Se veía venir: un conflicto laboral en un Centro de Arte Contemporáneo. Que haya estallado en la LABoral de Gijón (Asturias) no debería sorprender y tiene casi carácter simbólico, pero no se trata de una cuestión aislada. La situación laboral de los trabajadores de muchos de nuestros museos y en general de todo lo público relacionado con la Cultura se demuestra a veces cuestionable. En el caso de LABoral, mucho más que eso.
En Gijón, el conflicto tiene nombres, apellidos y todas las trazas de acabar en el juzgado. Tres trabajadores del centro, más en concreto Alfredo Aracil, responsable de Actividades; Sergio Redruello, coordinador de Audiovisuales y Diego Ugalde, de Comunicación, reciben a comienzos de enero la noticia de que van a dejar de cobrar porque su contrato finaliza con el año. Eso sí, tienen que seguir ocupando su puesto hasta que se aclare la situación. Estos profesionales llevan años trabajando como falsos autónomos, algunos hasta tres y medio. Es decir, son personas que acuden a un lugar de trabajo, fichan, firman, tienen encomendadas tareas concretas e incluso de cierta responsabilidad, pero son situadas al margen de cualquier convenio y han de pagarse su propia Ssguridad Social. Todo ello sobre la base de una larga secuencia de contratos temporales.
Tras comunicarles que ya no percibirán su salario, a estos tres trabajadores se les informa hace poco más de una semana de que nunca fueron personal laboral. Eso significa que no hace falta ni despedirlos. No es la primera vez que sucede algo así en una institución de este tipo. Lo diferencial y trascendente es que por primera vez se plantea en términos de conflicto laboral.
Y ocurre porque los tres despedidos no están solos. Los contratos de David Morán, Responsable Técnico; David Pello, coordinador de fabLAB Asturias y Luis Díaz, Responsable de Proyectos de fabLAB Asturias, también finalizan el 31 de marzo y como no se aclare su futuro inmediato seguirán las acciones de sus compañeros.
La situación ha despertado la solidaridad activa del resto de los trabajadores constituidos en Asamblea, cuya posición se ha expresado en este comunicado:
“Ante los recientes ceses de tres compañeros la asamblea de trabajadores y trabajadoras de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial, queremos expresar nuestro total desacuerdo con unas medidas que perjudican el normal desarrollo del programa de actividades del Centro de Arte, al tiempo que manifestamos nuestro total apoyo hacia ellos. [...]
Los ceses se producen en el marco de una política de contratación irregular, siendo práctica habitual cubrir puestos estructurales con trabajadores autónomos, como si de trabajadores laborales se tratase, llegando a desempeñar tareas de responsabilidad y representatividad. [...]
Asimismo, la asamblea de trabajadores y trabajadoras de LABoral queremos manifestar nuestra preocupación por la situación irregular y de desprotección del resto de compañeros autónomos que continúan desempeñando sus tareas en el Centro de Arte, y por la precariedad de las condiciones laborales existentes entre los trabajadores de la Fundación“.
Además, treinta artistas asturianos han emitido una declaración de urgencia apoyando al personal de LABoral y rechazando tanto estas prácticas como la “falta de compromiso institucional” con el Centro.
Se da la circunstancia de que LABoral esta sin Director Artístico (Director de Actividades en el organigrama) desde febrero del 2015, cuando fue despedido Oscar Abril. Dentro de LABoral queda como persona fuerte la Gerente, Lucía García, cuyo inmediato superior es el presidente del patronato y viceconsejero de Cultura Vicente Domínguez. De ambos se intuye que ha dependido el nuevo concurso para ocupar la vacante, un proceso que se ha hecho esperar tras una primera intentona fallida y que ha despertado todo tipo de suspicacias ante los rumores de que el candidato ya está decidido.
Más ejemplos: el Reina Sofía y el Macba
Esta realidad no es aislada. Muchos centros españoles de arte se encuentran en una situación semejante, agudizada en los años de crisis. Resulta imposible pintar al detalle todos los centros de España, así que tomemos como ejemplos a los dos principales: el Reina Sofia (Madrid) y el Macba (Barcelona).
En el número de verano-otoño de 2012 de 'Carta', la revista oficial del Reina Sofia, se leen las conclusiones de unos talleres sobre la Producción Cultural allí realizados y se identifica la precariedad laboral en el sector como el primer problema: “los problemas laborales, casi unánimemente compartidos, tienen que ver con la precariedad y la siempre creciente exigencia de flexibilidad. Se apunta a figuras laborales bien conocidas como los falsos autónomos o los falsos becarios. También a la inseguridad jurídica a través de contratos abusivos y que muchas veces son rotos sin mayor pretexto”.
¿Se toma en serio ese museo lo que él mismo diagnostica? Parece que solo a medias. Según publicaba el 9 de febrero la revista online catalana Directa, en el 2014 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictó sentencia a favor de una persona que había trabajado en el museo entre 2009 y 2012 en calidad de autónoma y que había decidido denunciar su situación. Según el TSJM la relación entre la demandante y el Museo no era de carácter administrativo sino que tenía todas las características de un vínculo laboral: carácter personal, retribución, cuenta ajena y dependencia.
De la misma manera y debido al escándalo que protagonizó el MACBA con motivo de la exposición 'La bestia y el soberano' -polémica que se saldó con la salida de su director-, nos enteramos de que tanto Paul B. Preciado, responsable de Programas Públicos, como Valentín Roma, Conservador Jefe, eran en realidad asesores externos a largo plazo.
Por su parte, Elena Vozmediano en su blog Y tú que lo veas incide en este tema, revela más casos irregulares en el Reina Sofia y expone otra táctica igual de imaginativa: la licitación de servicios. Es relativamente aceptado que se licite la seguridad, el mantenimiento o la limpieza, pero ¿y los puestos de responsables artísticos?
Hay varios ejemplos. Sin ir más lejos, el nonato Espacio Andaluz de Creación Contemporánea de Córdoba acudió a la licitación como método para nombrar a su primer director. El procedimiento fue un absoluto fracaso y el concurso finalmente quedó desierto.
Según Vozmediano, esta práctica no solo se extiende por el ámbito de lo contemporáneo, sino por instituciones culturales de todo tipo, incluida la Alhambra, por señalar un botón. El argumento de la crisis y la imposibilidad por ley de crear nuevos puestos de trabajo en cualquier nivel de la administración solo es válido a medias porque este tipo de prácticas vienen de antes. La pregunta ahora es si esta praxis de dudosa legalidad se ha vuelto sistémica.