Sevilla, sede del quinto reino de “Juego de Tronos”

EFE

Sevilla —

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Desde el 6 de octubre, el Real Alcázar de Sevilla acoge a Dorne, uno de los siete reinos de “Juego de Tronos”, por tanto sus cientos de visitantes diarios serán reemplazados por actores, técnicos, guionistas o productores que, en su quinta temporada, rodarán en el palacio más antiguo del mundo en uso.

Ha llegado el momento. La serie más vista de la cadena americana HBO desembarca en tierras andaluzas y el Real Alcázar de Sevilla y la cercana localidad de Osuna se preparan para su transformación en Dorne, quinto reino de la popular saga, un mundo racial y caluroso aunque plagado de fuentes y agua.

El que fuera palacio de gobierno omeya del siglo X será desde el próximo 6 de octubre y hasta el 20 del mismo mes -a no ser que las lluvias retrasen las tareas- escenario de la serie y para ello, informaron a Efe fuentes del Alcázar, se cerrarán los Jardines en su totalidad, así como parte del Palacio de Don Pedro I y los Baños de Doña María de Padilla.

Los Jardines del Real Alcázar constituyen un compendio de la historia de la jardinería, antiguos huertos que dejaron paso a patios íntimos y silenciosos de delicada vegetación.

Con la llegada del Renacimiento sufrieron una importante modificación mediante la creación de nuevas fuentes y estanques, pabellones, portadas y galerías.

Desde el Jardín de las Damas, y bajo el llamado Patio del Crucero, se accede a los Baños de Doña María de Padilla donde una cripta, compuesta de diez tramos cubiertos por bóvedas de crucería, crea la sensación de estar ante una piscina infinita y profunda.

El palacio mudéjar de Pedro I, en cuyo origen pretendía servir como edificio privado del rey, alberga espacios tan conocidos como el patio de las Doncellas o el de las Muñecas.

Con su construcción, en el siglo XIV, surgen de nuevo antiguas concepciones mediterráneas en versión árabe, cuando al-Andalus ya estaba dominada por la Corona de Castilla.

Dorne es como un oasis, un reino caluroso, seco y rocoso. Aislados del continente por montañas y escarpados acantilados costeros, las 500 personas que fueron seleccionadas como posibles habitantes de este mundo, cobrarán 50 euros netos por día trabajado, tendrán que estar totalmente disponibles durante todo el rodaje y tendrán que asumir los gastos del traslado y la estancia en Sevilla, cuando tengan que grabar varias escenas en el Real Alcázar.

Las similitudes entre Dorne y la provincia hispalense son patentes para los habitantes de Osuna, a 85 kilómetros de la capital andaluza, que mantienen que toda la zona alta era un conglomerado de instituciones asentadas dentro de un recinto fortificado, que permitía una fácil defensa.

La Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción o la antigua Universidad de Osuna pueden ser, junto a la Plaza de toros de esta antigua ciudad íbera del siglo I a. C., emplazamientos idóneos para el rodaje de algunas escenas de la exitosa serie.

El Coto de las Canteras, ahora convertido en auditorio y que en su momento fue el lugar en el que se asentaron las primeras civilizaciones, también podría haber sido elegido para el rodaje por su parecido con el reino de Meereen.

Pero sus semejanzas trascienden a las características físicas del terreno. El ardiente sol de Dorne, las costumbres o el agua como elemento central de la vida hacen que Osuna se convierta en parada obligada durante el rodaje de la ficción estadounidense.

Su creador literario, George R.R. Martin, parece haberse inspirado en la comunidad andaluza en algunos de los marcos en los que narra las luchas entre diversas casas reales por hacerse con el poder de los Siete Reinos.

Un vasto continente en el que la sucesión de las estaciones del año es aleatoria y donde los inviernos, especialmente rigurosos, pueden durar años.

El sello andaluz podrá percibirse, así, durante la quinta temporada, que comenzará a emitirse en abril del 2015, y que espera dejar en la comunidad un impacto económico de 98 millones de euros y la creación de más de 4.000 puestos de trabajo temporales.

Lejos de solo ser un producto audiovisual, es un fenómeno sociológico que traspasa fronteras y en el que sus seguidores se implican hasta límites insospechados. Numerosos espacios en la red lo demuestran y la peregrinación de fans a los ambientes elegidos como escenarios lo ratifican.